...La luna
                   está sonriendo, no jures por la luna, la inconstante la bella
                                                         en cuyos giros cambias cada vez...

                                      ...Yo ejerzo la exaltada expresión de mis genes
                                       A quién quiero y admiro...  sea pájaro o sierpe  

                                                                                 María Ester Rinaldi

 
¿Existe otra forma de vivir? ¿Es posible ir en contra de nuestro sentir?
 
La vida es cambio permanente, una continuidad de momentos diversos. A veces reímos, a veces lloramos; a veces nos ilusionamos, otras nos desencantamos, o nos enfurecemos; a veces nos abruman los anhelos y otras nos contenta lo que tenemos; a veces nos abrimos a los cuatro vientos y otras nos sumimos en el silencio.
 
Lo más importante es no juzgar lo que sentimos. La sociedad y las religiones nos han lanzado encima tanta culpabilidad imponiéndonos una medida del bien y el mal y exigiéndonos cumplirla al pie de la letra. Eso no es realista. La naturaleza humana está compuesta por todo un abanico de emociones y ser auténtico es conectarse con lo que llevamos por dentro en un momento determinado en lugar de encubrirlo con máscaras de ideales. Por otra parte, no hay forma de evolucionar el espíritu si no vemos de frente a nuestros monstruos, sean del color que sean. Descender a los abismos del infierno parece ser, en este planeta, la vía de purificar y transmutar hacia un estado de ser superior, lo que necesariamente llega con el tiempo, y desafortunadamente, querámoslo o no, con el sufrimiento. Pero después de morir en el infierno renacemos de nuestras cenizas a una nueva vida como el Ave Fénix. El tiempo es el sabio que corona nuestro aprendizaje, y cada vez somos más fuertes para dejar de ser Luna y convertirnos en Sol.
 
Cuando las situaciones se presentan con dificultades, obstáculos y limitaciones desde todas partes y no parece haber salida ni solución alguna, sí hay una forma de resolverlo y es elevándose hacia arriba. Llega un momento en que nos damos cuenta que en lugar de enfrentarse, luchar y seguir sufriendo, podemos torear con un pase de pecho, hacernos a un lado y dejarlo pasar. Es posible practicar para ir soltando el enganche emocional que tenemos con una situación, restarle intensidad, elevarnos y salir por arriba, desentendernos de ella. Es un entrenamiento mental y emocional, pero entrenamiento al fin, como cualquier otro. La vida es la imagen que tenemos de ella, es lo que queremos que sea por la forma en que la percibimos. Hemos heredado cierta información de nuestros genes y nuestras experiencias y la venimos almacenando en nuestro chip interior desde el nacimiento. Pero así como nos programamos en una oportunidad igual nos podemos reprogramar en cualquier momento a voluntad para sentirnos bien, en paz, en armonía, con confianza. Es posible adquirir un nuevo sistema de creencias que nos dé el poder de sentir y pensar que la llave que abre las puertas de nuestra vida está en nuestras manos, y que somos totalmente capaces de crear y alcanzar nuestros sueños y nuestros más queridos deseos. Como dice el Dr. Puig, "lo que el corazón quiere ver, la mente se lo muestra". Somos co-creadores con el universo de nuestra realidad. 

El planeta está atravesando momentos cruciales de cambio y transmutación y se dirige hacia una nueva civilización humana. Todas las civilizaciones en la historia han tenido un comienzo, un esplendor y una caída. Nosotros estamos viviendo la caída de la nuestra. El mundo como lo conocemos hasta ahora va a cambiar y surgirá un nuevo mundo con una organización alternativa basada en valores más humanos y espirituales y que emprenderá el rescate de la ecología del planeta. Será una cultura de paz, de cooperación y de solidaridad que dará un esplendor maravilloso. Pero ahora pasamos por un proceso de limpieza tremendo. Fíjate lo que está ocurriendo: el desmoronamiento del sistema económico mundial, una merma sustancial en la calidad de vida de la sociedad; ciudades abarrotadas, vertiginosas, insalubres; una cultura decadente, corrupta y violenta; un capitalismo salvaje; no existe liderazgo político, institucional, legislativo ni empresarial que formule una perspectiva edificante; impera la arbitrariedad y el abuso de poder, el autoritarismo, las dictaduras democráticas, el fanatismo religioso y el terrorismo; las guerras, la inseguridad, las drogas, las enfermedades; los desmanes de la naturaleza, terremotos, tsunamis, inundaciones; la destrucción de la ecología y los ecosistemas, la amenaza del clima y el cambio de temperatura en el planeta por el efecto invernadero es ya una realidad, la polución de las aguas, del aire, la sequedad de las tierras, la tala de bosques, la extinción de los animales...
 
Son tiempos en los que sólo se puede sobrevivir elevándose por encima y agradecer mucho todo lo que uno tiene. A cuántas personas les toca vivir circunstancias tan desafortunadas, dramas terribles donde pierden todo lo que han construido en una vida o mueren. Este es un momento para vivirlo con los ojos abiertos y la respiración serena, para admirar la belleza natural a nuestro alrededor, para maravillarse con los detalles cotidianos tan convenientes e inesperados; para agradecer la vida, nuestras familias, nuestros amigos; el amor, la salud y el bienestar que tenemos; vivir en una casa linda, con árboles y jardín, con buenos alimentos en la mesa y una rica cobija para cubrirse hasta las orejitas, ¡Dios!, ¡agua caliente! Sí, estos son tiempos para valorar las facilidades y las oportunidades que tenemos a nuestra disposición con sólo quererlo, porque, como tú dices, mi querida Marité, princesa alada, después de todo, ¡la vida es hermosa!  
 
Obra: El poeta y la musa, Auguste Rodin