Candida, tu sonrisa de buenos tiempos;
Envuelve mis ojos desmesurados de hambre.
Con mi alma crispada cual plan fallido;
Vestida de soledad y sueños distantes.
 
Tu aliento de brisa campesina viene
Y juega con mi paladar que respira seco.
Que triste es el día si tu amor se ausenta.
Que triste esta noche si tu sol no tengo.
 
Hipnotizante tu aroma de azahar divino;
Almizcles dorado que con ganas aspiro.
Huella etérea que a  mi corazón es canto;
Trasnochantes ansias que me trajo el vino.
 
¡Soledad: abrazadme el infinito universo
Que, en mi ancho pecho aguarda, cantad!
Tu espuria compañía es mi único sustento;
En este sepulcro... ¡Ya Gusanos, descansad!