Interpretacin de los sueos...Traicin
Publicado en Apr 10, 2011
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En una  de las esquinas donde paso cada día, siempre me encuentro a una señora de mi edad, quien parece mucho mayor que yo, quizás porque durante su existencia no ha tenido las mismas oportunidades y su vida ha sido menos afortunada que la mía. Ella siempre me ofrece  bolsitas de mentas a un Sol cada una. Nunca le había comprado ninguna hasta que le pregunté por quién iba a votar este fin de semana a la Presidencia de la República. Como yo soy mexicano, le dije que no podía votar en el Perú. Por otro lado, cuando he estado en mi país siempre he emitido mi voto en blanco con el fin de marcar mi posición en contra de candidatos que tienen un pasado tenebroso por la colosal codicia que los mueve en el desvío de recursos públicos fuera de los programas sociales, el cual beneficia a toda la industria de la política que genera cada sexenio nuevos millonarios inmobiliarios, hacendados o empresarios, mientras las esquinas se llenan de nuevos vendedores ambulantes, que se resisten a entrar a la delincuencia y prefieren ganarse la vida de forma honesta como ¨la vendedora de chicles¨ a quien le sugerí que escuché por la televisión o lea en los periódicos los programas de gobierno de cada candidato. Terminando de comentar mi estupenda propuesta, recibí una respuesta que nunca me esperaba: Ella  me dijo que en ese momento estaba ahorrando todo el dinero que reunía con la venta de dulces para curar a su marido. Él requería una operación de próstata, la cual costaba dos mil soles; dinero, exigido por un hospital público. En consecuencia no podía comprarse un periódico, ni pagar la luz para ver la televisión. Luego de esto me ofreció algunas bolsitas de mentas. Yo llevaba en mi cartera cincuenta soles, así que haciendo cálculos para no quedarme sin pasaje, le pude comprar solamente el resto de su mercancía que le quedaba. Finalmente, yo le di mi opinión acerca de cada una de los candidatos con el fin de que ella eligiera ¨el menos peor de ellos¨. Me agradeció la compra  y con respecto a la política me dijo simplemente que iba a votar para que no la multen pues todavía a ella no le han cumplido las promesas los diferentes presidentes.
     Regresando a casa prendí la televisión para enterarme de las propuestas de los candidatos a la presidencia, pero antes de esto escuché decir que dos extranjeros habían sido asaltados, luego de subirse a un taxi, cuyo chofer se encontró en el camino con dos de sus compinches, quienes balacearon a la mujer por rehusarse a tener sexo oral con ellos. Apagué la televisión para no seguir escuchando las noticias terribles que acontecen cada día. Como ya empieza el otoño, me tape de pie a cabeza con mi sabana gruesa de algodón. Ya calientito, el cansancio me venció. En mi sueño me vi frente a un policía, a quien no le vi la cara, solo el uniforme. Sus zapatos estaban sobre el escritorio y de sus labios invisibles  sólo salía un palillo rojo de plástico. Yo había ido a denunciar una amenaza contra mí. Por eso necesitaba la protección de ellos. Como el policía era invisible, escuché solo palabras que me decían que no podían resguardarme hasta que yo fuera agredido. Regresando a casa me encuentro con una persona desconocida, también invisible, que me amenaza con un cuchillo. Trato de defenderme, pero como la silueta es inmaterial nunca recibe mis golpes.  A pesar de mis fintas de boxeador, soy alcanzado en uno de mis brazos por su arma blanca, que me hace retroceder, tropezándome con un sillón rojo. El fantasma se sienta sobre mí. Tampoco le logro ver su cara, sólo siento entre mis genitales su pene erecto y el cuchillo acercándose a mi vientre que empieza a ser perforado lentamente por el canto filoso. Todavía no siento dolor, pero la alfombra blanca se empieza a teñir de rojo. Mi vientre se  contrae. La daga no hiere ningún órgano. En cada contracción una voz me dice: esto es, porque no se fortalece la educación, por el dinero público que está en Suiza, porque no quiero caridad, sino trabajar, porque estoy viejo y no tengo para curarme, por las muertes de las defensoras de los derechos humanos sin encontrar ningún culpable, y así mientras más yo contraía mi vientre, empecé a leer entre las líneas que dibujan el contorno de la asesina mano transparente  las promesas no cumplidas como: trabajo seguro y buen salario, la disminución de los impuestos para lo que menos tienen, disminución de los precios en los servicios básicos, anulación del fuero político. Pero, antes de que esa puñalada traicionera alcanzara mi muerte, me desperté sobresaltado con un dolor terrible en el estómago y fui de inmediato al baño a soltar ¨lo podrido¨ que me estaba provocando esos retorcijones. Ahí sentado seguí pensando en los supuestos representantes populares, a quienes le importamos ¨un comino¨ si, una persona, un universitario, son violados, asaltados o no encuentran trabajo por su precaria educación. Al otro día, ya sin dolores, me fui a investigar en Internet la interpretación de los sueños. Ahí encontré que morir apuñalado mientras se sueña, significa ¨traición¨.
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Foto del autor Carlos Campos Serna
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Descripción

Promesas no cumplidas

Palabras Clave: vendedora pualada traicin interprestacin sueo.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Carlos Campos Serna

Derechos de Autor: Carlos Campos Serna


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