QUINCUAGESIMOTERCER YO
Publicado en Jun 28, 2009
QUINCUAGESIMOTERCER YO
Vivo prisionero en una isla de costas acantiladas, donde no atracan los barcos porque no existe ni un puerto. Está unida al continente por un istmo intransitable, debido a las erupciones de numerosos volcanes. Los aviones que despegan con dirección a ella, son atacados a diario por gigantescos pájaros, y cada humano supera los treinta metros de altura en su caballo de nubes. La autocracia gobernante desde el siglo XVII es igual o más podrida que todas las anteriores, con guerras, golpes de Estado y masacres. El soberano lo niega de manera intransigente diciendo que los ingleses somos simples sabandijas que vivimos copulando sobre el lomo de la Tierra. Dice también ese rey que la imprenta fue creada compitiendo con los chinos, aunque esto no puede ser porque su majestad es un hombre analfabeto y apenas tiene dos libros, que ya fueron revisados por el sabio Gulliver. La consorte del monarca se apegó tanto al enano que lo volvió su mascota, llevándolo a recorrer muchas partes del país. Numerosas cortesanas que retozaban con él, se presentaban desnudas sin el menor disimulo. Pero el bello visitante fue rescatado en el mar cuando un ave de rapiña lo abandonó por cansancio en una caja que había sustraído de la costa mientras la reina viajera descansaba sin el reo. Fue trasladado a Inglaterra por el oportuno barco, y allí narró su aventura, que nadie quiso creerle por mucho que lo intentó. En cambio yo sigo aquí, sin esperanza ninguna de obtener la libertad, que sí consiguió el enano por un golpe de fortuna que no se acordó de mí.
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