TRIGESIMOCUARTO YO
Publicado en Jun 26, 2009
TRIGESIMOCUARTO YO
Hermana de Apolo el sanador, cuando aparecí en el mundo exigí los aperos y las armas propias de Diana Cazadora. Después de juveniles aventuras, con mi arco y mis flechas partí hacia lugares solitarios, a fin de custodiar los campos de mi querida Arcadia. Veinte ninfas escoltan la jauría que destierra a los intrusos cuando buscan mi doncellez o la de mis fieles servidoras. Calisto sufrió las consecuencias de mis certeros flechazos, hasta quedar ya sin vida. Y Acteón, que en malhadada hora quiso mirar mi belleza cuando me estaba bañando, fue objeto de mi venganza por medio de sus mastines, no sin antes transformarlo en un desvalido ciervo. Beneficio a los granjeros dándoles buenas cosechas cuando aceptan mis poderes, y atormento despiadada a los que infringen mis leyes. Quiso Eneo, prepotente, desconocer sus deberes, haciendo que le azuzara aquel feroz jabalí que destruyó sus sembrados y exterminó a su familia. Por el mismo desacato castigué al rey argonauta con invasión de serpientes sobre su lecho nupcial. Al encontrarse conmigo, si estoy tensando mi arco para abatir algún ciervo, deben desviar la mirada por el temor de mi furia, ya que mi gracia es el alma de aquellas lindas mujeres que el hombre, tozudo y torpe, persigue por siempre en vano.
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