Mire al horizonte, sentí tu ausencia,
pregunté por ti, ya  habías partido,
te fuiste una noche serena
dejaste mi alma llorando,
cual frágil gorrión en su nido;
partiste en pedazos mi alma,
lloré sin sociego esa noche,
senti tu lejana distancia.
 
Me vio una alondra gimiendo;
le dije que me habías dejado,
se fue a buscarte  sin rumbo;
volvió esa ave cansada,
no trajo esperanza ninguna,
comprendí que te había perdido;
doblé mi cabeza esa noche,
pensé tantas cosas prohibidas.
 
Tiré tus recuerdos al aire;
juré nunca más saludarte;
logré cumplir mi juramento,
no pude jamás olvidarte;
volví a buscar tu mirada,
tocaste a mi puerta una tarde,
me diste un beso en la frente,
miré tu silueta sin freno,
me envolví otra vez en amores.