VIGESIMOPRIMER YO
 
Habito las laderas y los páramos
de las tierras escocesas
y otros lugares del mundo,
donde incursiono sin vivienda fija.
 
Las madres esconden a sus hijos
al saber de mi presencia,
y los hombres más valientes
evitan salir cuando me sienten cerca.
 
Por eso escaseo de alimento
y cambio de lugar todos los días.
 
Soy asquerosa, se supone,
diferente a las demás ancianas,
por mi piel azulosa, poco fina,
y mi ojo penetrante y único.
 
Devoro mis presas,
unas veces crudas y otras cocinadas.
 
Me dicen Annis la negra,
y me agrada sentarme solitaria
sobre un montón de esqueletos,
muy cerca de las cuevas.
 
Si alguno quiere atraparme
encuentra sólo los huesos
que han sobrado de mi dieta,
casi siempre de cordero
cuando no hay presas humanas
que me llenen la barriga,
más grande que una caneca.