Santa Negritud
Publicado en Jun 25, 2009
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Santa Negritud
Mi papá-abuela, una mujer de piel  obscura, con raíces de Kuntas y Bintas, tenía virtudes de curandera, heredadas por sus antepasados africanos. Cuando mis hermanos y yo caíamos enfermos ella nos curaba con medicina tradicional y herbolaria, ¨ medicina alternativa ¨ en estos tiempos de progreso y contaminación. En ocasiones, los recién nacidos tenían fiebre y los médicos no encontraban las causas de esa temperatura. Ella diagnosticaba que la criatura tenía el ¨ mal de ojo ¨: Fenómeno provocado por adultos que no tocan a los niños, por los cuales se tiene cierta atracción. La curación consistía, en pasar  por algunos minutos, un huevo, albaca mezclada con agua de colonia en el cuerpo del niño enfermo, enseguida de romperse el huevo, aparecía en la yema una bolita negra parecida a un ojo. Como  por arte de magia, después de cinco horas de haberse hecho esta operación, la fiebre desaparecía. Desde entonces cuando veo a un recién nacido y siento cierta atracción por él, tengo que tocarlo para evitar que se enferme con mis vibraciones de envidia por su belleza.
Muchas veces me espanto el sueño con sus historias de seres sobrenaturales.  Nos hablaba de la llorona, el chaneque o la diabla. En las pesadillas yo me extinguía en pedazos, atrapado en un abismo rojo sin fondo donde me esperaba Satanás con sus grandes alas para atraparme en su lecho, de inmediato era despertado por mamá con movimientos bruscos protectores, la cual se daba cuenta de mi sufrimiento por lo gritos de pánico escuchados por toda la casa. Mi papá le prohibía a mi abuela contarnos dichos cuentos, pero ella a pedido nuestro, volvía a narrarlos con la complicidad de una esquina en penumbras, cuando la grandeza del sol había desaparecido atrás de la inmensidad del Océano Pacifico.
En cuestiones de amor tenía dos técnicas de conseguirlo y olvidarlo: Para atraerlo, tenía un polvo a base de orejas de un burro negro, las cuales anteriormente eran tostadas y pulverizadas. La ceniza debería agregarse a la comida del hombre o mujer deseada para obtener su amor.
Para dejar de lado "la herida del amor" explicaba que se debería escuchar en exceso música tropical; ritmo alegre que hace levantar el ánimo perdido,  decía también al herido que debía dormir con todas las mujeres u hombres posibles; según el caso, hasta sentir la herida cerrada. Ella expresaba que esta lesión no deja cicatriz en el corazón, sencillamente se olvida. Tampoco se espantaba con ¨ los casos raros ¨, es decir, cuando un hombre quería olvidar a otra persona de su mismo sexo.
En aquellos tiempos no se hablaba abiertamente sobre cosas sexuales, pero su receta resultaba exitosa. También comentaba que una nación tiene su futuro en los niños y por ese motivo las mujeres son el pilar de ésta, por lo tanto, sólo ellas pueden ser madres. Mostrando su blanca dentadura decía que las mujeres controlan a los hombres sin que ellos lo sepan. Se separó de su hombre con tres niños a cuestas. Creo que sin saberlo, ella fue la primera y hasta la fecha, la única feminista de su pueblo en los años cincuenta.
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Foto del autor Carlos Campos Serna
Textos Publicados: 361
Miembro desde: Apr 11, 2009
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Descripción

Historia de mi abuela con raíz africana pero nacida en México.

Palabras Clave: Negritud Bintas Kuntas magia blanca nietos abuela

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales


Creditos: Carlos Campos Serna

Derechos de Autor: Carlos Campos Serna


Comentarios (1)add comment
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Diego Lujn Sartori

Carlos muy buen relato. Resalta las virtudes de una persona extraordinaria y recobra vivencias populares.

Estaremos en contacto. Todos mis cuentos, tienen tonos costumbristas. Te recomiendo: un chancho, un perro y la muerte.

Gracias. Diego
Responder
July 19, 2009
 

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