Condénate al olvido hacedora de sangres
¿acaso jamás colmas tu hambre de difuntos?
Tus siglos de horror son nuestros siglos y los de nuestros nombres
amarga conquista de cerebros ciegos de avaricia y rabia
Ya no sé si germinaste con el hombre o en el hombre
tremendo tu rastro de putrefactos miembros, mancillas la estirpe
hasta extirparla
desde Lagash y Umma hasta Mingora
a estoques de Claudio, picas de Almanzor, postas de moros,
obuses de cristianos
de océano de rojo nuestra Historia tiñes, de negro duelo las historias todas
Cóndenate y resta para siempre velos de viuda, preguntas de huérfano, asfixias
de madre
que ni los territorios ni los oros ni las tribus sean más
blancos de fobia y de codicia
ni las religiones plegarias de pavesa
ni los dictadores asesinos de hermanos
por si es posible eludir el día en el que el fin de tus víctimas
no sea sino el despojo de este orbe
pues tanto es el hastío que provoca tu perseverancia
que vomito en los vómitos de tus digestiones
y suelo rezar dormido maldiciones, sufrir el dolor de cada vientre reventado, morirme en cada muerto,
sentir eterno frío
despertar oliendo a tierra
devastada
Desaparece, ríndete, expía tus culpas, condénate al olvido para siempre
es suficiente ya
por qué seguir presente, amenazante, vil,
apocalíptica...
concédenos la tregua de encontrarnos,la remota posibilidad de entendernos
sin ti
el bonito sueño de poder aniquilarte tantos siglos
después del ominoso lastre de haberte
fecundado