Qué putas te has de acordar de mí con el plantón de seguidores
que se enraizaron en tu ir y venir de cada día
creyéndose triunfadores, porque a ellos no les importa la poesía -y menos si es puta, puta poesía-
y tienen la oportunidad sin necesidad de aquello en tener contigo una cita.
Qué putas me has de suspirar con tanta bucólica danza que acontece el estornudo aquel
por los racimos y racimos de las flores traídas
-hechas, ávidas y por a ver-gel-
por aquellos tontos que no saben que tu odias ese cortejo cruel de sucia monotonía.
Qué putas has de pensar en el decrepito recuerdo
cuando en el presente se extiende la última tendencia
de pseudo poetas farsantes con apellido de abolengo
con faltas de hortografya que en vez de sollozar te causaran melancolía, de esa, que interviene y traba el recordar.
Qué putas querrás oír el canto de un Goliardo cualquiera
cuando en puerta existen los diceres dichos por todos
que abundan allá afuera, y andan por doquier
con el auto equipado y esa misma táctica que tanto odio
-Hola...a que te dedicas?
que música escuchas? a mi no me gusta la poesía, así que no tendrás problemas en saber si lo que escribo
es por ti o solo otro más, otra letra sin frescura que digo son recientes como si no te dieras cuenta de su tez otoñal, de sus yagas arcaicas...vamos a este lugar...yo conozco al dueño de...ya viste mi auto?-y boom! suelta su sonrisita de galán-
Quién putas soy yo para arder en celos
ahogarme en miradas turbias sin eslabones
si cada que te siento escribir no puedo
y no deseo solo actuar como ellos, con simples versitos que se susurran en los balcones.
Dime, quién putas soy
si estoy tan lejos de ti como para que me den por muerto, como para que me sientas morir
el único suspiro sería el emisario funesto por ningún rumbo donde voy
o el lúgubre y simple epitafio escueto que afirme que ni mi nombre es real...
no soy nada más que ese cosquilleo que te nace cuando no sabes a que horas son
el apodo olvidado en el pantalón de hace días
el tacto sombrío que se quedo en el saludo al Romeo del fin de semana pasado
la calidez de quien te acompañó en alguna noche fría
y la sonrisa al transeúnte atrasado, que te pregunto alguna dirección, el que cuando se acerco te hizo remangar la blusa para darle la hora, y te dijo: -cásate con migo-y tu aceptaste porque no traes reloj
y este olor...este libro viejo
que tanto se desangra
al no creerse tatuado en tu piel tan lejana
y es la interminable cuestión de rezar los miedos al aire
¿Será que solo se trata de un fantasma que detiene la conjugación
por eso...nada, ninguna palabra hace alarde?
¿o solo son meados tardíos que especulan que alguien te cita
al principio y final de esta botella que vuelve a mi esperanza
letras marchitas?