el patriota de mayo
Publicado en Oct 17, 2010
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La muerte es un sueño eterno decía don Bernardo de Monteagudo. Y seguramente, el patriota de mayo que tenia fama de picaflor, tomaba su copa de tino y se recostaba a dormir la siesta sobre los pechos voluptuosos de una limeña, o de alguna dama de la alta sociedad porteña que le acariciaba sus huevos y le decía:
-ay bernardo, descansa, que ideas tan raras tienes.
Y bernardo, que no era un mudito como el asistente del zorro, sino un lenguaraz le escupía al oído palabras obscenas dignas de ser llevada al secreto en lecho del sueño eterno de la muerte, donde la damisela tímidamente hurga con sus finos deditos las delicias de la masturbación post mortem.
Y don bernardo, bosteza y una dulce proclama jacobina sale como queja de sus excesos.
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Descripción

La muerte es un sueño eterno decía don Bernardo de Monteagudo. Y seguramente, el patriota de mayo que tenia fama de picaflor, tomaba su copa de tino y se recostaba a dormir la siesta sobre los pechos voluptuosos de una limeña, o de alguna dama de la alta sociedad porteña que le acariciaba sus huevos y le decía: -ay bernardo, descansa, que ideas tan raras tienes. Y bernardo, que no era un mudito como el asistente del zorro, sino un lenguaraz le escupía al oído palabras obscenas dignas de ser llevada al secreto en lecho del sueño eterno de la muerte, donde la damisela tímidamente hurga con sus finos deditos las delicias de la masturbación post mortem. Y don bernardo, bosteza y una dulce proclama jacobina sale como queja de sus excesos.

Palabras Clave: La muerte es un sueño eterno decía don Bernardo de Monteagudo. Y seguramente el patriota de mayo que tenia fama de picaflor tomaba su copa de tino y se recostaba a dormir la siesta sobre los pechos voluptuosos de una limeña o de alguna dama de la alta sociedad porteña que le acariciaba sus huevos y le decía: -ay bernardo descansa que ideas tan raras tienes. Y bernardo que no era un mudito como el asistente del zorro sino un lenguaraz le escupía al oído palabras obscenas dignas de ser llevada al secreto en lecho del sueño eterno de la muerte donde la damisela tímidamente hurga con sus finos deditos las delicias de la masturbación post mortem. Y don bernardo bosteza y una dulce proclama jacobina sale como queja de sus excesos.

Categoría: Poesía

Subcategoría: Poesía General



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