Traccin a sangre
Publicado en Jun 14, 2009
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Hasta después de la década del cuarenta,difícilmente había agricultores en la zona que no tiraran sus herramientas de trabajo con bueyes o caballos.Nosotros como la mayoría de los vecinos, utilizábamos los caballos solamente para montar o atarlos al carrito tipo volanta, con o sin toldo, con capacidad para siete personas.Otro vehículo indispensable, cómodo para todo andar, resultaba el sulky, con capacidad para tres personas sentadas. Tenía dos ruedas de madera y llantas de hierro, con dos barras de madera hacia adelante en medio de los cuales con arcos especiales se colocaba el yeguarizo que el conductor guiaba a través de dos riendas de suela de cuero desde el asiento cubierto con un almohadón hecho de plumas o de lana..
Otros tenían la jardinera, similar al sulky, pero con un cajón mediano de madera, especial para llevar mercaderías de todo tipo, "provistas " como se las llamaba. Comunmente se decía "voy hasta el pueblo a hacer la provista" , o sea traer lo necesario para la semana. Vehículo muy útil para ésto era el carrito, con caja más grande que la jardinera, tirado por dos caballos, pero en vez de barras tenía una lanza de madera , a la par de la cual tiraban los dos caballos, cinchando con tiros de cadena. Su capacidad de carga era hasta de quinientos kilos.
Nosotros , como la mayoría de los vecinos , utilizábamos al buey para cinchar nuestras herramientas de labranza. Otros lo hacían con caballos, especialmente los que provenían de la zona de Romang, descendientes de suizos. En Las Palmas eran tres: Don Juan y Federico Gerber y don Emilio Frick.
El total de vacunos que poseíamos eran unas diez a quince vacas, para lecheras y crías ,un toro y unos cuarenta novillos y bueyes..A éstos se los ponía a trabajar cumplidos los tres o cuatro años. Acostumbrarlos a trabajar a la par de los otros, requería mucha habilidad y paciencia.
Los nacidos en la chacra eran mansos y a los pocos días se adaptaban, pero los que se compraban en la zona de islas daban mucho trabajo para amansarlos. Además eran de peligro . A pesar de ello, se los prefería porque resultaban los más trabajadores y resistentes.
A los ocho años amansé mi primer novillo, lo bauticé con el nombre de "Dulce". A todos los bueyes y vacas les dábamos nombres. Ya de ternero se le elegía uno, casi siempre tomando el de los más viejos, cuando éstos se vendían a la carnicería: Clavel, Tordo, Bandera, Paloma,Noble, Pájaro, Arpa, etc. , a las vacas: Pina, Vela, Rosa, Negra, Pingüina, etc.; lo mismo ocurría con los caballos y la yeguas. A los pocos días era asombroso cómo entendían su nombre; bueyes ya más viejos con solo nombrarlos, se apareaban a su compañero para que se le colocara el yugo. La vida útil de un buey podía ser de hasta quince años, ésto era muy dispar a consecuencia del trato, enfermedades, accidentes.
El sistema de uncir los bueyes a las distintas herramientas era por yuntas, el de vuelta a la derecha y el de oreja a la izquierda; el primero se lo enlazaba con un sobeo de dos tientos, hecho a mano con cuero vacuno , ésto resultaba fácil porque todo sobeo tenía en uno de sus extremos una argolla de hierro; a más de un metro a la par, según el largo del yugo, se ataba el otro buey, haciéndole con el sobeo una vuelta por cada guampa y un bozal por la oreja izquierda que era la que soportaba todo el manejo que quería dársele. El yugo de madera dura labrada especialmente con una curvatura para que se acomodara en el cogote del buey, con dos agujeros cada uno, donde se introducía una cangalla de hierro por la parte de abajo, la que tenía en una de sus puntas varios agujeros, según el grosor del cogote del buey, en el medio del yugo tenía una pequeña cavidad donde se ataba la cadena por medio de una vuelta sujetada por un gancho, la que en definitiva tiraba de la herramienta.
Para que los bueyes rindieran al máximo en el trabajo, debían estar bien alimentados y sanos. Para éso disponíamos permanentemente de unas veinte hectáreas , rotando las que se sembraban cada dos o tres años, destinadas a pastoreo.
El cuidado de los bueyes era trabajo para chicos. Fui boyero desde los cinco años. Por último ese trabajo me desagradaba , pues requería paciencia y mucha constancia, porque siempre a la vera del rastrojo, seguro que había algún otro sembradío que cuidar. Entonces la guardia o vigilancia del boyero tenía que ser casi permanente.
"Aunque niño  , era padre por ese rato".
¡Cuántos recuerdos!
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Foto del autor Arn Reniero
Textos Publicados: 4
Miembro desde: Jun 11, 2009
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Descripción

Recuerdos de la via campestre narrados por quin los vivi y quiere que us nietos lo sepan.

Palabras Clave: campo trabajo carritos sulky bueyes.

Categoría: Material Educativo

Subcategoría: Apuntes



Comentarios (2)add comment
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Verano Brisas

Tranquilo, Arón, que nada se va a perder. Tu testimonio está bien narrado, y los testimonios son importantes para la historia de los pueblos. Tu esfuerzo es encomiable y digno de respeto. Cronistas es lo que necesita el mundo para que quede constancia, no sólo de lo bueno, sino también de lo triste y doloroso. Cordialmente, Verano.
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June 15, 2009
 

Arn Reniero

Deseo que estas historias vividas por mí y que hacen a las costumbres argentinas , no se pierdan, por ello mi esfuerzo para difundirlas.
Responder
June 15, 2009
 

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