IMPLORANDO A FORSETI

Hijo de Balder, que eres entre todos
el más gentil del panteón escandinavo,
que ganaste en Asgard el primer escaño
en la Sala de los Consejos
al nombrarte encarnación de Rectitud
y Justicia, en aquella mansión
cuyo techo plateado y mil pilares de oro
lucía tan brillante y majestuosa
que podía divisarse a gran distancia.
 
Legisla para nosotros los mortales
apartados de guetos y cofradías,
para que podamos recibir tranquilos
el fruto merecido de nuestro trabajo,
fuera de retenciones e impuestos
que son el escamoteo de aquellos
cuya impudicia y trapacería
arrebatan, sin la menor vergüenza,
nuestro menguado alimento cotidiano.
 
Protégenos con tu elocuencia
de tanto hampón incrustado
en las altas esferas del poder.
 
Te pedimos, oh ecuánime Forseti,
que obligues a repartir mejor
la riqueza en este planeta hermoso,
orgullo y solaz de la Vía Láctea,
por el acato irrestricto de tus fallos.
 
De lo contrario, cómo esperar la paz
en nombre de la cual nos asesinan,
y el tiempo para darte culto,
oh mentor de las bondades nórdicas.
 
Tú que castigas con muerte ignominiosa
a traidores y perjuros, que presides
las asambleas de los dioses,
enjuicia estos vampiros del erario público,
hampones de sotana y uniforme,
mercachifles de la ignorancia colectiva
expresada en valores inventados
frente al más allá,
cuando nos falta pan, techo y vestido
en el más acá.
 
Apoya sin retardo a los que sufren
en los tristes rincones de la Tierra,
por la legitimidad que representas
y demuestras en todas tus acciones,
ahora y siempre, por siempre
y para siempre en la eternidad.