Hay una apremiante necesidad para Estados Unidos de dar una nueva mirada, más detenida, a su relación con Puerto Rico. Los elementos de una nueva política se discuten contra el telón de fondo de cómo Puerto Rico ha llegado a su actual predicamento, de cómo ha llegado a ser, para su descrédito y el de Estados Unidos, la colonia más antigua del mundo moderno...
 
 ...Bendigo a todos los capitalistas
y a todos los acaudalados!
De esta pobre isla enferma…
 
Ellos me han prestado
su crédito y sus “chavos”
y así me han comprado
la conciencia…
Y sigo siendo su esclavo…
Y yo, con mis ojos cerrados
no veo como se hunde mi barco…
 
¡Bendigo a todos los políticos
al ejecutivo y al senado!
 
De esta pobre isla y a sus esclavos…
 
Ellos tienen todo el control
y  al imperio americano
mi suelo
se lo han regalado…
Y yo, les sigo
dando mi voto
para que ellos se jarten
con el dinero robado…
 
 
¡Bendigo a los fabricantes
de armamentos
y a todas las bases militares
que tenemos
en este suelo borincano!
 
En nuestra isla pobre y  de dóciles esclavos…
 
Ellos envían  nuestros hombres
a la guerra
y luego,
cuando nos los devuelven
los llenan de pastillas
en un hospital siquiátrico…
Y yo, tan pendejo y tan cabrón
para ellos le trabajo…
 
¡Bendigo a todas las Industrias
Farmacéuticas
que están estacionadas
por toda
mi pobre isla del encanto!
 
Ellas elaboran las pastillas
que nos emboban el pensamiento
nos roban la cordura
y hasta los mejores sentimientos..
Somos unos robots
sin identidad…
Sin mañana…
Sin libertad
Somos un aquejado pueblo…
 
¡Bendigo a mi pobre pueblo esclavo!
Porque conoce su enfermedad
y toma  su propio veneno…
Siguen esclavos de su dueño…
 
Y yo, quien les estoy hablando
soy un pobre pendejo
que ambiciona la libertad
su única sanidad;
para este pobre
pueblo enfermo…