De los canales a Canalejas-11 (Diario) Madrid. Sólo para futboleros y futboleras.
Publicado en Sep 15, 2010
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21 años de edad. Ya jugador completo, tengo que pasar una prueba para fichar por el Batallón 44 del CIR número 2 (Centro de Instrucción de Reclutas) en la población de Alcalá de Henares, a 30 kilómetros al Este de Madrid. El encargado de seleccionar y confeccionar la lista de titulares es el soldado de primera nacido en Puertollano. La primera parte juego mal porque no tengo compañeros que puedan sintonizar con mi juego. No hay empatía alguna y ellos no me entienden, así que sólo doy unos cuántos toques al balón. Pero el de Puertolano se da cuenta de que tengo mucho más fútbol en mis botas y corrige en la segunda parte situándome en mi lugar nato, el número 8, junto con jugadores que sí saben comprender mi juego. Ha acertado. Doy un pequeño recital de lo que puedo hacer cuando comience la Competición que es del tipo de Copa a doble partido. Pero el de Puertollano tiene un mes de permiso y, antes de irse, le deja el papel con la alineación de los titulares al "enano saltarín", un soldado de primera de cuyo nombre y l, así como de su lugar de nacimiento, ni lo recuerdo ni hago ningún esfuerzo por recordarlo. Me basta y me sobra con saber que es más bajito que una "pulga". Otra vez la misma cantilena de siempre: la envidia.
El "enano saltarín" se salta a la torera toda la alineación que ha diseñado el de Puertollano y saca de titulares a los que él considera sus amigos aunque de fútbol tienen menos idea que un pez en el Desierto del Sahara. Así que no me preocupo demasiado. Sólo contemplo el desastroso partido que hacen y la derrota inevitable, desde la banda fuera del campo. Ni saben lo que están haciendo. Pierden pero hay posibilidades de salvar la eliminatoria porque ha vuelto el de Puertollano y le ha cantado las "cuarenta" al "enano saltarín" que, obligado por el de Puertollano, viene a rogarme que rfavor salga de titular en el partido de vuelta porque se puede levantar fácilmente la eliminatoria. Es demasiado tarde. Le digo que NO pero un NO rotundo, que es la mejor manera de ganarme el respeto y la autoridad entre los verdaderos compañeros (algunos de ellos también se niegan a jugar el segundo partido). Y llega de nuevo la derrota del Batallón 44 que cae estrepitosamente eliminado en la primera ronda de la Copa. A mí, desde luego, me da lo mismo. Se ha corrido el rumor que soy jugador juvenil del Real Madrid. El de Puertollano sabe que, al menos, juego como un juvenil del Real Madrid. No me reprocha nada. Sabe que yo no voy jamás a permitir, al igual que me pasa con las chavalas guapas, ser un segundo plato de mesa o un plato de segunda mesa. Yo me conformo con los partidillos que, a veces, jugamos en el patio de arena que está situado a espaldas del caserón. Allí sí. Allí soy feliz mientras mi cuerpo sigue ganando en fortaleza con los ejercicios físicos... porque los partidos más gloriosos están todavía por llegar.
Esta fue la verdadera historia de lo pasado con el club de fútbol del Batallón 44 del CIR número. La envidia, como siempre, corrompe al fútbol. Del "enano saltarín" ya ni me acuerdo. Estará quizás cuidando ovejas en algún lugar de la meseta de Castilla la Vieja... porque pinta de viejo tenía verdaderamente a pesar de su poca estatura y de su cuerpo más bien asimétrico que, si le mirabas bien, parecía una varilla doblada en vez de un verdadero atleta. En fin. Que me pasé la temporada de los tres meses entrenando, de vez en cuando, y jugando, los fines de semana, en mis queridos campos silvestres de la Casa de Campo de Madrid; en donde, olvidado por completo el equipo del Batallón número 44 del CIR número 2 de Alcalá de Henares, seguía siendo uno de los principales jugadores del lugar. ¿Número 1?. ¿Número 2?. ¿Número 3?... ¿qué importancia tiene que los demás te cataloguen con el número que a cada uno le venga en gana?. Me bastaba y me sobraba con saber que seguía siendo el número 8 y seguía progresando aceleradametne en mi carrera futbolística.
Del soldado primera de Valdepeñas, cuyo nombre y apellidos tampoco recuerdo, sí me despedí como se despide a un verdadero compañero: dándole un apretón de manos de hombre a hombrey eligiendo su camastro para dormir con la tranquilidad de haber actuado como se debe actuar en estos casos. Del otro... del "enano saltarín"... es mejor no decir nada más que !Adiós si te he visto no me acuerdo!. De haber aceptado jugar en aquel equipo de reclutas nunca podría haber sido un verdadero capitán y. sobre todo, un vedadero líder natural; cosas que sí estaban empezando a funcionar en la Casa de Campo de Madrid. A la temporada siguiente vendrían por fin de nuevo los días gloriosos una vez más. Y los récords. Pero eso de los récords queda para el siguiente capítulo.
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Foto del autor José Orero De Julián
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