Los gritos de Dios.
Publicado en Aug 28, 2010
El derrumbe de una cópula de oro.
Un agujero en el suelo con cientos de cuerpos desmembrados. Agua y sangre corriendo por las calles. La noche iluminada por el fuego, sin estrellas, sin honor. En el silencio, el eco del dolor. El sudor oliendo a miedo. La muerte acechando bajo los guijarros, a la vuelta de la esquina, de todas las esquinas. Pareciera ya no haber más mundo que este mundo y amenaza con desaparecer. No quedan lágrimas porque se las ha llevado la verdad. Qué propósito tendría llorar, cuando ya ni el llanto alivia, sino hacer la angustia más profunda y que la herida vuelva a sangrar. El hijo venga al padre, y a ese hijo lo vengará su hijo y por los padres vendrán todos sus hijos y el agua con sangre jamás dejará de regar esa tierra pedregosa y estéril. Caerán todos los muros, se volverá todo polvo antes que acabe el odio. Ignoro si estará todo escrito. Aunque no comprendo el propósito, no quiero cerrar los ojos. No habrá anuncio previo. Sólo se oirá un solo y fuerte grito para que todos hagamos silencio y podamos oir lo que tiene para decirnos, Dios. 15.08.2006.
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