Ámame aún si callo lo que siento.  Me conoces, no soy buena verbalizando sentimientos.
Ámame aunque parezca que te odio. Sólo estoy herida en mi amor propio.
Ámame a pesar que sientas que me he olvidado de ti. Hay veces en que quisiera estar sola conmigo misma.
Ámame cuando no creas que me iré. Deténme de un brazo y bésame en los labios.
Ámame cuando me hagas creer que te vas. Regresa, pídeme que te acompañe, si es razonable te seguiré.
Ámame, no te des por vencido si oyes de mis labios un primer suave no, así me educaron. No quiere decir que te rechace. 
Ámame, dime, recordando fechas importantes, que no me olvidas.
Ámame más que nunca cuando descubras todo lo que he sacrificado en mi vida para complacerte.
Ámame, sin creer que me puedo hacer cargo de todo sin tu ayuda. No soy perfecta, ni tampoco una máquina, simplemente soy tan ser humano como lo eres tú. Si te cansas, yo , también.
Ámame tratando de ponerte en mi lugar.
Ámame sin esperar que todos los días sean miel sobre hojuelas, lo que no  significa que te quiera menos.
Ámame cuando busque tus manos. Estaré pidiendo tu apoyo, tu compañía, tu comprensión, tu cariño, o tal vez te estaré diciendo que me tienes a tu lado.
Ámame aún cuando te sientas postergado. No me exijas tiempo extra exclusivos. Compartamos juntos lo que haga y así ni tú ni yo nos perderemos de algo.
Ámame por sobre todos los rumores, por sobre todos los reproches, por sobre todos los rencores. Búscame a los ojos, pregúntame directamente y juzga por ti mismo.
Ámame pensando que cada día que comienza puede ser el último.
Ámame cuando busque tu mirada. Aprende a descifrar mis gestos, y sin mediar palabras nos comunicaremos.
Ámame y demuéstramelo con hechos, sabes como pienso. Te hago saber que te amo con detalles, no los pases por alto y hazme saber que los has descubierto y así sabré que no has sido una pérdida de tiempo.
Ámame todavía más cuando me ausente que yo estaré pensando en ti a cada instante. estaré añorándote. Dame una sorpresa y ve a encontrarme. No tendré más poder sobre ti del que tú ejerces sobre mí.
Ámame desesperadamente cuando mi vida peligre. Si te siento llamándome, lucharé con todas las fuerzas que me queden contra cualquier fantasma y regresaré de donde me encuentre.
Ámame, dímelo una y otra vez, no te canses de repetírmelo. Cuando me oigas llorar en silencio abrázame fuerte y hazme saber que no estoy sola. Hazme creer que eres un muro que contendrá mil de mis cabezasos.
Ámame cuando me sienta con ánimos para nada. Convénceme de salir a caminar, a tomar aire puro. Llévame a donde sabes me hará bien estar.
Ámame y no abuses de tu poder conmigo, porque yo te admiro y te respeto. No te caigas del pedestal.  Sabes que eres mi caballero y que yo soy tu dama.
Ámame sin esperar que todo marche sobre ruedas, podremos ser amigos y compañeros, habremos de afrontar juntos las tormentas, cuatro brazos reman mejor que dos.
Ámame sin cambiar al hombre que conquistó mi alma, que yo conservaré en mí lo que tú amas.
Ámame y ama a los vástagos de nuestro amor, porque somos tú y yo mezclados en un lienzo blanco lleno de colores.
Ámame cuando ya no seamos los mismos que fuimos antes. Nos veremos los cuerpos enrarecidos con el tiempo, y fallar constantemente.
Ámame, aún por la mañana, sin maquillaje y desmelenada, que yo te he amado igual, barbón y postrado en cama.
Ámame, amor, ámame como el primer día y aún más profundo.
Hemos pasado por tanto juntos. Y ahora, casi al final del camino como una vieja pareja de cisnes blancos, nos sentamos a contemplar a nuestros nietos jugando en el jardín.
Será tu amor, la única prueba que me indique que hice lo correcto.  
Amarte y que me amaras hará que me vaya con todas mis cuentas saldadas.
Amor mío, no me alcanzan las palabras, sólo hallo una:
¡Gracias! 
Invierno. 2000.