Cuando se allegaba
el final de mi larga travesía;
de ese jadeante y cargante camino
llegaste tú…
A serenar mi fatiga,
a enjugar viejas heridas…
Fuiste como un rio limpio y cristalino
en un desierto
donde sólo brotaban afiladas espinas…
que enterraban mi carne
y dejaron huellas en mis pies ya  heridos…
 
Pero llegaste tú
y me inundaste de tu calor y tu rocío…
Del candor de tu voz y tu sonrisa…
…y fui satinando mis poemas
con tus palabras mágicas
y tu ternura…
…y fui empapando mis palabras
de mieles y dulzura…
Tú eres mi inspiración,
mi afinada lira,
y en tus redes entretejidas
mi cincelé en poeta,
..y soy alfarero de besos y caricias…
El hombre que entre tus brazos
se cobija…
Un corazón que de nuevo palpita…
…y en tus besos y delicias me erigí todo…
Luz, esencia y semilla…
En el amor que se da… ¡Sin prisa!