De los canales a Canalejas-4 (Madrid) -Diario- para futboleros y futboleras
Publicado en Aug 13, 2010
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Una vez finalizadas las dos inolvidables temporadas jugando en el Esparta de San Isidro, este equipo desapareció, pero ya habíamos dejado huellas indelebles en los espectadores y, sobre todo, en chicas guapas que tuvieron ocasión de conocernos. Así que cada uno buscó su propio camino. En aquel mismo año Gabela era un joven que estaba intentando formar un equipo para jugar un Campeonato Social que se iba a celebrar en el Colegio Salesiano San Miguel Arcángel del madrileño Paseo de Extremadura de Madrid. Uno de mis mejores amigos del Instituto San Isidro (aunque no jugó nunca en el Esparta) se llamaba Olivares. Con él iba yo caminando muchas veces hasta nuestras respectivas casas. Él se había fijado en mi forma de jugar y se lo dijo a Gabela. !Conozco un chaval que juega de maravilla!. !Fíchalo!. Y Olivares me propuso la oferta de fichar por aquel equipo que se estaba formando y al cual yo le conocía con el nombre de Gabelistas, ya que Gabela era el capitán del equipo.

De esta manera es como jugué con ropa deportiva que nos prestaban los curas salesianos en aquel Torneo de Primavera-Verano-Otoño. Fue allí donde mejoré muchísimo en el juego aéreo con la cabeza. Sobre todo cuando ligaba jugadas de cabeza con un tal Felipe o cuando marcaba goles de cabeza anticipándome a la salida del portero rival y sin miedo a caerme al suelo por ello. Mi cuerpo estaba acostumbrado a saber caer de tal manera que no me lesionaba. Muchas fueron las heridas que ya mis piernas y mis mulos habían recibido jugando en el Esparta de San Isidro y que se cerraban rápidamente gracias a que tenía una excelente pureza en la sangre debido a que, por consejos de mi abuela Rufina (que en paz descanse) merendaba yo a veces cebolla cruda. De esta manera, haciéndome bocadillos con cebolla cruda, pude hacer que mi sangre mejorase tanto que las heridas y los raspones se cerraban rápidamente. Bien. El caso es que aquella temporada uno de los mejores equipos del Torneo de los Salesianos del Alto Extremadura (¡y cuánto le debo yo a Extremadura y en especial a Badajoz porque fue allí donde salí del vientre de mi madre!) fue precisamente el de los Gabelistas. La fama del equipo atraía a bastantes aficionados y aficionadas aunque jugábamos los domingos por la mañana. Solían venir a vernos una vez terminada la misa de primeras horas del día. Tengo recuerdos imborrables de aquella única campaña con los Gabelistas, equipo donde jugaban, por cierto, además de Felipe, Gabela y "El Rubio", Altamirano (o algo parecido) entre otros, el mismo Olivares que había indicado que yo era un excelente jugador ya. En aquel equipo seguí jugando en mis tareas naturales de número 8 (fuese cual fuese el dorsal que me correspondiese cada domingo pues a veces jugabamos con unas camisetas y a veces con otras distintas pues nos las prestaban los curas). Pero aquella temporada funcioné más bien como interior de ataque pues, aunque bajaba a defender, me ejercité mucho más en el ataque. De esta manera pasamos a ser quizás la revelación del Torneo pues nadie se explicaba que aquel equipo formado por chavales escogidos de la barriada que nunca habímos jugado juntos, lo hiciésemos de tan magistral manera. Seguíamos teniendo más victorias que derrotas y empates, aunque de todo hubo. Pero los curas observaron el juego que dirigía aquel chaval de 17 años que era yo en posiciones de 8 atacante e hicieron un partido Extra al terminar la Temporada.

Aquel partido consistió en que los curas enfrentaron a nosotros (los gabelistas) contra una selección de los mejores jugadores del resto de equipos. Sucedió lo que era lógico. Que la Selección Resto de Jugadores nos venció, aunque por la mínima, pero yo había dado un enorme paso en mi proyección futbolística siempre como amateur. Y es que había aprendido a manejar perfectamente el juego de cabeza, a saber saltar a tiempo, a utilizar el muslo y las rodillas para controlar balones casi imposibles de controlar, a saber como controlar un balón con el pie y bajarlo al piso para jugarlo correctamente, a jugar a un solo toque...

Fue sólo un Torneo pero lo suficiente para que técnicamente yo progresara tanto que ya estaba preparado, ahora sí, para mayores gestas. Y eos que las gestas de los Gabelistas quedaron como recuerdo de buen jugar al fútbol.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Palabras Clave: Diario Memoria Realidad.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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