Tocaron la puerta negra esa tarde de invierno,
junto a mi padre llegabas, mamá, a mi pensión.
decías que venías de visita simplemente,
pero algo oculto llevabas en tu dulce corazón.
Despues de una tarde bella, me besas te y fuiste,
recuerdo tu vestido floreado y la dulzura de tu voz,
esos ojos profundos y tu pasa agil y firme,
y el perfume que en mi camisa se impregnó.
No sé porque razón te seguí a lo lejos,
una duda inquietaba mi agitado corazón...
Fueron muchas visitas, una vez por semana,
y nuestra casa era de un pueblo pequeño del interior...
Te seguí mamita perdón por eso, y te ví entrar ahí,
clinica oncologica decía, y se paralizó mi corazón,
era ese tu misterio y tu tristeza, era ese el secreto
que se adivinaba en tu casi imperceptible voz.
Pasó el tiepo, dejé mis estudios, dejé mi vida
de inutil estudiante, pero por amor.
Quería estar a tu lado, cuidarte y abrazarte,
e ir corriendo si necesitabas atención.
Y fuiste cambiando, tu humor y tu cuerpo,
antes bella y radiante, ahora convertida en eso
que era un ser demacrado, llorando de dolor,
manos temblorosas, insegura y..yo...
tan solo un inutil estorbo a tu lado,
que no pudo hacer nada por quederse con vos,
y llegó esa noche, en la que hablaste
y que me pediste cuidar de todos.
Y luego te fusite, con  paz en tu rostro,
casi con una sonrisa y me alegré por vos,
y me dolió por mí, maldito egoista,
y por mis hermanitos de tres y de dos...
 Yo sé que en el cielo estás y nos cuidas,
pero si me escuchas, mi vida mi amor,
te cuento que tengo una niña hermosa
que lleva tu nombre. Y aún lloro por vos...