Camino por aquella vereda, que hace tres años me recuerda con pasos frecuentes.Junto a su delgada línea de cemento, una hermosa fuente de agua se da lugar.
Una fuente que es espejo de mis aventuras y tristezas. Un espejo de mi alma.
Y sin embargo, hoy, este espejo se vé distinto. Se vé brillante, se vé real.
 Me acerco a este y lo observo detenidamente.¿Qué es lo raro en el, que no puedo ver?
Mi mente da vueltas, pero al no encontrar la solucion, decido volver a mi hogar.
Los misterios son inútiles de resolver, sobretodo si la mente no se encuentra dispuesta.
Cuando llega la noche, con su manto bordado en sueños y pesadillas, me abarca por completo la sensacion de que algo olvidé.
Escucho semidormida el ruido del agua al correr, y la respuesta viene a mi en un sueño.
Yo jamás ví diferente la fuente, sino su forma de ser. Esta siempre en el mismo sitio, pero en constante movimiento. El agua fluye libre y encarcelada. Al fin, descubro lo nuevo, lo diferente.
Las contrariedades de mi fuente son iguales que la vida.
Compleja, pero simple. Feliz y triste. Buena y mala.
La vida es de acuerdo a lo que cada uno elija, de acuerdo al agua que fluya, de acuerdo a la intensidad que se le dé.
Finalmente, mi mente descanza con tranquilidad, arrullada por un flujo de agua suave que creo oir desde mi ventana.