NARIZ.-
 
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En mi nariz solo se encuentran amatistas verdes que reflejan los versos divinos dichos al viento
y que regresan como espejismos que reflejan la terrible sentencia de no haberse encontrado con su destino.
No existen posibilidades para ella de poder olfatearte a lo lejos
de poder deleitarte cual flor con briza desde cercas
para mi nariz es difícil
es una agonía
es una desgraciada anormalidad que no quito, porque quisiera definirte de entre una lluvia
y un lucero, con el simple vapor perfumado de tu sombra que se aparece por las noches
en toda la casa cuando no hay luz.
Y es que la hiperosmía canina de mis poros, solo detectan el gélido olor de la soledad que apesta a azufre
amarga a poeta viejo, solitario, como si al abrir los ojos se tratara de una tumba con toda la putrefacción latente de la elegía, de un ánima que parece vomito con sangre.
Para una nariz como la mía, sería todo un logro poder detectar la esencia de tus poses
o servir como pala para desenterrar el polen tan fresco de tu sexo, pero no se puede
no tengo el talento.
Estaría magnifico poder saberte en cuatro con el olor de los jazmines
la mentolada imagen del campo abierto que otorgan un par de glúteos separados
como un paraje floral dispuesto a ser sembrado con esta palanca
que desea anidar ahí como llave alterna para poder beber de tu agua
manantial profundo, cristalino liquido escondido.
Pero, no soy capaz
no tengo las capacidades.
Y es que esta anormalidad me hizo entender que mi nariz
no se hizo para oler, ni detectar el liquido vital de tus profundidades
es solo la mina virgen de intensos cristales
que reflejen tu alma
y gotean por cada imagen
en la que los versos que te pronuncio al aire
salgan verdes, de ese color, y forma corrosiva
porque esta luminosidad
es el mismo color de la vida
verde…que te quiero verde…