Del libro "Abecedario poético"
Publicado en Jul 14, 2010
X
No aparece tu imagen en tu nombre, y es algo muy extraño, doña Equis, además de ser un diez para romanos cuando luces en mayúscula elegante, o nueve simplemente si te hallas precedida de una I con tu estatura. En álgebra sorprendes mucho más al hacer de Sherlock Holmes acuciosa designando cabalmente lo ignorado, y hasta dicen personas muy versadas que simbolizas la mente femenina en los abstrusos caminos de lo hermético. Eres signo vinagroso de la alquimia, y al doblarte te vuelves alambique para esos locos y magos prodigiosos que tantas cosas geniales nos dejaron. Le das nombre también a un planeta no descubierto por ningún astrónomo en la danza silenciosa y amplia de nuestro Sistema Solar. Cuando algunos ocultistas te definen como útero sagrado de la naturaleza en la aparición de la vida vegetal, los juzgo muy bien encaminados por los hondos abismos metafísicos que nada prueban y aseguran todo. Afirman igualmente los astrólogos que en Tauro tienes domicilio oscuro, mientras en Libra lo prefieres diurno, sin contar con los demás intríngulis de los arduos imperios zodiacales. Adiós te digo, pues, monstruosa X, si monstruosa puedes ser por rara y bella bajo el rostro sublime de la estética. Y es por eso que decido mi retiro silencioso y sutil, de tus dominios, sin llegar a violentar, por ignorancia, la silueta fantasmal de tus misterios.
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Eduardo Fabio Asis