Carta primera y última.
Jamás me había enamorado, tan fuerte, jamás había estado tan atado a un sentimiento que me oprimía. Hace poco eras una desconocida, yo, era un desconocido para mi mismo; y en un momento de locura enaltecida volví hacia un pasado del cual había escapado y me volví a enamorar. Me conocí y te conocí. Y ayer te tenía a mi lado, y te abrazaba, lloraba en tu hombro y me escondía en tu regazo. Ayer te vi y con sólo un suspiro me adentré en lo profundo de tu ser.
Y hoy, ese suspiro me es arrebatado de mis manos, se lo lleva el viento y tu cuerpo es enterrado. Ayer te amaba, y hoy te adoro; y a pesar de que ahora me despido de ti, te llevo en el alma. Ayer era feliz, hoy sólo me queda la esperanza de volverte a encontrar en cualquier otro lugar.