Luz de esperanza (parte II) 
 
Luego de la partida de Joaquín, el lunes siguiente Mary regresó a trabajar, en su cara ya no estaba la sonrisa de antaño, bastaba mirarla a la cara para ver su dolor, intentó ponerse una coraza, pero ponerle una coraza a una rosa, pues su corazón y sus sentimientos son así de hermosos y frágiles, es como cubrir un clavel sin que este pierda su belleza, bastaba que alguien le preguntara por sus hijos para que las lagrimas brotaran de sus ojos.
 
Pasó un mes desde la partida de su hijo, fuimos casi todos a acompañarla al cementerio,
Hubo quienes llevaron flores, otros en cambio remolinos, yo por mi parte le llevé un poema, el cual aunque no lo crean lo escribí entre lágrimas, por medio de él intento de explicar a Mary y Juan Carlos, que su hijo, está de alguna forma en medio de ellos, que a pesar del dolor y la ausencia sigue acompañándolos, si bien las palabras escritas no son muy pulcras, unidas las unas a las otras explican mi sentir.
  Joaquín  
 
Fue tu vida como gotas de rocío
Que adornaste con tus risas a las rosas,
Fuiste agua, fuiste aire, fuiste tierra
Fuiste el sol entre la niebla.
 
Hoy te busco y no te encuentro,
Hoy te veo jugueteando con el viento,
Veo tus manos que acarician
El cabello de tus padres,
Veo tus ojos entre estrellas titilantes.
 
Más no podrá tu recuerdo
Vivir sólo en la memoria
Ya que es frágil como pétalos de rosa
Mas yo sé que tu recuerdo
Es más firme y duradero
Que huella sobre roca.
 
No habrá tiempo, no habrá lluvia
No habrá fuego, no habrá viento
Que se lleve tu recuerdo,
Aún te veo correteando por la plaza
Aún te veo jugueteando por la casa,
Cuando escucho el trinar de los gorriones
Me recuerdan a tus llantos y canciones.
 
Ahora se que estas en los jardines,
Cortando algunas rosas y jazmines,
Harás rondas con lo ángeles
Tomados de las manos,
Harás olas con el viento por los prados.
 
Fue tu vida trigo fértil en los campos,
Fue tu vida la semilla, fue tú partida el arado,
Tus lagrimas el agua, la tierra tus manos,
Al mirar verdes espigas en el campo,
Sé que fuiste un ángel que ha marchado.
 
Eres ahora como gotas de rocío,
Porque bajan a la tierra en el crepúsculo
Y nos miran, eres ahora como gotas de rocío,
Pues bajan a la tierra en el crepúsculo
Y nos besan, eres como gotas de rocío
Porque bajan a la tierra en el crepúsculo
Y al salir el sol al cielo se regresan.
 
Mary tomó el poema, y luego de leerlo lo llevó junto a su pecho, para luego ponerlo junto a la placa que recuerda el nombre de su hijo.
Aquella tarde se derramaron muchas lagrimas, ya que las heridas por la partida de Joaquín continuaban abiertas, Mary le pedía de rodillas a dios que le regresara a su hijo,
Mientras le prometía que el próximo domingo regresaría a traerle sus juguetes favoritos y hacerla compañía para que no se sintiera solo.
 
Aunque parezca increíble, Joaquín regresó antes de tres meses, nadie lo vio sino Dios, ya que no r ñ egresó a su casa, sino que lo hizo a casa de su abuela, para llevar consigo a la mamá de Mary, no lo sé pero dios debe haber querido que la guiara en su largo camino hasta el cielo.
 
Nuestros corazones se estrujaban, al escuchar los gritos de Mary, ya que estaba en el trabajo cuando le avisaron de la partida de su madre, las mejillas estaban surcadas por las lágrimas, y la herida nuevamente sangraba a borbotones, no había palabras para consolarla, siendo su único consuelo, el que su niño ya no estaría mas solo,
Decía que había sido el quien pidió a dios que le llevara compañía, siendo en esta ocasión la elegida su abuela, ya que Mary debía cuidar a paz, la hermana dos años mayor que Joaquín.
 
es así como transcurre la vida de Mary una de nuestras compañeras de trabajo, con altos y bajos, con alegrías y penas además de tener que lidiar con las serpientes que tiene por compañeras de trabajo que le intentan escupir su veneno.
 
Una tarde, fui a buscar unos documentos al lugar donde ella trabaja, entonces al mirarla vi sus ojos llorosos. ¿Qué le ocurre?-le pregunté. No es nada- me respondió.
Pero el silencio que guardó la acusaba que sentía un gran dolor, fue entonces cuando me empezó a contar que si bien hacia poco se había comprado un auto, éste era un regalo de su mamita, pues al vender la casa que era de ella les alcanzó para pagar parte del vehiculo, yo jamás podría vender los órganos de mi Joaquín como andan diciendo que fue gracias a ello que compramos el auto.
 
Ya no tengo palabras para describir el dolor que sentí, en mi cabeza no cabía tanta maldad. Sólo un desgraciado puede decir eso-le dije-deben ser tan infelices que gozan con el sufrimiento ajeno.
Tienes razón-me respondió-ya ni a ellas que andan diciendo eso les deseo el sufrimiento por el cual yo estoy pasando.
Hace tiempo, en realidad mucho tiempo una madre, mi madre debió sufrir lo mismo, ya que una de mis hermanas mayores murió a los pocos años de vida, fue entonces cuando recordé parte de la historia de prometeo encadenado en el cual había sido maldito y una águila venía cada día a alimentarse de sus vísceras, las cuales crecían durante la noche.
 
No saben cuan es la cercanía de Mary al sufrimiento de prometeo ya que los momentos de felicidad son devorados por la ausencia.