27 de abril, el da que conoc el valor de la amistad
Publicado en Jun 26, 2010
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    27 de abril, el día en que descubrí el valor de la ami$$tad
                                     
 Esta historia se empezó a forjar hace ya muchos años en una tierra lejana y salvaje pero a la vez de una belleza conmovedora, en la cual las montañas están tan cerca del cielo como lo está el vuelo de las aves, en la tierra en cambio se puede sentir el aire fresco golpeando contra los rostros, mientras que entre las montañas y los bosques el aullido de los lobos era roto por el tronar de las armas rompiendo el silencioso amanecer, las cuales buscaban poner fin a la débil resistencia al general Francisco Franco. España se desangraba al igual que lo habían hecho la mayoría de las familias quienes habían perdido a mas de alguno de los suyos.
En mi niñez pude ver como hermanos se enfrentaban entre sí, no porque quisieran, sino por el amor a la vida o el temor a la muerte, las familias, mi familia se deshacía como un puñado de arena entre las manos, algunos emigraron hacia tierras lejanas, otros en cambio enfrentaron sus destinos o mejor dicho la metralla.
Pasaron algunos años, el horror de la guerra era un recuerdo, sin embargo el hambre y la pobreza que había dejado ésta, no se podía espantar, las pocas ovejas que tenía a mi cuidado, el único recuerdo de mi padre habían ido menguando bajo los feroces dientes de los lobos, era una tierra sin esperanza, fue entonces cuando a mis dieciséis llegó una carta de un tío que desde hacía algunos años había encontrado un nuevo hogar en una tierra desconocida para mí. Pude ver a mi madre estrujando la carta entre sus manos mientras que por sus mejillas rodaban algunas lágrimas.
Era una carta de esperanza enviada desde una tierra lejana llamada Chile, fue entonces cuando mamá tomó un viejo zapato en el cual escondía algunas monedas, las puso en mi mano y se aferró a mi cuello llorando, había llegado mi hora de partir, aquella tarde tomé mis ropas y las puse en una vieja maleta de cartón. El viaje hasta Barcelona fue larguísimo, en ese lugar ya una tierra desconocida sentí la soledad embargándome, ¡ese! es el barco que va a América. Con mi maleta fui subiendo uno a uno los peldaños, hasta estar sobre la fría cubierta, casi sin darme cuenta y apoyado sobre la baranduela el puerto estaba quedando atrás, la noche se hizo inmensa casi tanto como mi soledad, las luces del puerto fueron desapareciendo lentamente ante mis ojos y las estrellas en el cielo se hacían mas brillantes.
Un fue sino para el amanecer cuando descubrí el mar en toda su inmensidad, fueron veinte y algo días de viaje cuando el barco recaló en puerto desolador, hemos llegado a Chile escuché decir a algunas voces, entre mí al ver que no había mas verde que el de cuatro palmeras en toda la cuidad mientras que todo estaba rodeado de arena me estrujó el corazón, sin embargo a poco andar llegamos a Valparaíso ahí y con una pañuelo blanco agitándose en el aire estaba mi tío, corrí hacía él para abrazarnos, las lágrimas rodaron por los rostros de ambos. No se cuanto tiempo estuvimos abrazados entre sí, me hacía falta el recuerdo de rostros conocidos.
Era el año cincuenta y algo fue entonces cuando descubrí que la tierra que me pareciera tan desolada se convirtió en una paraíso para mis ojos, los cerros estaban completamente verdes y una vez que llegamos a Santiago pude conocer cual sería mi nuevo hogar, me llevó a conocer a algunos familiares de los cuales yo pensaba que no existían, otras personas en cambio, también de mi tierra, de mi España natal habían huido de la guerra en un barco mal oliente llamado Winnipeg, los pude ver como una gran familia la cual se ayudaba entre si, en esta nueva tierra ya no existían las odiosidades que rodeaban a mi España, acá compartían franquistas y detractores, para mi algo anormal sin embargo los años y la distancia me enseñaron a apoyarnos entre sí a todos quienes veníamos de esa tierra quebrantada llamada España.
 En ésta que es mía, pero no crean que lo digo con odio o desprecio, encontré el amor encontré un hogar, encontré una familia, encontré amigos, muy buenos amigos, la suerte me sonreía hasta la partida de mi hija, fue un veinte y siete de abril cuando partió dejándome, dejándonos una herida que nunca se podrá borrar, cuantos años tenía no importa cuantos años han pasado desde su partida tampoco importan, solamente importa su recuerdo, sus caricias en mi rostro, sus besos en mi mejilla los cuales nunca podré olvidar.
El recuerdo de quienes habían sido llevados por la guerra me inundaban lentamente, sin embrago Dios me envió otro regalo el cual crecía lentamente en la panza de mi mujer y luego otro, luego la fortuna me empezó a sonreír y con mucho esfuerzo aunque con muy poco dinero logré junto a un socio instalar una pequeña ferretería, con mi esfuerzo y mi trabajo logré educar a mis hijos y tener un pasar aunque sin necesidades logré tener una normal, en la cual conocí grandes amigos y otros no tanto, cumplí grandes sueños entre los cuales recuerdo a mis hijos firmando su titulo profesional.
Han pasado los años y ya a mis setenta por razones que no vale detallar mi fuente de trabajo fue cerrada, fue entonces cuando recurrí a uno de mis amigos quien me tendió la mano, sin embargo esta historia no la contaré yo, porque pueden pensar que siento rencor la contará uno de mis compañeros de trabajo.
Era un día soleado cuando lentamente y con pasos polvorientos se acercaba hacia nosotros un hombre ya mayor, por no decir un viejo, de su mano derecha colgaba un bolso negro, de su mano izquierda un periódico, me detuve un momento para mirarlo, tenía una mirada profunda tan profunda como el verde de sus ojos, una voz muy suave aunque con un notorio acento español, mientras que su pelo dejaba ver algunas canas. Estiró su mano y me dijo soy…, su nombre no lo quiero decir porque a los amigos se guardan en el alma y no entre palabras, lo veía venir cada mañana, había ocasiones en las cuales con sus pies polvorientos iba dejando algunas huellas, aunque no trabajábamos juntos cada vez que había lugar intercambiábamos algunas palabras, yo escuchaba comentarios, ¡por Dios que es lento!, decían quienes se creían los mas trabajadores, sin embargo al menor descuido de algunos de los jefes se ocultaban en los pasillos y cada vez que venían los dueños de la empresa levantaban la voz para fingir que trabajaban o al menos daban órdenes, aquello me llenaba de ira, sin embargo mis palabras valen lo mismo que el silbido del viento entre los árboles, es por eso que yo decía para mí, si quienes hablan hicieran la mitad de lo que hace él en todo el día harían demasiado, cada vez que tenía oportunidad lo miraba, no dejaba ni un momento en todo el día de mover sus manos, aunque el peso de los años hacían que se viera trabajar lento aquello no era verdad.
Aunque no lo crean fue también un veinte y siete de abril cuando con sus ojos llorosos me dijo me han violado, me han despedido, trabajo sólo hasta fin de mes.
Fue como si un balde de agua helada recorriera mi cuerpo, me pregunté una y mil veces por la amistad que unía a mi patrón y mi compañero habían forjado   durante tantos años, me preguntaba cuanto valía el venir de la misma tierra que habían debido abandonar, me preguntaba cuanto valía el que fueran de la misma provincia, me preguntaba quien le dará trabajo a mi compañero a sus setenta y cuantos años, me pregunto, cuando se despedía de nosotros si las lagrimas que rodaban de sus ojos era por la pena de marcharse o por haber descubierto que la amistad no es tan importante como lo es el dinero, fue entonces como al igual como llegó se fue alejando con sus pasos polvorientos, polvo que hacia lo lejos se fue llevando el viento, mientras que sus lagrimas eran secadas con su arrugado pañuelo.   
 
 
 
                                                               fin                                                
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Foto del autor Caranndor
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Descripción

Esta historia cuenta parte de la vida de un compaero de trabajo quien debido a sus aos es despedido sin importar cuantos aos de amistad haban de por medio.

Palabras Clave: tierra agreste lagrimas hijo violado manos

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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