Alas de Mariposa
Publicado en Jun 26, 2010
Prev
Next
Alas de mariposa
 
Caranndor
 
 Piecesitos descalzos van bajando del cerro, piecesitos descalzos caminando al colegio, se detiene y recoge un pajarillo muerto y le pide sus alas para volar en el tiempo…
Chao mamá, chao papá-dice José, antes de emprender su largo camino a la escuela, adiós hijo-responden al unísono los padres.
 Lo único que lleva sobre su espalda es un bolsito de genero que su madre con sus propias manos cosiera, en él lleva un cuaderno, un trozo de pan y un barquito de madera, barco que talló su padre cuando cursó su primer año de escuela.
 Al llegar a ésta, su cara parece mas roja y sus labios resecos por el hielo, sonríen mientras saluda a su vieja maestra.
Allí estará hasta las dos de la tarde, para luego emprender el largo camino de regreso, camina lentamente cuando al llegar a un arroyo que hay en su camino de regreso, saca del bolso su barco y lo deja sobre el agua, mientras él camina por la orilla va mirando cuan rápido avanza, “han quedado atrás las hojas y las piedras mojadas”.
Como el barco ha quedado mojado, José lo deja junto a la orilla para al siguiente día llevarlo arroyo arriba, para nuevamente mirarlo mientras surca las aguas al igual que los barcos entre la neblina.
Cada tarde luego de regresar de la escuela debe ayudar a su padre a trabajar la tierra, sin recibir por aquello mas paga que el techo y cada año dos sacos de papas.
 Si bien es cierto José no tiene más de diez años pero a pesar su edad, es capaz de sostener el arado para cultivar la tierra, no importa cuantas veces lo tumbe, solo le importa trabajar en la tarde para poder ir cada día a su escuela. Los bueyes y su lento caminar hacen que José pueda seguir sin mucho esfuerzo sus pasos, pero el cansancio cuando el sol casi se ha marchado, hace que sus piernas le pesen y sus pies embarrados resbalen entre los terrones recién arados.
 Al llegar a la casa ya de noche, José debe terminar la tarea que le diera la maestra de la escuela, mientras escribe, alumbrado por la mezquina luz de una vela, sus ojos perecen cerrarse por el cansancio, a pesar que hay momentos en que su cabeza tambalea, el sigue escribiendo acompañado de su madre quien mira lo que élla nunca aprendiera, cuando de pronto su cabeza se inclina apoyando su cara sobre las letras.
 Su madre, quien aun se encontraba junto al fogón, se separa de éste para llevarlo entre sus brazos a la cama, luego de un beso en la frente lo arropa diciéndole “hijo mío hasta mañana”.
A la mañana siguiente cuando aun la noche no se marchaba por completo, José debía emprender nuevamente su largo camino, sin importar si llovía, hubiera viento o hiciera frío.
Había pasado algún tiempo cuando de pronto una fuerte lluvia se dejó caer, sin que dejase durante toda la noche un momento de llover, el niño aunque dormido, soñaba que su barquito para siempre entre las aguas se quedaba, a pesar que todo aquello era un tormento, no impidió que fuera un capitán que navegó en los siete mares e inclusive fuera un príncipe montando un caballo alado, pero al amanecer y bajo la luz del día, al caminar hacia la escuela su barco ya no estaba en la orilla.
 Caminó hacía la escuela llevando en la memoria la pérdida de su barquito que tenía por velas dos hojas, sólo pensaba en salir cuanto antes de la escuela, estuvo toda la mañana sentado bajo un árbol, cuando al sonar la campana, él salió corriendo, es seguro iría en busca de su barco, corrió y corrió, cuando ya casi sin aliento llegó al lugar donde había dejado a su amigo guarecido de las olas y del viento, desde allí siguió el curso de las aguas, pero no veía nada, ni siquiera supo cuantos pasos hubo dado o cuan lejos de su casa había marchado, cuando de pronto, ya casi junto al río, ahí estaba, flotando entre unas hojas, dando vueltas y mas vueltas sobre el agua torrentosa.
José cortó una rama para intentar de las aguas rescatarlo, pero el barquito estaba mas cercano al otro lado, paso a paso fue adentrándose en el agua, estaba tan fría que sus huesos le dolían, pero no podía dejar allí a su amigo abandonado, el único juguete que le habían regalado.
Salió y se sentó un rato en la rivera para ver como daba vueltas y vueltas y vueltas, cogió un piedra para destruir a su barquito pero no fue capaz de intentar siquiera herir a su amigo, impaciente fue adentrándose en el agua, mojando sus rodillas, sus nalgas, sus hombros, un pasito mas se decía y podré abrigarlo entre mis brazos, aun si hubiese dado tres pasos no lo hubiese alcanzado, dio un gran salto hasta por fin sostener el barco entre sus manos, pero el agua terminó por derribarlo, por un momento sujeto de una rama pedía a gritos a su padre que viniera, mas la noche sin remedio fue llegando mientras los ojos de José se iban cerrando, con el barco aferrado junto al pecho, José partió sin dejar mas huellas que sus pies marcados en el barro.
La noche había llegado y de José no había rastro, salió su padre, madre, amigos inclusive el buen patrón, pero la noche tan oscura no les permitía encontrar huella alguna, el padre y la madre de José, aquella noche la pasaron abrazados junto al fuego, con las lagrimas surcando por la cara esperaban el llegar de la mañana, hijo mío ¿Dónde estas? Gritaban una y otro vez. Cada minuto que pasaba era mas largo que las noches del invierno, cada hora que marchaba aumentaba el dolor en sus entrañas.
Con el lento amanecer del nuevo día mostró las huellas de sus pies descalzos en el barro, caminaron largo rato, cuando al salir del sol lo encontraron aferrado a su pequeño barco, lo sostenía con ambas manos junto al pecho, quedando así juntos para siempre el niño y su barco, quedando para siempre las huellas en mi pecho marcado.
Fin
Página 1 / 1
Foto del autor Caranndor
Textos Publicados: 170
Miembro desde: Dec 15, 2009
0 Comentarios 322 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Esta es una historia acerca de los sacrificios que deben hacer muchos de los niños del campo chileno, si bien está ambientada en tiempos anteriores al mío, es una historia de como se vivía en el campo cuando por el sólo hecho de vivir en una casa con techo de paja y paredes de barro se debía trabajar gratis.

Palabras Clave: niño barco madera alas hijo madre padre

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy