Pie de Limn
Publicado en May 24, 2010
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Finalmente puedo confesarle el verdadero motivo de mi angustia. Lo que me lleva a pensar permanentemente en la muerte... en la nada.

En realidad no le había dicho nada antes, porque hace muy poco tiempo lo descubrí, y he estado dándole vueltas al asunto... pero en realidad ya no sé muy bien qué pensar.

Lo descubrí una tarde en que caminaba por el centro, rumbo al banco. Pasé por una pastelería, y ahí, en la vitrina exhibían un delicioso pie de limón. Se veía fresco, dulce, con su cobertura de copos blancos.

Cerré mis ojos sólo por un instante, imaginándome un trozo de ese pie en mi boca. Pude sentir claramente su sabor, su textura... mi lengua separando sus capas para saborearlas mejor: la base delgada, levemente húmeda, livianamente dulce; luego el merengue suavemente tostado y crujiente... y por último ¡mmm! la crema, ácida, dulce, fresca, con la textura precisa.

Abrí los ojos sintiendo un leve dolor en mis glándulas salivales. Me alejé de ahí para no caer en la tentación del pie de limón. Ahora, si usted me pregunta por qué consideré que comerme un trozo de pie podría ser una tentación... en realidad no lo sé, no sabría cómo explicarlo. Pero creo que al imaginar el enorme placer que sentiría al comerlo, me pareció como algo monstruosamente prohibido, tan delicioso que me estaba vedado.


Estuve varios días pensando en el pie de limón. Y preguntándome por qué había salido arrancando, si en ningún modo comer un trozo de pie de limón podría considerarse un pecado. 

Finalmente, casi una semana después, me senté frente a un delicioso trozo de pie de limón. Con un pequeño tenedor saqué un pedazo más bien pequeño y lo introduje en mi boca. Cerré los ojos y me dispuse a saborearlo. La textura precisa, los sabores ideales, la sensación de estar en el cielo. Sin embargo todo aquel cúmulo de sensaciones y sabores se desvaneció casi enseguida. Tragué y comí otro pedacito, pero ya no volvió a ser lo mismo. Los sabores seguían siendo los mismos, pero ya no los podía disfrutar como antes. Me cuesta poner esto en palabras, porque usted a lo mejor puede considerarlo demasiado estúpido, pero era como si el pie de limón hubiera dejado de ser aquel primer trozo que probé, no porque algo en su composición hubiera cambiado, sino porque era ya demasiado real. ¡Era demasiado real! 


Entonces me di cuanta del motivo de mis permanentes angustias y aquel vacío interior que no me deja vivir. Sólo disfruto las cosas que me parecen inalcanzables, que puedo visualizarlas claramente, imaginar mi interacción con ellas, soñarlas, vivirlas en la imaginación... pero una vez que logro aproximarme a las cosas, el ensueño se va y se vuelven vulgares. Y mi permanente búsqueda del éxtasis vuelve a quedar en nada, vuelvo al principio.


Si analizamos esto lógicamente podría llegar a la conclusión de que mi vida debería ser un sueño permanente, evitar alcanzar las cosas y sólo soñar con ellas. Pero, doctor, este pensamiento también me entristece.
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Foto del autor Isabel
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Miembro desde: May 24, 2010
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Descripción

Palabras Clave: lemon pie limn obsesin psiquiatra

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Derechos de Autor: Isabel Barrera S.

Enlace: http://pilagalvanica.blogspot.com/2007/01/pie-de-l


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