Levantones
Publicado en May 23, 2010
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     A pesar de que la mayoría de sus compañeros tenían sobre-peso, lo nombraban    ¨el gordo¨. Él había llegado a esa agrupación policiaca cuando se quedó sin trabajo, después de haber laborado en los grupos de contrainsurgencia, los cuales se formaron con el objetivo de reprimir los  movimientos  sociales, que se habían constituido en contra de un gobierno injusto. Aunque él no lo decía,  muchos de sus compañeros sabían que él había participado en la emboscada de un tumulto de personas que se habían reunido en la plaza de un pueblo, en donde estaba presente un luchador, militante de movimientos  sociales. Además, se había manifestado pacíficamente en contra de la marginación de los campesinos y de la explotación de los bosques en beneficio de algunos y no de la comunidad.
   Este maestro rural logró salir con vida de esa celada dirigida a él, la cual fue organizada por los acaparadores de café, y empresarios bancarios que le habían puesto a su cabeza un precio de doscientos cincuenta mil pesos. Después de ese acto de violencia por parte de la policía estatal y el fracaso de su asesinato, ya que fue rodeado y protegido por sus seguidores. Veinte de ellos murieron por ese acto de heroísmo y  él no tuvo más remedio que pasar a la clandestinidad, huyendo hacia la sierra en donde organizó por dos años un grupo de guerrilleros formado en su mayoría por campesinos desesperados por su situación de extrema pobreza, quienes obligados por la circunstancia, perdieron la esencia de la lucha social por un combate armado en contra de un Estado que cerró los ojos nuevamente a la miseria en que se encontraba la gente del campo, así mismo les reprimió su dignidad e identidad con un grupo de seguridad armado, que los llevaban a espacios militares de forma ilegal y sin ser procesados, por lo tanto, sin ninguna alternativa de diálogo, estos empezaron a secuestrar a empresarios y políticos, puesto que necesitaban  satisfacer las necesidades de ese movimiento revolucionario.
     - ¨Mantecas¨, cuéntame que les hacían a esos revoltosos cuando los llevaban a la cárcel.
     - La realidad, es que nos portamos bien ¨culeros¨ con ellos. Pero creo que, así lo teníamos que tratar para que soltaran la sopa y nos dijeran el paradero del ¨maestrito¨. Les abríamos las fosas nasales, luego le echábamos  agua mineral con gas. Y si no querían hablar, los golpeamos en la cara, o en el cuerpo hasta desfigurarlos, quebrarles las costillas y otros huesos. Además, algunos recibían toques eléctricos en sus genitales. 
     -Uf, si que se portaron bien ¨culeros¨ con ellos.
     -Augusto, estábamos en guerra. ¨Esos cabrones¨ ya habían asesinado a un par de comerciantes de café  y secuestrado a varios empresarios, también habían emboscado a los militares en la montaña, así que con la misma moneda teníamos que pagarle.
     -Pero dicen por ahí, que ustedes torturaron también gente inocente, que no tenían que ver nada con los revoltosos.
     -Puede ser, pero como dice el refrán: ¨De que me maten a mí, mejor te mato a ti...¨
     Lo que si era claro, es que policías y las Fuerzas Armadas a mando del Presidente, aplicaron mano de hierro a las personas que él  llamaba homosexuales, faltos de valores honorables y salidos  de familias disfuncionales, quienes estaban en contra de un Estado dictatorial, disfrazado con una supuesta democracia. Así que mientras los guerrilleros secuestraban a un empresario o a un político, el sistema represivo de seguridad  violaba los derechos de personas culpables e inocentes que eran sospechosos por ser, simplemente, parientes, amigos o conocidos de algún guerrillero o luchador social.
Con estas tácticas  de desaparición forzado, el estado mantuvo quieta a la sociedad bajo una portada de nacionalismo, borrando la existencia de los supuestos enemigos de la nación en algunas tumbas clandestinas, que caían en alguna emboscada o en manos de los compañeros ¨del gordo¨ que ya había hablado con el comandante para recomendar a unos de sus ex-camaradas, quien en ese momento se encontraba planeando un nuevo negocio de extorsión aplicando las técnicas aprendidas en la agrupación de los cuerpos de represión contra los insurgentes.
     - Jefe le presento ¨al culerín¨.
     - ¿ por qué le dices ¨el culerín¨?
     - Es que con él, ninguno  de  ¨esos  maricones indios¨ salía vivo, después de una sección de castigos.
     - Y bueno ¨culerin¨... ¿ Qué te trae por aquí?
     - Hace una semana hablé con ¨el gordo¨ sobre un trabajo en la judicial.
     - En estos momentos está bien ¨cabrón¨ conseguir una plaza, ya vez que nosotros tenemos siempre compromisos políticos que atender, pero el mantecoso me habló de un ¨bisne¨ que tú le planteaste, y para ejecutarlo, requieres de nuestra ayuda.
     - ¨Jefe¨, no se vaya a creer lo que le dije ¨al gordo¨. Eso sólo fue un chiste, capaz que, ahora mismo, usted me manda a la cárcel por hablador.
     -No te preocupes, todo lo que hablemos en estas cuatro paredes queda aquí guardado. ¨El gordo¨ ya me dio una adelantadita sobre tu plan y, no se me hace mala idea, hasta te podíamos ayudar a buscar clientes, pero ya sabes que yo pido un buen porcentaje por la protección. Así que en que te podemos ayudar...
     -Primeramente, présteme ¨una lanita¨ y algunas armas decomisadas por ustedes. Con estas dos cosas yo me puedo mover, ya que tengo que conseguir una casa y un grupo de amigos que me puedan ayudar a secuestrar a personas de familias adineradas, a los cuales le podemos pedir ¨un chingo¨ de dinero por el rescate.
     -Las armas te las puedes llevar ahora mismo, pero con el dinero va estar ¨más cabrón¨. Lo único que te puedo ofrecer son unos gramos de marihuana que también decomisamos hace algunos días. Ve a la playa a venderla. Por ahí anda ¨mucho gringo¨ buscándola. Le voy a decir a mis empleados que no te molesten.
     -Pues que le vamos hacer, espero vendarla lo más pronto posible y cuando tenga armado todo el negocio, le vengo a dar cuentas.
     -Anda pues, y saliendo de esta oficina. Nosotros ni nos conocemos. ¨el gordo¨ es el que está respondiendo por ti y espero que no le quedes mal,  de lo contrario, lo mínimo que te podemos hacer, es encerrarte en un reclusorio por el resto de tus días.
    -No se preocupe ¨mi comandante¨ y no me despido; es decir, nos vemos...
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Foto del autor Carlos Campos Serna
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Descripción

El trabajo legal e ilegal de un hombre que aprendi tcnicas para secuestrar...del libro Pur latino.

Palabras Clave: revolucin insurgencia terrorismo Estado Presidente polica.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Carlos Campos Serna

Derechos de Autor: Carlos Campos Serna


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