CANDELARIA Y EL NUEVO CURA. Aventuras y Peripecias de una viuda
Publicado en Mar 16, 2010
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Todo el pueblo estaba conmovido por la muerte del Padre Domingo, llevaba como pastor de aquel rebaño más de treinta y cinco años, en su haber había bautizado a casi todo el pueblo, casado a mas de la mitad del pueblo, incluso obligo a muchos hombres sin escrúpulos a reconocer a sus hijos naturales, había destruido con sus propias manos y con la ayuda de una mandarria a un burdel y salvado a las pecadoras consiguiéndoles trabajo en diferentes fabricas en la ciudad, repartió alimentos a los pobres y desprotegidos, construyo una escuela de artes y oficios, entre muchas otras cosas. Las beatas, monjas, y otras damas de la congregación lloraban y rezaban por la muerte de tan insigne luchador religioso, todas estaban reunidas haciéndole los novenarios en la casa parroquial, cuando de repente y sin avisar apareció en el umbral de la puerta la figura de un hombre de casi dos metros de altura, impresionadas por la eminente figura y por la sombra descomunal que aquel ser reflejaba sobre todas, en unísono todas espantadas creyendo ver al mismísimo Belcebú gritaron y salieron a refugiarse detrás de la estatua de la Virgen de la Rosa Mística.
 
Candelaria envalentonada agarro una escoba y se dirigió directamente al hombre que invadía las letanías dadas al Padre Domingo y cuando se disponía a dar el primer golpe, de la boca de aquel ser que parecía sobrenatural salieron unas palabras que para Candelaria sonaron como dulce música: Aspetta, aspetta, io sono il nuovo cura.. attesa la signora, per favore... mágico fue también su italianisimo acento, para todas las mujeres asustadas creyendo antes que era el mismísimo diablo ahora sentían que era un ángel, un enviado del cielo... apenadas por sus comportamientos salieron detrás de la Virgen a recibir al nuevo cura con la emoción desbordada como si fuesen a recibir al Mesías.
 
El nuevo cura era un joven italiano, formado en la más pura y recalcitrante fe cristiana, estuvo trabajando en el Vaticano, según el mismo contó en aquella primera cita que tuvo con las mujeres del Club de Viudas Entregadas al Señor Jesucristo, pero que pidió humildemente al mismo Papa trabajar con los feligreses del nuevo mundo. Era un hombre muy alto, de tez blanca como la leche y unos cabellos oscuros que graciosamente le caían en los ojos, aquellos ojos azules, pero tan azules que tenían desde el primer momento que los vio, enamorada a Candelaria y a casi por no decir todas las mujeres del pueblo. Tanto fue el impacto del curita italiano que la iglesia de lunes a domingo se atiborraba de pías, mojigatas, beatas, hipócritas, gazmoñas y toda clase de seres del sexo femenino que solo suspiraban por el santísimo joven que dedicaba sus sermones a la belleza de la vida y a la gracia del Dios Padre, al Dios Hijo y al Espíritu Santo.
 
La viuda Candelaria, ya no iba ahora dos días a la semana a limpiar la iglesia, iba todos los días, inventaba cualquier pretexto para sentir a su lado aquel portento de hombre, se le ofreció para lavarle y plancharle su ropa, le preparaba el desayuno, el almuerzo, la cena, miles de merienda, el cafecito de media mañana, el tecito de las cuatro y treinta de la tarde, el chocolate caliente en las noches frías, y las ricas y heladas limonadas en los calurosos días soleados. Candelaria se convirtió así en la esposa sin derecho marital del cura del pueblo, claro esto no fue fácil, tuvo que luchar como una leona contra las demás intrusas que querían ganar el beneficio de la compañía de aquel hombre de Dios, por ejemplo a la Maripaz Gutiérrez Viuda de Carmona, la enveneno con una mazamorra que le regalo una mañana y que la mando por dos semanas al hospital con una diarrea tan incipiente que casi desaparece de lo flaca que la puso. A Hermenegilda de las Fuentes y Vizcaya, señorita de las de antes, solterisima afamada del pueblo por sus rezos y avemarías en la Plaza Mayor, le metió el pie cuando esta con su corazón llena de amor al prójimo corría a recibir la consagrada hostia en las manos del curita, claro la pobre no llego nunca, su cuerpo rodó por toda la iglesia quedando inutilizada con una fractura de cadera, Candelaria, enfurecida por tal hecho culpo al monaguillo que el día anterior la había ayudado a limpiar y que ella misma le pidió encerara el piso. Poco a poco fue eliminando a cada una de las devotas cristianas, pero la que le dio más trabajo fue la Carmen del Valle Pérez, Viuda de Insulza, pues esta era mujer de armas tomar y tan aguerrida como la mismísima Candelaria, además que era la Presidenta del Club cristianísimo y catoliquísimo donde Candelaria era nada más que la Vicepresidenta. En una tardecita de un fresco sábado Candelaria se dirigía a la casa parroquial con un quesillo de coco y piña para el cura, pero mayor fue su sorpresa cuando entrando en el patio se consiguió a Carmen del Valle que le había llevado al hombre de sus santísimos afectos una torta fría de guanábana; ambas mujeres se miraron a la cara, se sopesaron y se dieron cuenta de los propósitos que cada una tenía... la habilidosa Carmen se adelanto y de un sopetón le aclaro que ella era la antigua ama de llaves del anterior y finado cura y que quería proseguir con sus tareas de buena cristiana, pero Candelaria con la astucia de una zorra paro en seco a Carmen y mirando a los ojos a la enemiga le dijo lo que jamás pensaba Carmen que Candelaria podía saber:
 
- Pero Carmen, una mujer de tu edad, ya debería estar dedicada al descanso, además todos sabemos - en ese instante le guiñó el ojo - que tus visitas al naranjal para enseñar a leer a los campesinos de Don Eulalio te quitan mucho tiempo... y en especial el bruto de Florencio que todavía y a pesar de tu esmerado empeño aún no se sabe el alfabeto completo.
 
La mujer se quedo muda, porque se dio cuenta que Candelaria sabia su secreto: la viuda en su espíritu de servidora del Señor se dirigía todos los jueves al naranjal de Don Eulalio a enseñar a leer a los pocos campesinos que aún no sabían ni leer y escribir, pero ponía mucho empeño en Florencio, un campesino moreno y fuerte al que le dedicaba dos horas más de lo acostumbrado en las riberas del río, y entre baños eróticos, revolcadas sensuales en la arena del fantástico riachuelo la santa mujer le enseñaba las vocales al muy musculoso joven que solo escuchaba salir de su ninfa la primera vocal: ah ah, aaaaah, aaaaaah.
 
La Carmen bajo la vista, pensando en la forma de neutralizar a la Candelaria y le soltó su única arma:
 
- Bueno Candelaria, pero si vas a dedicarte a ama de llaves de la casa parroquial, vas a tener que renunciar a tu puesto de Vicepresidenta y tu sabes muy bien que esos realitos que recibes como ayuda por tu importantísima labor, es la única entrada que tienes para mantenerte, y como bien sabes no hay paga como ama de llaves...
 
- Me conformare con la paga del Señor Jesús y sus Animas y renuncio de una vez a la vicepresidencia, que mi buen marido que Dios tenga en la Gloria, no tenía riquezas pero tampoco me dejo arrastrando y mendiga.
 
Y así Candelaria triunfante pero sin un peso ni un real gano la batalla final y se quedo como señora soberana de la casa parroquial.
 
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Foto del autor Felix Antonio Esteves Fuenmayor
Textos Publicados: 362
Miembro desde: Jan 07, 2010
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Descripción

Palabras Clave: Cuento Relato Amor Viuda Hipocresa Religiosa

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin


Creditos: Flix Esteves

Derechos de Autor: Reservados


Comentarios (4)add comment
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Felix Antonio Esteves Fuenmayor

Gracias Alfonso por leer las Peripecias de Candelaria y por comentar mis trabajos.
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March 17, 2010
 

Alfonso Z P

Felix: esta historia de amor y pasión se torna interesante.
Las peripecias de Candelaria para estar cerca del nuevo cura, ponen en
evidencia sus deseos reprimidos.
Pero hay muchas Candelarias por estas calles deseando encontrar su curita,
no importa que no sea italiano.
Saludos: Alfonso
Responder
March 17, 2010
 

haydee

Muy interesante, Felix Esteves.
Mira que tener en tu entorno gente que inspire y movilice tu imaginación para escribir cosas tan interesantes! Ya van a contactarte para comprarte los derechos y seguramente harán una película. Espero que, entonces, no te olvides de tus humildes compañeros de Textale y cuando reciban el Oscar de la Academia, tengas un pensamiento, aunque sea lejano, para nosotros.
Me gustó y espero la próxima entrega.
Un Abrazo!
Responder
March 17, 2010
 

Felix Antonio Esteves Fuenmayor

Segunda entrega de Candelaria. Aventuras y Peripecias de una Viuda.
Responder
March 16, 2010
 

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