Abren la flores sus corolas al día
y el sol las recibe con inmensa alegría
sus olores aroman a la mágica brisa
que llega a mi sin apuro y sin prisa
Y aquel perfume de Hada y Diosa...
me eleva al cielo y me engloria.
En un arco iris de mucha energía
voy caminando con una sonrisa
y el corazón me late de algarabía
al oir tu voz... ¡Dulce melodía!
Despierto... ¡Que desgracia la mía!
Es mi mujer, con rostro de arpía
que me levanta con mala caricia
y me grita con toda osadía:
¡Levantate flojo, deja ya la vagabundería!