Deseo con toda su alma ser de piedra, totalmente inmune ante él, a pesar que era visible para todos la admiración que le profesaba, no deseaba ingresar a su larga lista de víctimas en el tiempo abandonadas, no era ella una gloriosa guerrera, ni la majestuosa Afrodita que lograba dominarlo y convertirlo en su más letal arma, solo una simple mortal que su mayor bien era su alma, la sola imagen de cadenas producía en su pecho una terrible aprensión que no le permitía respirar.
Elevaba su mirada al cielo como pidiendo una explicación, mientras el siempre avizor, buscando la oportunidad de seducirla, atraparla, verla caer vehemente a sus pies...   
Una lucha constante marca sus pasos, que él nunca abandona sin lograr una victoria sobre esa altiva y absorta mujer, no podía permitir que ella cambiara la historia, nunca nadie se le había enfrentado con tanta obstinación; embravecido decidió enfrentarla con la alegoría perfecta de todo su poder, no podría ella callar mas sus sentimientos, no había logrado ser de piedra, aun lloraba, sonreía y se agitaba, se estremecía y en su pecho cabalgaba desbocado un hambriento corazón... no tendría  armas con que ganar esta contienda.
Sin ninguna piedad puso en marcha su plan y como un perfecto mago creo la ilusión, la atmosfera perfecta, su muralla más débil fue identificada y como el mejor de los estrategas romanos ataco.
No paso mucho tiempo cuando comenzó a saborear las mieles de su triunfo, sin saber que ella moría...
Uno a uno sus escudos y murallas caían y pronto no fue más que tierra fértil para su semilla, pero lo que nunca se sospecho él, fue que  sin defensas ella pronto seria historia, una fría brisa en una noche de verano, una estrella que se apaga, un grito que se ahoga, una ola imperiosa que muere silenciosa en la orilla...
Fue entonces cuando comprendió que ella no existía tan solo era una sombra de los que algún día fue, esas sonrisas y lagrimas que un día le hablaron de sus emociones tan solo eran un reflejo de los que el paso de un inmenso dolor dejo.
Y de una manera dolorosa acepto que su poder tanto como creaba destruía, y en muertos en vida convertía a aquellas almas que algún día con inocencia y valentía se entregaban a él, al final como fantasmas morirían.