¿Dónde estaban mis amigas? Recorrí la mitad de la escuela y no las encontraba. Me detuve en el pasillo de sociología con la gente mirándome con una expresión rara. Cerré los ojos y llame a mi hermana.

“Samy, ¿Dónde estas? Tengo una emergencia. Si no vienes pronto los vampiros italianos pueden estar acá en minutos.”- Mis oídos no escuchaban ningún ruido. Estaba en trance supongo. Me limité a escuchar mi mente de nuevo.
“Jane. Estoy en camino. Ya leí en tu mente que estas en el pasillo de Sociología”.

Era la única vez que los poderes de Samy no me molestaban.
A los segundos siguientes estaba dando la vuelta a la esquina con su remera roja y jeans azules. Los cabellos estaban sueltos y tenía puesto el collar que siempre usaba de marco de plata y una joya inyectada en ámbar.
Estaba corriendo con los libros de literatura en sus brazos.
“Ya se adonde había estado”- Recordé.
Miré el pasillo. No había nadie. Había tocado el timbre y todos habían entrado a sus aulas. Comencé a hablar.
- Samy hay un Neófito.
- ¿Un neófito? ¿De donde salió?- Enarcó una ceja mientras hablaba.
- No se. Puede matar a toda la escuela. Hay que sacarlo ahora. – Pase los dedos por mis cabellos para calmarme. Podía matar a cualquiera de mis amigos. Descontrolarse como ese día en la casa de …
Estaba sollozando. Siempre llevaba al límite mi mente y comenzaba a llorar recordándolo. Era insoportable. ¿Por qué no tenía el poder de volver al tiempo? ¿Por qué había decidido ir a la escuela con gente normal? Ah, sí, Para que no sepan que yo era el monstruo terrorífico que mataba a los animales del bosque.
- Jane. Vamos. No hay tiempo- Limpió mis lagrimas con su dedo pálido- No va a pasar nada, hermanita. Estoy segura de eso. – Confié en sus palabras y nos dirigimos al salón de limpieza. Pero al llegar la luz estaba prendida y la puerta estaba un poco abierta.
Samy agarró mi brazo y tiro hacia atrás.
- Hay alguien ahí- Dijo mirando al frente.
- Lo se. Escucha a ver quien es.
- Hermano. Siempre metiéndose en problemas- La voz era suave. Persuasiva.- ¿Verdad? Connor, Connor, Connor, así diría papá enojado. Pero mi recuerdo es muy frágil sobre él. Porque tú lo mataste.

Con Samy nos acercamos a la puerta semi-abierta. Connor esta enredado con las manos de su hermano en su cuello.
La cara de él no me gustaba para nada. Era la cara de alguien que iba a atacar. Tenía las manos como garras y los labios echados para atrás mostrando los filosos dientes. Y Sus ojos inyectados en sangre, eran más rabiosos que antes.
Lanzó la cabeza hacia un lado y surgió un gruñido de su garganta.
- Samy tenemos que entrar. Puede descontrolarse…
Dejé mi frase incompleta. Samy corrió adentro de la habitación. Yo la seguí.
- ¡Basta!- Era una hermana que nunca había visto. Tenía una mano en el pecho de Connor y otra en la de su hermano- Tú, Nombre- Indicó girando la cabeza hacia el vampiro de bastantes años. Se lo notaba por que sus ojos eran dorados. Tenía cabellos castaños y llevaba una camisa blanca con rayas oscuras verticales. También vestía unos jeans gastados.
- Mi nombre es Cassius- Hizo una reverencia hacia Samy y luego hacia Mi. Luego al ver nuestros ojos soltó una exclamación- ¡Wow!, unas hermosas vampiresas en esta escuela. Y Son tan antiguas como yo supongo- Me inspeccionó a mí, de pies a cabeza y continuó hablando- Tú debes tener 160 años, o cerca de ahí. Y Eres muy hermosa para ser joven como mi hermano- Miró hacia hermano y se dirigió a Samy.
- Tú debes tener como ella. Son Iguales- Sonriendo, chasqueó los dedos- Ya sé. Hermanas vampiresas.

Quedamos calladas. Nadie había previsto nuestro pasado. Yo no recordaba nada de mi vida pasada. No sabía si Samy era en el pasado mi hermana. Le decía así porque vivíamos juntas en una misma casa. Trataba como hermanas a todas mis compañeras vampiras.

- Me quedaré contigo, creo- Dijo hablando a Samy. Su voz se volvió tentadora. Persuasiva como lo había hecho con su hermano. Estaba usando algún don suyo, algún poder- Tienes que besarme.
Había quedado en Shock. No podía decir eso. Samy estaba caminando ya hacia él y lo estaba abrazando. De repente me acerqué y le pegué una cachetada. No le hizo nada. Pero ya había dejado de controlar a mi hermana.
- No controles la mente de mi amiga, o te verás conmigo…
Chasqueó los dedos y desapareció. También se había ido con él Connor.

- Samy, ¿estas bien?- Mi amiga estaba moviendo la cabeza a un lado y otro.
- Si. Un poco mareada. Estaba escuchando en su mente y después me sentía perdida.
- ¿No sabes que sucedió?
- No mucho. Después me cuentas en la casa con las chicas- Se estaba levantando. Estaba mejor.