EL "SOBERANO DE MIS SUEÑOS"
Publicado en May 05, 2009
EL "SOBERANO DE MIS SUEÑOS"
Yo, Verano Brisas, poeta por vocación, nacido en Salgar (Antioquia), sin astilleros dónde inspeccionar la construcción de mis buques, sin equipos técnicos ni amigos especializados descendientes de antiguas familias de armadores; sin quién se incline respetuoso en mi presencia en señal de acatamiento, he decidido ahora, por mi cuenta y riesgo, construir el bello y poderoso "Soberano de mis sueños". Pero antes navegaré desnudo sobre un haz de juncos, utilizando como remos las manos y los pies, en los lagos y ríos de la Tierra. Ensayaré pellejos de cerdo y buey, cosidos y calafateados, inflándolos como flotadores para atravesar las corrientes. Impulsaré luego mi armadía con pértiga y canalete, hasta que pueda perfeccionar una balsa de papiro, o un consistente y rústico catamarán. Mejor todavía, una balsa de bambú liviana y larga. Si trabajo con ahínco, talvez construya piraguas monoxilas, propias para más grandes y lejanas aventuras. Mi mujer, mis hijos y mis nietos me ayudarán a mover embarcaciones mayores. Decoraré mi bote con figuras de animales y pondré un timón en forma de espadilla sobre el costado derecho y hacia popa, para seguir el rumbo deseado y no el que marque el capricho de las aguas. Sobre la proa ensartaré una cabeza de toro con el fin de cornear a los espíritus malignos que nunca han de faltar en toda travesía. En las costas fenicias buscaré cedros de primera calidad para hacerme un navío más potente, con cuadernas, baos y cubierta. Le añadiré un sólido bauprés y un espolón, quilla y remos en filas superpuestas. Así podré atacar a quien me ataque, y a quien no lo haga, atacaré con la seguridad de una victoria rotunda. Pondré, además del espolón, un tajamar, una tercera fila de remos y una lona, como hace poco vi en otras galeras que audazmente se engolfaron en mi océano. Ahora mi carraca tiene balconada saliente sobre popa y paso a paso la convierto en galeón, con tienda para el capitán, caseta para otros miembros importantes, galería de proa, escotillas y serviolas, mayor con brioles y apagavelas, gavias, amantillos y lona de artimón. Es hora de reforzar, para ceñir el viento, con una o varias velas latinas y más palos. Que no haya mar o puerto donde no pueda llegar. Quiero también bulárcamas que ayuden a las amuradas, vergas, cofas, alcázar y cañones, muchos metros de eslora y una manga más ancha, con una superficie vélica que incluya trinquetes, bonetas, mesana, cebadera y otros trapos que al cabo de los siglos tendré que adicionar. Diseñaré un velamen más amplio y más hermoso que el ordenado por Carlos I de Inglaterra y de Escocia. No habrá quién me dispute el dominio del océano. * * * Despierto ya del sueño vano y fútil, no quiero ni acordarme de un "Káiser Barbarossa". No deseo el "Yamato", ni el "Vanguard", ni el "Long Beach", y menos, aunque hermoso, el fuerte "Richelieu". Que vuelen en pedazos gigantescos portaviones, submarinos nucleares, torpederos, destructores, rompehielos, balleneros, pues ninguno de estos cascos perdidos en los mares remedian el asunto, porque son cuerpos sin sangre, portadores de muerte. Sólo un pequeño tronco con una vela inmensa es lo que necesito. Y que diga en el casco único de madera: "Aquello que rige los vientos, las mareas, los astros y el vacío, impulse, oh Verano, tu piragua por el espacio cósmico".
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