EL TURISTA
Publicado en Jan 27, 2010
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Estaba cansado y exhausto de escuchar siempre la misma historia de su jefe, pero ya este le había dado un ultimátum, era necesario que se tomara aunque fuera 10 días de vacaciones. Desde que entro en la compañía de ventas telefónica nunca tomo un descanso y ya eran unos largos diez años de estar sentado junto al teléfono haciendo promociones, vendiendo inútiles y fatuos objetos, además de solo interrelacionarse vía telefónica con las personas. Era un solitario, casi un ermitaño urbano, su vida se limitaba de ir a su apartamento a la oficina y viceversa, hasta la compra de sus alimentos las hacía por teléfono al abasto de la esquina, donde el dueño de la pequeña tienda ya se había acostumbrado a recibir un cheque mensualmente por las obsesivas mercancías de nuestro protagonista. En la oficina, aquel inmenso piso de más de cincuenta cubículos compartido con cincuenta personas, cincuenta mundos que le eran ajenos; al principio sus compañeros le buscaban conversación, era invitado a las fiestas y a los paseos nocturno de los viernes pero el siempre los rechazo, su relación con ellos se limito a decir Buenos días y hasta luego o hasta mañana, hasta que llego el momento que no insistieron más y así como se acabaron aquellas invitaciones se acabaron también los mínimos y pequeños gestos de educación de aquel hombre que cada vez más se encerraba en su concha cual mejillón u ostra solitaria de una profundidad marina muy lejana.
Su único amigo era su jefe y eso era casi una obligación, pues era un tío lejano que le ofreció el puesto en la compañía después que su madre murió de una larga y terrible enfermedad, de ella había heredado el apartamento y todas las mañas extrañas que se pueden pegar después de convivir con una maniaca represiva hipocondríaca por más de treinta y cinco años de vida. Este jefe-tío fue el que le obligo a tomar su merecido descanso y llevado por la culpa de explotar inconscientemente las obsesión mórbida de su empleado le regalo un pasaje ida y vuelta con alojamiento a una paradisíaca isla del Caribe, además le dijo que si no tomaba aquella oferta sería despedido inmediatamente de su trabajo y que él tenía los medios necesarios para averiguar si en realidad asistiría a sus vacaciones ya que el dueño del hotel era un paisano que le había hecho precio especial en tan prestigioso lugar y así con amenaza y todo le entrego pasaje, dólares en efectivo y un gran folleto turístico donde se relataban más con fotos que con palabras las realidades casi fantásticas y sorprendentes e imaginables que ofrecía aquel Edén caribeño.
Después de no dormir esa noche atormentado con la idea de perder el trabajo, decidió tomar sus maletas y partir a la isla pensando que esos días a lo mejor pasarían volando y que era mejor acabar de una vez con tan extremo suplicio. Cuando llego a la isla lo esperaba un chofer con su camioneta descapotable, este hombre amable de sonriente dientes blancos lo metió en el vehículo y empezó la travesía mas sorprendente por toda la carretera que bordeaba las excelentes playas con sus altísimos cocoteros, el turista tenía los ojos desorbitados, no podía creer lo que sus ojos miraban, aquellas mujeres negras, brillantes de cuerpos exóticos y sensuales de caminar lento y cadentes como si estuvieran en coordinación con el movimiento de las olas, de cabellas bruñidas, afros descomunales, trencitas de mil colores, bocas rojas y ardientes que dejaban ver sus hileras de perlas, de senos enormes y jugosos, de culos inmensos y bailarines, mujeres bellas como nunca había visto en su vida, de mirar malicioso e ingenuo; pero también le sorprendieron los altos hombres de musculatura fuerte, parecían espigas doradas en aquel sol resplandeciente, de descomunales brazos, de cantos extraños y ritmos sobrenaturales, de los bultos muy marcados de sus miembros que invitaban al placer... estaba en éxtasis el turista, de solo imaginarse entre aquellos seres de otro mundo tocando sus cuerpos, saboreando sus carnes, esconderse en los enormes rincones cálidos de aquellas mujeres y aquellos hombres... se le despertaron todos los instintos animales, su miembro erguido por los pensamientos lascivos colisionaba a cada momento a cada vistazo del mar profundo, de la arena blanca y de todos aquellos seres que la poblaban. Estaba empapado por el sudor del calor, pero no por el calor del clima tropical, sino más bien por el ardiente deseo que le proporcionaba aquellas vistas... Llegaron al hotel y enseguida se dirigió a su habitación de la cual nunca salió en esos días.
***
Estimado amigo:
¿Cómo esta paisano? ¿Cómo está la familia? Te mando este e-mail para contarte esto tan raro que paso con tu amigo. Desde que llego nunca salió de la habitación los primeros días pedía todo por teléfono. Nunca disfruto de nuestras instalaciones, ni siquiera de la hermosa playa. Nunca dejaba que las camareras limpiaran la habitación, todo lo hacia él. ¿Compadre que loco me mando usted para acá? pero eso no es lo peor de todo, me contaron los botones y las mismas chicas de la limpieza que a toda hora se escuchaban quejidos y hasta gritos, me imagine que a lo mejor había metido una negra de estas tan bellas que moran por esta vaina y como era muy recomendado suyo deje que disfrutara de sus días. Pero después se dejaron de recibir sus llamadas pidiendo comida y toallas, al tercer día preocupado por la situación yo mismito me fui a la habitación y toque la puerta y al no responder el hombre decidí entrar... coño compadre y paisano mío... que vaina me echo usted, aquel hombre estaba muerto, sequito como una rama de cují y los que es peor de todo, su cuerpo nadaba en su misma leche, mire compadre, ni la policía ni el pedazo de médico forense que tenemos aquí supo explicar este suceso, pero bueno usted sabe que siempre los comentarios malignos de los empleados, que el tipo metía a todo ser viviente fuera hombre y mujer que estuviera por ahí, que si estaba con las mulatas del cuerpo de baile de la discoteca, que si el negro que vende coco... lo que yo creo y que es lo más cercano a la verdad imaginable que yo he escuchado es la versión de una de las mucamas y que a continuación yo le cuento y que fue registrada por la misma policía y por estos oiditos que lo escucharon cuando la muchacha declaraba y que además grabe por si las moscas esto se ponía peludo, así que le recomiendo que escuche el cassette que le envíe y usted paisano sacará sus propias conclusiones. De todas maneras compadre, le mando la factura de gastos que dejo el loco de su amigo, no se preocupe en enviarme el pago, yo dentro de tres semanas viajo a Madeira a visitar a mis hermanos que como usted mismo sabe están allá, pero antes paso por Caracas, para finiquitar el negocio de la venta de las casa y a saludarlo a usted, a su mujer y a sus hijos.
Sin más nada que decir
Joao.
***
"Tan lindo... desde que llegue me sorprendieron sus pepas azules, su porte tan elegante, si hasta parecía gringo, igualito al príncipe ese... pue a ese que es el hijo de la ladidi la que se murió en el carro por alla en la uropas. Bueno y yo no es que sea asi, de refistolera con todos e yo insistia, pero eso si señol agente... uno tiene sus mañas de tanto trabajal en esto, apenas me abría la puerta yo rapidito echaba una ojea pa dentro pa ve cual era el misterio, y el misterio no era naida, naida de naidita... si hasta me puse celosa imaginando que era la "Era los clientes del hotel, yo soy una muje decente, pero al fin muje que tiene ojo pa ve, y era muy bonito, gua!!! Hasta me vi vestia e novia con velo y to, bueno le puse una casería al musiu y por mi madre querida y por este puñao e cruces que el nunca metió a nadie en la habitación... era yo la que le llevaba las toallas, las sabanas y hasta la comia, eso si nunca me dejo entrar en el condenao cuarto, y eso qu Blanqueidy Josefina... esa la cocinera, que es más puta que una gallina, pero no, por la Virgencita, por San Cipriano y todos los santos der mundo que no entro naide a esa habitación."
***
Un frenesí entro en su cuerpo, todo temblaba dentro y fuera de él, su mano agitaba con furia melodiosa su pequeño y atrofiado sexo que nunca había utilizado sino simplemente para expeler orina... veía estrellas... era un viaje estelar al más allá, se sentía en los anillos de Saturno, en las lunas de Plutón, veía ángeles y hadas, seres mitológicos que lo acompañaban en su largo arrebato de sexualidad que superaba todo lo vivido, escuchado, percibido, notado, captado, advertido, oído, visto, mirado, observado, apreciado, divisado, vislumbrado, tocado, probado, degustado, saboreado, catado, olido, olfateado, oliscado... eran miles de sensaciones únicas... volaba entre miles de ensueños... Su fuerzas se acababan pero seguía envuelto en su manto de autosatisfacción en aquel mundo de fantasías que nunca había experimentado durante toda su existencia. Así paso esos días de tan preciosa estadía en aquella isla paradisíaca.
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Foto del autor Felix Antonio Esteves Fuenmayor
Textos Publicados: 362
Miembro desde: Jan 07, 2010
5 Comentarios 263 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Palabras Clave: Cuento Masturbacin Agorafobia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin


Creditos: Felix Esteves

Derechos de Autor: Reservados


Comentarios (5)add comment
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Carlos Daniel Irribarren

Atrapa y esta bien contado.
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January 29, 2010
 

Felix Antonio Esteves Fuenmayor

Gracias Haydee por leerme y comentar. Con respecto a lo otro mi locura la apaciguo escribiendo.
Un beso
Felix
Responder
January 28, 2010
 

haydee

No disfrutó de la playa ni del paisaje. Pero encontró en sí mismo, una fuente de placer, según tu, el autor, antes desconocida.
Que se extralimitó, está a la vista, ó mejor, a la imaginación.
Qué puedo decir.... GUSTOS; SON GUSTOS:
MUY BUENO EL RELATO y a no imitarlo, por las dudas.....
UN ABRAZO!
Responder
January 28, 2010
 

Felix Antonio Esteves Fuenmayor

Gracias Letra por leerme y comentar
Responder
January 28, 2010
 

letra

Amigo, me gustó la historia está bien llevada. Buen manejo de los personajes y de las acciones felicitaciones. Letras
Responder
January 27, 2010
 

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