Estoy en la esquina de Balmaceda con la avenida.
Publicado en Jan 14, 2010
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Me senté en el banquito hediondo a meados varios que esta justo afuera del seguro. El seguro de ¿qué?, no tengo idea, pero siempre la gente dice como referencia:...afuera del seguro...así que , eso era, justo al frente del seguro.
Junto a mi se sienta esta viejecita de unos 80 años o incluso 90, tiene un porte tan pequeñito como una pepa de uva, y su cara está tan arrugada como una pasa. Lleva una bolsa de esas que se ocupan en las ferias. Lleva en esa bolsa un montón de cosas que no logro ver, quizás por que no me interesa , así que ni siquiera lo intento, pero de repente saca de su interior 2 o 3  botellas vacías de plástico de alguna rancia bebida cola. La observo con cuidado, no quiero que se de cuenta que la observo, y evidentemente, por lo que me indican sus cuidadosos y muy bien estudiados movimientos ella tampoco quiere ser sorprendida en tal acto, ni por mi, ni por nadie que pasa por ese lugar.
Luego saca otra botella del interior de la bolsa, esta vez seria una petaca de pisco capel, que con mucho cuidado comienza a repartir entre las tres botellas plásticas vacías, en partes iguales, luego repite la acción con un liquido amarillo que no logro definir desde aquí.
Es lo mas obvio que puede hacer, así puede beber a destajo sin ser molestada, vieja pero viva jajajja.
Por lo general uno cree que ser viejo, es el final de todo, y evidentemente así es. Al verla pensé en lo difícil que debe ser dejar los hábitos aunque estés vieja y acabada, aunque el licor te haga mal.
Quizás esa sea la mejor manera que encontró de vivir sus últimos años sin fiestas, sin hombres, sin sexo, sin esperanzas, sin otro día mas quizás.
La vuelvo a mirar, sorteando a un wuevon que se sentó entre la vieja y yo, y que por lo demás le quita romanticismo a la imagen, entiéndase la palabra como lo que es...aaahhh una para los vivos....ella es realmente vieja, esta realmente arrugada, pero bate su botella con energía, hasta mi llega el fuerte olor a pisco y me hace recordar mis primeros años con este brebaje del demonio, cuando lo bebía puro y sin pestañar.
Ahora la vieja se levanta, toma su bolsita, esa que contiene sus brebajes, sin antes cerciorarse de que nadie la vio. Efectivamente nadie más la vio, solo yo me percate de su acto alcohólico, ahora camina y se aleja de este lugar.
¿A dónde ira?, ¿dónde estará el refugio, donde pasa las ultimas horas que le quedan bebiendo y despidiéndose de este mundo cruel?
Ya no logro verla y el frió me tiene al borde del abandono de mi espera, han pasado mas de media hora y a quien espero no llega, pienso en caminar pero no me da la gana, guardo mi lapicera de apariencia fina, pero lo mas probable es que no lo sea, no lo se, me la encontré.
En mis oídos suena real thinks de alice in chains, y por fin llega mi amigo, así que me encamino a beber unas cervezas antes de que acabe el día, mientras bebo, vuelve el olor a pisco de la vieja, pienso en salir a buscarla, pero ya es demasiado tarde, además ¿de que podríamos hablar?
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Foto del autor Daniela Molina
Textos Publicados: 11
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Descripción

Palabras Clave: anciana alcohol esquina oscura espera

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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