Un crimen necesario
Publicado en Jan 05, 2009
Que peor muerte que enterrar a alguien que está vivo pero en tu alma... Porque si no lo matas te terminará matando tu interior Alejarse, sacar de lo más profundo de tu ser Como si no estuviera. Lo que fue presente por tanto tiempo, con la profundidad más latente que tuvo un lugar privilegiado. Ya no estará presente, se esfumará, yo la sacaré, como dolerá, no nos hacemos bien, de la ternura misma y el amor más dulce, se transformó en la frialdad más latente... Para pasar de lo más importante a lo más peligroso. Quedará un dolor en el alma, se olvidará hasta que una tristeza vuelve a recordar ese dolor, ahí uno se cae unos momentos, para volver a levantarse, hasta que el tiempo sana todo, y como no es primera vez, se hace costumbre y al mismo tiempo se cansa mi alma para decir basta. Se morirá un pedacito de mí, en ese pedacito renacerá una libertad que estaba perdida, esa muerte se volverá nacimiento para estar sola, esta vez me cansé, no quiero amar más, amaré a Dios. Siempre hay una salida, aunque todo se vea más triste. Lo que no se vio cuando estaba vivo, ya empieza a sacar brillo con su muerte. Planificó su muerte, será en la noche cuando venga a mí, me haré la dormida Cuando se acueste a mi lado Tomaré el cuchillo, lentamente se lo enterraré en el corazón para decir basta, el morirá lentamente en mi cama.. Será una decisión radical, miraré sus ojos por última vez, lo sentiré muy lejos y no dejaré que vuelva, por el contrario lo volveré de donde proviene, de ese mundo que un tiempo vivió en mi, siendo lo más importante, donde hubo tanta mentira, donde yo tuve una felicidad como un niña que se le prometió lo que nunca se le dio, sin negar que la intensidad que dio no la conocía, con una comunicación nueva, llena de soles en la oscuridad, dejando después solo la noche, con sentimiento que no quiero repetir. No quiero mas amores así, tanto aprendí, me puso los pies en la tierra, eso lo agradeceré como tanto que dio... Ha llegado... Se acuesta a mi lado. Dudo matarlo, cuando recuerdo tanta dulzura derramada, hasta cuando recuerdo su frialdad sin dudar al dejarme ir. Llegó la policía... Me preguntan, ¿Por qué lo ha matado? Y yo les digo, en defensa propia.
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