Al decir del poeta: el río bajando las sierras/ en sus crestas rumorosas/ me trae toda la gracia/ de una mujer cándida y hermosa.
Y así el río Uruguay saluda desde oriente al sol que viene trayendo sus rayos de oro a la tierra colorada. Saltando sierras, quebrando su columna vertebral en el Moconá, uniendo y desuniendo a dos culturas, una en cada orilla. La nuestra de castizo acento y lengua castellana, allende el río lusitanos que parlan portugués y en esa mixtura de razas de malambo, chacareras, chamamés, chotis y banerón la misma gente abrazada con el embrujo del río: ese enorme espejo azul, donde se reflejan todas nuestras ilusiones. Dicen que nunca es la misma/ el agua del río en su viaje,/ sin embargo cada gota/ me refleja tu imagen.
Ese río que alberga en su aguas al dorado "tigre de los ríos", a lo manguruyú, esos enorme peces de cuero, al surubí y centellantes mojarras pintadas por la naturaleza de plata y oro. Este río al que mundo mira con asombro por el verdor de sus costas y la dulzura de sus aguas. Ese río llamado de los pájaros por que bien sabemos que en sus orillas cantan maracanases, iluminan el paisaje atrevidos Martin pescadores, tucanes, torcasas, colibríes, jilgueros, cardenales, en fin un sin número de avecillas de Dios que trinan y vuelan cuan un canto a la vida. Acaso no hemos visto a un mozo enamorado decir: Cada mañana en la orilla/ al resguardo del tibio sol/ anhelo que dentro de una botella/ me llegue un mensaje de amor.
De esos amores entre argentinos y brasileñas o viceversa, de ese portuñol que como una mano abraza a los pobladores de ambas orillas: y como toda mano tiene cinco dedos que son los colores de las banderas de Brasil y de Argentina.
Ese río que fue testigo de la lucha en Mbororé por la libertad de nuestros paisanos, a cuyas orillas nació y jugó José de San Martín, el padre de la patria.
El que albergó sueños de ambas costas, por un puente que nos una más y mejor y que lleva como treinta años de quimeras sin poder concretarse, ese río que estuvo oculto hasta que el asfalto de la Ruta Costera Nº 2 lo acercó al mundo con su belleza. Por eso me permito decir con alma de poeta: Te juro que jinetearé/ el bravo río un día/ remontando su cauce brillante/ para llegar a tus orillas./ Este río milenario y audaz/ discurre con embrujo y encanto/ es que abreva en tu belleza/ la magia de su canto. Y con emoción decirle a una costera: Eres la bella mujer del río/ y sueño navegar tus aguas/ mojar todos mis ilusiones/ en el hechizo de tu alma.
Hermoso Uruguay postal cotidiana de un caico con un pescador, o llevando un chivo o simplemente pasar a la otra orilla para visitar a los parientes.
Quiero llevar estas palabras para homenajear al Río Uruguay, regalo hermoso de la naturaleza, nuestro río cercano, producto del amor de Dios.