Habitación
Despedida es la palabra que intento asimilar, tal vez me alimente el vacio, el recuerdo de un retorno o quizás deje de llorar en las noches y aprende a apreciar la amnesia de la mañana, de repente tenga suerte y al perder la sonrisa haya ganado mi oro al final del arcoíris, mi utopía hecha mujer, un mundo que esta tan lejos como una estrella
Un destello y no hay más de lo que amaba, una cama en resta, un sonido de muerte, el silencio se destruye lo que a golpes se creo, solo a grito se pide la corrección del inminente final, nadie anticipo que en la más infinita soledad se recogen los pedazos, de rodillas, con hambre y con sed, con una paz psiquiátrica que cambia con el tiempo
Se va en el reloj; hoy soy dueño de un fondo que no me importa, de un dolor, de mil cartas que no pienso leer, me persiguen mil boticarios y usureros, la deuda más grande es con mi corazón acreedor de respuestas ante las preguntas; ¿cómo?, ¿por?me decía: para vos es fácil, tenias ojos para mirarla y darte cuenta en cambio yo soy dueño de un amor ciego y necio que no tiene pretensiones ni propia voluntad, solo siente y obedece lo que le mandan a amar.
Y mis ojos me decían: la miramos y creímos, hoy pagamos nuestras culpas, el precio es estar mojados en este invierno que no tiene piedad, sin sentido, sin saber donde apuntar como avanzar. Mis manos que la extrañan, hoy posadas en mi cabeza, me preguntan donde fue el gusto de su piel. Los oídos que ya no me escuchan, los que antes adoraban el sonido de su canto, hoy están sordos por tanta necedad, todo mi cuerpo me odia por perderte, yo odio la idea que escribe mi mente de olvidarte, quizás sea la noche que no ayuda, quizás alguna especie de locura o el color de las paredes de este lugar, tal vez la noche, casi siempre es la noche que se ensaña, quizás no sea una despedida aquí cada día es volver a empezar.