Se encontraban todòs bien alistados y sentados,desayunando los tres sobre la mesa para despuès ir a trabajar.La jovencita,a un lado de su madre y del otro extremo su padrastro,que sin dolor alguno acariciaba las piernas y manos de clarita,por debajo de la mesa sin que madre se diera cuenta.
El atardecer ya se veìa venir.-Es hora de ir a trabajar gritaba la mamà,mientras la pequeña tratando de sujetarla de la pierna para que no atravesara la puerta pero al final,el drama no valiò para nada y la mamà escapo.Corriò ràpidamente a su habitaciòn clarita,mientras aquel señor con su bigote a la perfecciòn y una fragancìa espeluznante,la siguiò hacìa su recamara.El hombre le tocaba la puerta ansioso por volverla acariciar,mientras la pequeña gritaba.
-Ya por favor ya no me hagas màs daño y dejàme en paz.Si reproche ni dolor alguno el señor comenzò a tocar las piernas de la pequeña,y poco a poco fue subiendo su mano mientras a su costado tenia una gran pistola amenazàndola que si gritaba o decìa algo la privarìa de su vida.
Còmo un abrir y cerrar de ojos el cielo oscureciò por completo.La niña,no paraba de llorar por lo que habìa sucedido horas anteriores,se miraba al espejo jalàndose los cabello y maldiciendo lo que el señor le habìa echo.El hombre todas las noches invitaba a sus amigos,para convivir y reìr mientras a la pequeña la utilizaba como sirvienta,arrimàndoles y sirvièndoles las cervezas mientras ellos jugaban baraja y domino.Uno por uno iban tentando a la jovencita,que con apenas quince años de edad ya sabìa lo que era vivir en un infierno.Todòs los reunidos,dejaban pasar sus dedos para seducirla mediante su hermoso cabello,la besaban a la fuerza,para màs tarde llevarla a su recamara en dondè uno a uno comenzaban a golpearla y a tentarla,mientras la jovencita cada rose en su fina piel lo maldecìa y cada caricia la sucumbìa hacìa una lagrima.
Al final del cautiverio que vivìa todàs las noches alado de todos esos señores jamàs le comentaba a su madre lo que pasaba cuàndo ella se alistaba para ir a trabajar mientras desayunaban,ya que el hombre la tenìa amenazada de que si hablaba o decìa algo de lo que sucedìa la noche anterior morirìa ella y su madre.
 
                                                Edgar The Sacrifice 09