Noche Buena
Publicado en Dec 25, 2009
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El frió de la noche y los fuegos artificiales bajo un cielo despejado, lleno de estrellas y en conjunto a una luna llena y brillante, tan brillante que el vaho saliente de mi boca producto de mi exhalación entonaba un color azul, esto hacia de aquella navidad un ambiente perfecto para la celebración de la llegada del niño dios y de nuestro burgués amigo santa. Digo burgués no por política sino que el Sr. Claus solo le regala a niños que ya tienen juguetes, de clase media o alta, explotando su industria juguetera sin importarle en lo absoluto a los niños que viven bajo este frió en las calles o bajo el calor de las llamas bélicas en Oriente Medio.

Seguí mi camino sin rumbo ya a pocos minutos de noche buena. Ya las calles de Caracas se veían muy solas, pero yo podía sentir a una ciudad despierta, música en los departamentos, juegos pirotécnicos, alegres gritos de niños, uno que otro mendigo y cada dos minutos un carro a alta velocidad por la amplia Avenida Francisco de Miranda.

Para mi cualquier noche puede ser buena, así como también puede ser mala, pero ese día estaba intrigado por saber que tan buena es la noche en las calles, quería ver por donde llega santa, espero encontrarlo. Realmente todo me parecía normal, todos estaban en un ambiente familiar y yo en busca de aquella hora especial.

Tan normal la noche que podía escuchar las sirenas emergentes de la policía e inclusive de ambulancias. En un momento creí haber encontrado el lugar perfecto para esperar la llegada de Santa, era un café ubicado en una esquina donde había mucha gente reunida, bailando, gritando y tomándose fotos. Al entrar a tal local trate de hacer un poco de sociedad y buscar a alguien con quien conversar, pero no pasaron diez minutos cuando me estaban corriendo del lugar por no consumir dentro. Wow!, ¿a esto llaman noche buena?, que diablos, me prometí que la conseguiría.

Seguí caminando por la acera, pero esta vez iba mas apresurado, ya quedaba poco y yo aun no me sentía conforme, pues todo el mundo me decía que existe la noche buena y debía encontrarla. Unos tres rebeldes adolescentes obstaculizaron mi paso por la avenida, ellos gritaban como semejantes locos y unas cinco chicas se reían de los actos cometidos por sus verdes y precoces novios. Sin dejarme transitar libremente comenzaron a lanzarme fosforitos (Juegos explosivos); no quise hacerlo pero tuve que cruzar la calle empujando a uno de ellos y empecé a correr aturdido por los explosivos.

Mientras corría podía escuchar aquellas risas de las adolescentes bajo el control de las drogas y del alcohol, pero en cuestión de segundos y al paso de mi trote todo volvió a ser calmado, un ambiente tan tranquilo como para seguir con mi búsqueda. Realmente no tenia nada de noche buena, había pasado muchos sustos, vi el hambre en las calles y el frio azotando gran parte de aquellos mendigos.

Me desvié de la avenida principal y tome una calle un poco más oscura, mi intención era caer a otra calle que me quedaba a unas cuatro cuadras de allí. Pero estando en tal oscuridad pude oír el eco de una prensada voz, algunos tosidos y también puñetazos; frente a mi estaban un grupo de tres chicos y una chica que lloraba de ver como golpeaban a su novio, quien mas tarde me entere que el golpeado era su amante y el golpeador su pareja.

--Ey! Imbécil, yo también me he divertido con tu novia todos estos días—Me exprese con voz gritada y segura, pero con un miedo intenso dentro de mi que no puedo describir. En tal momento comencé a escuchar como vidrios quebrantados rebotaban en el asfalto, quizás a eso llamen noche buena las familias de esos pequeños y viejos edificios, pero sin duda alguna me ayudo a correr y a tomar cierta ventaja sobre los tres perturbados punkis que golpeaban al amante de su novia.

Mala noche, estoy seguro que así fue, a trescientos metros vi un taxi estacionado, solo debía cruzar dos calle y la primera lo hice corriendo. En la segunda calle me detuve a encender un cigarrillo, la brisa golpeaba a mi encendedor y tuve que voltearme en contra de la misma para poder encender mi cigarrillo con mis labios sosteniendo el cigarro y apuntando al encendedor. Una vez dada la primera aspirada subí mi cabeza y fue cuando un viejo y desgastado letrero electrónico llamo mi atención, pude ver dos senos apagándose y prendiéndose de manera discontinua junto a la letra “X”.

Mala suerte ya el taxi no estaba, y faltaban cinco minutos para la navidad, así que decidí entrar al lugar. Un portón marrón con la bisagra interior suelta con forma de arco posaba frente a mí, esperando ser empujado. Que sitio tan extraño, tomado por una luz oscura y roja, donde una barra llena de botellas vacías sostenían la cara del cantinero totalmente ebrio, muchas mesas desocupada y música tecno de fondo. Todas las mesas estaban vacías, solo habían cuatro personas; un señor tirado a una esquina el cual no pude detallar, el cantinero dormido, aquella chica que vendría a limpiar mi mesa y yo.

Unas plataformas transparentes, sus bien cuidadas uñas de los pies de un color oscuro, unas increíbles piernas y una extra mini-falda de licra negra que formaban una sola pieza hasta su cuello, además esos carnosos labios que de manera seductora y a pocos centímetros de mí expresaron –hola, ¿puedo acompañarte a fumar?–.

En fin no quiero extenderme en esta historia, pero ahora me pregunto ¿encontré la noche buena? O ¿sencillamente fue una buena noche?

De algo estoy seguro gaste menos dinero que en regalos, ¿alguien sabe la diferencia entre la noche buena y una buena noche? Porque yo no lo comprendo.

En el artículo quise expresar que para mucha gente puede ser distinta la manera de pasar las navidades, algunos les gustan a otros no, otros se deprimen y otros se alegran. En este caso se basa en un solitario chico que va sin rumbos por la ciudad de Caracas buscando donde pasar la noche buena y que en fin termino pasando una buena noche.
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Foto del autor Angel Di Maio
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Descripción

La noche buena, de un solitario hombre.

Palabras Clave: Navidad noche buena Caracas

Categoría: Artculos

Subcategoría: Comentarios & Opiniones



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