Apenas resucitado, con las heridas en llaga
Camino por un sendero angosto de polvo y piedra
La cruz había sido antes, y antes la befa
de los verdugos, la muchedumbre agolpada
y creo que después la corona de espinas
y antes el juicio de los hombres
que me condenaban a morir en una cruz
junto con otros dos condenados.

Del camino nada sé, apenas que son
mis pies, descalzos, los que avanzan
Atravesados desde el empeine
Por una profunda herida en llagas
 
Ligero viento de estío que trae
el perfume amargo de los olivos  
planicies que fueron pastos y pastos
que hoy serían fuego y mañana nada 
y quizás más tarde agua,
ilusión, vanidad, desdicha,
generaciones tumultuosas
precipitándose al abismo.

Avanzo por el sendero y en el horizonte
Más allá de las tiendas, aún más allá
De los montes
El cielo vibra justo en la línea perfecta
que separa el azul del gris,
El gris, de la indivisible negrura.

El cielo es esa cúpula sin fondo
Que van a representar, por los siglos
los que vieron en el instante
En incontables piedras erigidas
Por y para, y los motivos, y los ritos.

En mi nombre
Muerto vivo, dicen: "ha resucitado"
Muerto vivo el caminante
Encaminado