Afuera llueve,
la ventana se ha empañado,
el frio amenaza con entrar
violento e invasivo hasta calar.
El ruido de las gotas hace un estruendo
 y se parece a esto que siento por ti;
 aquí adentro.
Afuera llueve,
y ...como duele no poderte abrazar.
Porque afuera cruzan los aires,
con un frio desgarrador
y acá yo tengo primavera,
cuando me siento a pensar
en lo que puede ser un quizás
(mis amigos dicen que esto
es un buen ejemplo
de lo que es alucinar).
Pero sigo aquí,
pese a todo.
En espera,
En la espera...
en espera de tu humor,
en espera de tu imagen,
 en espera de tus palabras
que a veces me calan hasta el rigor.
En espera de un sí, de un no.
Porque amar
no es lo mismo que poder
y llorar  a veces se disfraza con reír,
porque te espero quieto a que aparezcas;
como un viejo en espera de la muerte.
Porque amar a veces se confunde con desear;
 pero yo te amo y te deseo,
aunque sea en mi mentalidad.
Afuera, llueve
y acá en mi interior empiezo a encender una fogata,
con los trozos de las frases que me sueles regalar.
Allá afuera, el gobierno desmadeja un país,
por no saber hacer cambios de raíz,
o solo para estructurar la mejor forma
de justificar  los constantes engaños
que una y otra vez le otorguen el poder.
Pero acá adentro solo existes tú
 rebozando en plenitud.
Afuera...
¡Que se caiga el mundo;
 el cielo también se
puede seguir cayendo!
 Que acá adentro
en mi mente y en mi pecho
es primavera... por ti.