Eramos tú, yo y un cruce de caminos.
Eramos amores y desaveniencias.
Veníamos de lugares distintos
y nuestras mentes no eran semejantes.
Casi llegamos a ser retratos de amargura
soportandonos el uno al otro.
Tú con tu corazón siempre callado
y tu boca cerrada a la insurgencia.
Yo con mi verbo resonante
y mis imperfecciones a la vista.
Nunca llegamos a comprendernos:
Jugaste peligrosamente a la franqueza.
Nos herimos más de lo permitido.
Hablabas sin rienda y reflexión.
Nos cortaron nuestros mismos reflejos:
Ambos éramos de sangre calentana:
Un tauro libra con un sagitario sagitario
y un pasado de susceptibilidades.
La ley de la atracción obró en nosotros rechazo
y la ley del amor nos entregó desapego.
Nos dijimos cosas hirientes y punzantes
que no pueden soportar las relaciones.
Nos cortamos en la hora retráctil
aunque nos habíamos bañado en besos.
Ante la bifurcación nos detuvimos
y tomamos caminos diferentes.
Hoy apenas te recuerda mi memoria
como alguien que pasó raudo por mi vida.