Un paraje de desolación tierra seca y cuarteada por los siglos de los siglos se extiende por el horizonte hacia donde quiera que mire, cielo gris sin nubes, sin sol, sin estrellas, morada de la desesperación, de la locura mas profunda, de la resignación que nunca se resigna y provoca que la locura se vuelva mas profunda y que la desesperación sea mas desesperante. En el centro me hallo atrapado en un árbol muerto con la corteza quebrada y seca, elevando las ramas desnudas hacia el cielo intentando escapar de esta prisión de muerte en vida, meciéndome con el viento y haciendo crujir la madera del tronco con el movimiento de un loco desesperado intentando gritar tantas veces como la memoria me deja recordar sin éxito por los pulmones llenos de madera. Intentando arrancar las raíces secas para poder avanzar aunque solo sea un metro y ver mi agobio desde otro ángulo.
Hojas secas que mueve el viento, cientos de miles de años dando vueltas constantemente, debieron ser de este árbol si alguna vez estuvo vivo, o simplemente siempre estuvieron aquí. Torturado por la imaginación de otro y condenado a recordar mi sufrimiento cada vez que alguien me observa desde su realidad no me queda mas que odiarte porque vuelves a obligarme a repetir esta tortura.