Es importante que me conozcas y sepas porqué estoy aquí.
Me llamo Presente.
Hace apenas una fracción infinitesimal de tiempo no existía.
Allí es Ayer el que reina.
Él es el que guarda celosamente todo aquello que has vivido.
Los agradables tesoros y lo que preferirías olvidar, los triunfos y los fracasos, las glorias y las penas, la brillante manifestación del nacimiento y la opaca negrura de la muerte.
Y la experiencia.
 
Dentro de una fracción no menos infinitesimal, no existiré.
Allí Mañana es dueño y señor.
Él despliega intrincados y pesados velos que nublan todo vestigio del futuro.
Allí están todos los sueños, todos los proyectos, las dudas y los miedos, la inacabable expectativa de los anhelos y la paralizante realidad de los desengaños.
Y la esperanza.
 
Ya ves, estos dos hermanos míos son incorruptibles guardianes.
Uno  vigila las enmarañadas oquedades de los recuerdos; el otro, los velados secretos escondidos y prohibidos.
Uno sólo puede ofrecerte grises nostalgias, oscuros remordimientos.
El otro te impulsará a la ansiedad de los afanes y al temor de caminar a ciegas.
Ambos, enredados en sus necias mezquindades, no te revelarán el secreto de sus más preciados tesoros.
 
Por eso es importante que me conozcas, que sepas que estoy aquí para darte reposo, para librarte de las pesadas cadenas de Ayer y del vértigo de Mañana que te catapulta hacia adelante.
Me bastó con extender la mano para atrapar lo mejor de ellos y puedo dártelo si lo quieres. La experiencia y la esperanza, la guía y el motor, la sabiduría y la aventura.
Aquí los tengo, es el secreto de la paz.
 
Patricia E. Álvarez Celia