MOON
Publicado en Nov 21, 2023
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MOON
MARISA MONTE
 
 
 
 
 
 
 
                                                                   
 
 
 
 
 
 
 
 
                                                                             A mi futura familia, a mi futuro hogar…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
         Nunca debería ocurrir que esta tierra hermosa experimente la opresión de una persona por otra (Nelson Mandela)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
NOTA DE AUTORA
 
No sé dónde oí por primera vez que existían cruceros fluviales por los ríos: Rin, Danubio, Nilo y Congo, por lo visto antiguamente se hacían en barcos de vapor, pero ese romanticismo quedó atrás. En 1992 hacía tiempo que se habían reemplazado los bonitos detalles por la comodidad, pero no importaba, porque nada molestaba si uno encuentra placer en lo que está haciendo, podemos decir que era el lujo nuevo. Fue al ver una película cuando se me ocurrió esta historia, no había escrito nada sobre África, y creí que había llegado el momento. Tampoco sé si estaré a la altura, pero hay que intentarlo, para que no me entraran en el futuro remordimientos, porque quería  llegar al corazón de algunas personas, de aquellas que supiesen leer entre líneas, yendo aún más lejos. Mi barco navegará por el Rio Congo, algo salvaje, con cascadas y grandes gargantas, pero donde no hay temor, no hay misterio, y más cuando su rivera era una selva virgen de más de mil setecientos kilómetros de extensión. Comentar que el Congo fue colonia de Bélgica, siendo sus personajes de allí. Espero que disfruten del viaje, solo lo lograré si me siento satisfecha al terminarlo, porque si me gusta a mí, podrá agradar a otras personas, si no: imposible. Muchas gracias por su tiempo…
 
 
 
 
 
 
MOON
PRIMERA PARTE
Todos los viernes se reunían en un club social de Bruselas un grupo de amigos, algo snobs, pero con buen corazón. Habían pasado los cincuenta: Patricia era una viuda con poder adquisitivo, que siempre ayudó en los negocios a su marido, Carolina y Edwin eran pareja desde hacía más de veinte años, trabajaron en el sector de la Banca, por lo que se habían podido jubilar pronto (a los 55), Albert era un famoso antropólogo muy interesado por Patricia, sin saber muy bien sus verdaderas intenciones, porque tenía clase, pero pocos medios y Rodolfo una latino, alegre pero reservado, algo amanerado y a la vez mujeriego, creo que imitaba a Valentino, quien regentaba varios negocios de hostelería en Bruselas.
-          Me parece una locura, Patricia
-          No seríamos los primeros, un antepasado mío hizo la travesía, y siempre contó a sus descendientes que fue la mejor experiencia de su vida. Además creo que a Albert le podía interesar bastante, si es que conocemos alguna tribu
-          Por favor, si debe haber caníbales
-          No vamos a tratar con ellos
-          Eres demasiado aventurera
-          Soy una mujer occidental y progresista, por supuesto que no me voy a quedar en la casa tejiendo, aunque tenga más de cincuenta años. Y no se me ocurre ir con la mochila a recorrer el mundo, porque es demasiado peligrosos, te pueden matar con facilidad, por cualquier tontería
-          Sigo pensando que es muy arriesgado
-          Yo me apunto
-          ¿Alguien más?
-          Iremos todos, siempre consigues lo que quieres
-          Creo que os alegrareis
-          Cuando parte el barco
-          El 2 de Mayo, hay que coger un avión y luego nos llevan directamente al pequeño Titán para que zarpemos
-          Nos quedan dos meses para prepararlo todo, ¿quizás deberíamos llevar un guía desde aquí?
-          Mejor el que nos ofrezcan, de todas formas creo que el viaje consistirá más bien en disfrutar del paisaje, como con los fiordos Noruegos. No nos mostrarán edificios culturales, recuerda que es una selva, no Roma
-          Voy a ir informándome, entonces nos llamamos y Patricia se encarga de comprar los billetes
-          Por supuesto, no os invito porque debo ser precavida, no sé cómo será mi futuro, pero desde luego haré el desembolso, confío en mis amigos
Las semanas posteriores Patricia estuvo yendo a diferentes agencias de viajes, aunque no había mucho que preguntar, solo hacía la travesía un barco “El Tintan”, que navegaba sin descanso, ya que era una buena fuente de ingresos, porque El Congo no tenía mucho turismo. Consiguió billetes para otra fecha, para el 24 de Mayo, duraba varias semanas, advirtieron que bajarse de él era bastante peligroso. No eran muy bien recibidos los forasteros, pensaban que poco a poco desaparecería su cultura, si les dejaba moverse libremente por sus tierras, tardaron mucho en conseguir la independencia, después de la colonización. Patricia estaba muy ilusionada, le parecía una experiencia única, muy original y divertida, además podría impresionar un poco a Albert, no buscaba una relación, ya tuvo un marido, pero a todas las mujeres les gusta coquetear y sentirse guapas, aunque peinasen canas, y creo que quería seguir un poco el juego, le daba vida y aunque lo ocultase, también se le despertaba el deseo. A veces se sentía culpable por ello, le parecía que le era infiel a su marido, le costaba pasar páginas e incluso le costaba pasar las etapas, se hacía la atrevida, pero en su corazón había temor, mucho temor a ser lastimada (imagínense si ya te han roto hasta el alma). Quería llamar a sus amigos, pero creía que les molestaría en sus rutinas, así que esperó al siguiente viernes para contar los detalles, deseando que no se asustasen por el precio del viaje.
-          Ya está todo listo, di la señal
-          Madre mía, voy a ir, pero me sigue pareciendo una barbaridad, no están totalmente civilizados
-          Es una aventura, Paris y Londres ya lo has visitado en muchas ocasiones, hay que hacer diferentes cosas en la vida, para obtener diferentes resultados, si no te estancas y te aburres
-          Lo sé, pero no por ello dejo de tener algo de temor
-          Se te pasará
-          Eso espero
-          El barco se llama Titán
-          No me gusta, se parece a Titanic y ya sabemos lo que ocurrió
-          Venga Rodolfo, no seas gafe
-          Lo intentaré
-          Habrá un buffet para desayunar y almorzar, en la cena nos sentamos en mesas y nos sirven un menú
-          Genial, eso me gusta
-          Hay todo tipo de distracciones dentro del barco: un bar con un pequeño casino, otra sala de actuaciones y luego una zona de mesas con música en directo de fondo, para pasar una velada agradable hasta dormir
-          Suena bien
-          Por el día hay algunas visitas planeadas, entre ellas conocer a una tribu, la de los pigmeos, se caracteriza por ser hospitalaria, incluso deja que te quedes unos días a cambio de regalos, pero nosotros estaremos poco tiempo, no sé lo que veremos exactamente. Hay que comprar las excursiones pronto, porque somos 66 pasajeros, y no siempre hay plazas para todos, creo que las deberíamos reservar desde la agencia, para asegurarnos
-          Madre mía 66, un seis más y el número del demonio
-          Rodolfo deja las supersticiones de católico, por favor
-          Sin comentario
-          Ya cambiarás de opinión
-          No creo
-          También hay actividades en el barco e incluso juegos en la piscina. Es un pequeño transatlántico, aquí tenéis las fotos
-          Tiene buen pinta
-          He cogido camarotes exteriores, sin tener claro cuáles eran los mejores
-          Por mí de acuerdo
-          La temperatura rondará entre los 20-30 grados
-          Habrá que llevarse una rebeca por si refresca, pero no vayas a meter las pieles Carolina
-          No soy tonta, y además quiero dejar claro que mis pieles solo son de animales que se comen, lo demás me parece una barbaridad
-          Mejor así, no esperaba menos de ti
-          También habría que llevar algún chubasquero
-          Si, por si nos pilla alguna tormenta
-          No me asustes
-          Por favor Rodolfo eres un gallina
-          Sé que es pasarlo mal, vosotros no
-          Ánimo
-          Gracias
-          Debe ser bonito el amanecer allí
-          Todos los amaneceres son bonitos, pero si estás rodeado de naturaleza, se trataría de algo casi mágico, casi celestial
-          También dicen que la luna se ve más cerca
-          Bueno creo que más grande, si acaso
-          Lo más importante será el color, el olor, el aire limpio, sin contaminación. Creo que eso es lo que más nos llamará la atención
-          A veces la belleza duele
-          Mientras no nos maten, ya me doy por contento
-          Rodolfo
-          Sé lo que me digo: allí la única ley que hay, es la ley del más fuerte
-          Nunca has estado
-          Pero sí en sitios muy parecidos
-          Yo estoy muy ilusionada
-          Todos los estamos, aunque alguno no lo parezca
-          Espero no defraudaros
-          No lo harás, Rodolfo solo se queja, ya sabes lo inconformista que es
-          ¿Te apetece Albert?
-          Sí, perdona estaba mirando mi agenda, cerca de esa fecha tengo un congreso
-          Pregunto si te gusta la idea
-          Todo lo que venga de ti, me parece bien
-          Adulador
-          Un poco, ya sabes
-          Porque no pedís el mismo camarote
-          No, solo jugamos, pero no buscamos nada
-          Habla por ti
-          Queréis que nos marchemos
-          Ya dejamos las bromas
-          Como quieras, pero espero tener una cena contigo a solas
-          Claro, a la vuelta
-          Me llevas dando largas meses
-          No es cierto
-          Sí lo es, y me la debes, la gané en una apuesta, y hay que cumplir con la palabra
-          Cenaremos, aunque sea por Año Nuevo
-          Me gusta la idea
-          Comenzaremos el año nuevo juntos
-          Nos apuntamos
-          Ni hablar
-          ¿Por qué no?
-          Es una cena íntima, no lo entendéis
-          Como mucho nos vemos después de brindar
-          Está bien, os dejaremos ese rato, pero luego a bailar
LA SELVA
Esa mañana me desperté algo distinta, en mi tribu no había ninguna fiesta pendiente para sentirme excitada, pero me notaba diferente. Creí que se trataría porque pronto aparecería la Gran Luna, la Luna Centurión, me llamaba así por ella: Moon, el día que me encontraron perdida en la selva había esa misma luna, y como solo se sabían esa palabra en inglés, decidieron que ese sería mi nombre. Me crió el brujo de la tribu, y su mujer hizo de madre, aunque recordaba un poco a la mía, de lo que no tenía ninguna imagen era de la vida en occidente, solo sus sentimientos y caricias, por lo que no llegaba a verme como una más, aunque me pintaran, para no hacerme distinta. Lo más cerca que estaba del otro mundo era cuando pasaba el barco turístico, desde donde nos tiraban regalos desde la cubierta, ese día lo harían, y fuimos los más jóvenes a esperar, por si mandaban algo material, que no fuese frutas desconocidas. Nos metimos en el agua, ya se olía la gasolina, y en pocos minutos empezaron a llover objetos, me incorporé, sin saber porque, quizás querían que vieran que era de su raza, lo logré, porque el barco se paró, y empezaron a señalarme, no podía oír lo que decían, además ni los entendería, pero me había hecho notar, quizás había madurado un poco, y no quería quedarme ahí todo la vida. Bajó una barquita, con hombres armados y una señora muy distinguida. Todos los jóvenes salieron corriendo, pero ahí me quedé, esperando la nueva vida, si es que me ayudaban, porque ya sabes lo que pasa cuando te sientes querida, pero distinta. El barco se acercó, y cuando estaba a pocos metros de distancia, un hombre joven y guapo me habló en mi legua
-          ¿Eres de la tribu o estás perdida?
-          Soy de la tribu, me encontraron de niña  ( la Señora, que se llamaba Patricia, le dijo algo al capitán)
-          ¿Cómo te llamas?
-          Moon
-          ¿Sabes quiénes son tus padres?
-          Me ha criado el brujo de la tribu, pero no conozco mis raíces en el mundo blanco
-          ¿Quieres venir con nosotros?
-          No sé (empezamos a escuchar como los guerreros se acercaban con lanzas)
-          Date prisa, sube ( Patricia me extendió la mano)
-          De acuerdo
Fue un impulso, pero cuando escuché a los hombres de mi tribu llamarme, mientras tiraban lanzas, me arrepentí, quise bajar, pero ya no me dejaron, me tumbaron en la barca, y en pocos segundo estaba desnuda en medio del gran barco. Me taparon con una toalla, estaba asustada, al no saber que me esperaba en el mundo donde las personas se me parecían, pero con quienes en común no tenía nada, quizás el color de ojos y quién sabe si el del alma. Una chica parecida a los de mi tribu, me pidió que la acompañara, hablaba mi dialecto, como el capitán, pero eran diferentes, una mezcla entre negro y blanco, luego me enteré que se llamaban mulatos. Me instalé en su camarote, abajo, donde estaba los restantes de la tripulación, por lo menos no estaría sola en una bodega llena de ratas, es lo que pensé, porque era lo que me contaban, nunca me hablaron bien de los blancos, siempre decían que veían a los negros como sus esclavos, que esa cultura no había desaparecido, aunque ya hubieran leyes. Supongo que ocurría como con el maltrato, no deja de existir, aunque haya códigos que te ayuden a sobrevivir, si tienes suerte. El capitán se llamaba Josué y era hermano de Alika, ambos conocían todos los idiomas africanos: su padre había sido jesuita antes de conocer a su madre, y lo educó muy bien, les hizo aprender todo de África, para que se buscaran la vida con el turismo, y quien sabe si en alguna embajada, pero no pudieron completar los estudios, porque sus padres fueron a evangelizar a una tribu, y ante el miedo a lo desconocido, los mataron. Cuando se quedaron huérfanos, Josué se metió en la marina, y cuando ascendió, se llevó a su hermana. Me lo comentó cuando nos quedamos a solas en el camarote, supongo que para sacar tema de conversación. Le pregunté por Josué, porque me gustó, se me achicó el estómago y se me aceleró el corazón cuando lo vi, creo que fue lo que me animó a montarme en la barca, aunque me sacara edad. Me advirtió que eran muy diferentes, porque Josué seguía más la cultura occidental por influencia de su padre, y ella la africana, por influencia de su madre, suele pasar en todas las familias, según dijo, pero la verdad yo no tenía ni idea de nada, tuve una educación primitiva, sabía qué era el sol y la luna, poco más que me sirviera donde iba. Me pidió que fuera con ella a las duchas, que me daría jabón para que me aseara. Obedecí las órdenes, no tenía sentido hacerme la rebelde en un lugar donde estaba sola y asustada, harían conmigo lo que le dieran la gana, así que mejor caerles en gracia. Me dio ropa, con la que me sentí muy rara, y me pidió muy dulcemente que no enseñara mi cuerpo, porque estaba muy mal visto entre las personas blancas. Asentí, todos iban vestidos, no sería yo la que marcara la diferencia, la inteligencia sale con la necesidad de encajar, por el temor a ser rechazada, seas quien seas, vayas donde vayas. Le pediría a la próxima luna que me ayudara, porque había dejado todo, sin tener claro lo que la vida me deparaba, si algo me podía ayudar era su magia, porque donde el mal nace, solo la esperanza gana.
Al final Alika se metió conmigo en la ducha, porque no tenía ni idea que hacer con el jabón. Me dijo que me iba a cortar un poco el pelo, para quitarme los nudos, que me iba a poner más guapa, porque era muy importante causar buena impresión, si no me elegirían para cosas peores, porque si me había criado como una de la tribu, ellos verían en mi un potencial de algo que quizás no fuese muy humano, así que mejor parecerme a ellos todo lo necesario (empezó el temor). Le comenté que tenía hambre, y me dijo que ella servía las comidas, y que cuando terminasen me traería mi plato, siempre sobraba, tanto para la tripulación como para algún invitado. Debía esperar unas horas, mientras me dio una chocolatina que tenía en el cuarto, me encantó, aunque estaba asustada con lo que me dijo, porque no sabía qué iba a pasar conmigo, cuando tomase tierra firme, además yo ya había elegido, por mí me quedaba en el barco junto al capitán, lo tenía claro, no necesitaba más, pero siempre es el hombre el que elige, así que intentaría convencerle de que era la adecuada. Mis pechos eran rígidos, y en mi tribu ese era lo que más se demandaba. Cuando me tumbé en la cama, porque quería que descansara, sonó la puerta, era la mujer distinguida con el capitán
-          ¿Cómo estás?
-          Un poco asustada
-          No te preocupes, todo va a ir bien
-          Gracias
-          Esta es la Señora Patricia, quiere que sepas que si te apetece, cuando lleguen a Bruselas, te puedes quedar en su casa, le hace falta gente de servicio, y podrás tener alojamiento y comida gratis, por lo menos hasta que te hagas con la nueva vida
-          No sé
-          Bueno piénsalo, es un opción que debes valorar, no creo que la puedan superar, por lo menos hasta que se sepa quién es tu verdadera familia
-          Vale
-          Esto es para ti (se quitó  una joya del cuello)
-          ¿Qué es?
-          Es un regalo de bienvenida de la señora Patricia, es un colgante con la flor de luna pintada, ¿la conoces?
-          No
-          Es una flor que crece en unas plantas muy lejos de aquí, en el Amazonas, aparece solo una vez al año y permanece una noche, al amanecer se desvanece hasta el año siguiente, como si no hubiese existido. En ingles se llama “Moonflower”, casi como tu nombre
-          Son bonitas
-          Te lo pongo
-          Gracias
Le dejé hacer, porque así lo tendría más cerca, los enamorados siempre quieren estar juntos, aunque aún no lo supiera. Le regalé una bonita sonrisa a la Señora Patricia, y se marcharon, parecía que satisfechos. Cuando me quedé a solas con Alika, me asusté mucho más, porque me recordó lo de los esclavos, advirtiéndome que tenía que tener cuidado, porque muchos blancos te atraen con buenos modales, pero luego te ven como un gato callejero. Me puse triste, porque en un principio me había parecido buena idea, sería como mi madre blanca, hasta que encontrara a mi familia, porque la había, y eso me puso contenta, lo malo que ya no me quisieran, pero algo de mí decía que debía encontrarlos, que quizás fuese una sorpresa grata, y que poco a poco me aceptarían, como pasa con los animales de compañía, cuando te los regalan, sin ser lo que esperabas. Me arregló muy bien, enseñándomelo en un espejo, que para mí era un truco de magia. Luego me pidió que esperara en la habitación hasta que volviese con la comida, sobre las doce quizás iríamos a dar un paseo por la cubierta, cuando todos estuvieran descansando, a veces los blancos se molestan fácilmente, y habían pagado para divertirse, no para huir de nada . Al cerrar la puerta miré mi cama, el colchón estaba hecho en su mayoría de paja, el cabecero de astillas de madera y la colcha tenía hilos de colores, que me servirían, si es que me maltrataban. Y antes de echarme, miré por el pasillo, donde paseaba una rata
SEGUNDA PARTE
 
-          ¿Crees que puede ser ella?
-          No lo sé, pero espero no confundirme, porque le he dado un medallón que tanto apreciaba, el que adquirí junto a su madre, pensando que quizás poco a poco la recordaría, siempre lo llevaba, las dos compramos el mismo, como muestra de afecto. Mati desapareció hará diez años, cuando tenía cinco, Moon parece que tiene su edad, es rubia, de rasgos parecidos, pero me parece una locura, una locura maravillosa y una dulce coincidencia que se llame Moon, como la flor del medallón. Cuando lleguemos a Bruselas lo primero que haré será llamar a su familia, para que le hagan las pruebas en silencio, y así no crear esperanzas a nadie antes de tiempo
-          ¿Qué es lo que sucedió realmente?
-          Su padre trabajaba en la embajada de Johannesburgo, y su mujer Johana  conoció a un medio indígena del suburbio de Alexandra, por quien perdió la cabeza, queriendo dejarlo todo para irse con él. Una noche desapareció con su hija Matilde, la última vez que se la vio, fue subiendo a una avioneta, para huir con su amante y su pequeña, sin un rumbo conocido.
-          Nada más
-          Nada más, su padre las buscó por todo el mundo, estaba muy bien situado y tenía muchos contactos, pero no hubo señales de ellas. Y eso que serían fácilmente reconocibles: una mujer y su hija de rasgos caucásicos, con una persona de color
-          ¿Y no se le ocurrió buscar por la selva?
-          Creo que no, nunca pensó que se fuese a adaptar a ese mundo, ni yo creo que Johana quisiese eso para Mati. Tuvo que pasar algo malo
-          Sería un milagro
-          Quizás la madre haya muerto, y le mandó alguna señal a Patricia
-          Quien sabe
-          Los espíritus existen
-          Yo a veces he sentido a mi esposo
-          Eso es imposible
-          Nada es imposible con fe
-          Hay quien cree en esas cosas, ¿verdad Rodolfo?
-          Yo he visto mucha magia, más de la que pensáis, en Sudamérica también hay indígenas, y tienes sus trucos para todo, incluso para acabar con una vida
-          Bueno dejamos estas excentricidades, y pensemos en la excursión de mañana
-          Solo he podido coger para tres, ya os dije que se acabarían pronto, pero creo que son las mejores: tribu, una reserva natural de animales y un cementerio de elefantes (por ese orden)
-          Yo a la de la tribu no voy , vaya que me vean fuertecito, y se les abra el apetito
-          ¡Qué barbaridades dices!. Albert dile algo
-          No hay tantos caníbales, creo que en la selva de Papúa y los hombres Leopardos en África Occidental, y siempre lo hacen como algo simbólico, no por gusto o placer. Te recuerdo que en la Edad Media muchas mujeres tomaban sangre humana, porque creían que recuperaban belleza. No tendrás nada de lo que preocuparte
-          Lo que dije, aún no están todos civilizados. Me quedo en el casino, por si acaso, quiero echar una partida de póker, hace que no juego
-          No han tenido ni los medios ni las oportunidades para evolucionar como un europeo, Es otro continente, con cultura y costumbres diferentes, pero no por ello peor, solo te puede agradar o no según tus gustos, pero no los desvalores, porque por ejemplo tienen una belleza natural, que no existen en otros lugares.
-          Lo dicho, no voy
-          Como quieras, haremos fotos, me han dicho que se puede, pero sin flash,  porque se asustan.
-          ¿Dónde eran las otras excursiones?
-          A una mina de cobre donde venden muchos artículos hechos con ese material, y la otra al lago Kivu, donde creo que se podría hacer diferentes actividades acuáticas. ¿Quizás esas le hubieran gustado más a Rodolfo?
-          No creas, la mina estará sin asegurar y en el lago apostaría que hay cocodrilos
-          Por favor, no te traemos más, a Edwin y a mí nos hubiera encantado ir
-          Por Europa lo que queráis, fuera de ahí: difícil, no emigré por gusto, sé que es vivir en lugares donde se lleva un revólver en la espalda, donde no sabes si la comida que tomes ese día estará en buen estado, donde no te puedes duchar a diario, porque no hay agua corriente ni potable, en fin donde todo es un peligro inminente, sin ninguna comodidad que te facilite la vida, y os aseguro que ese recuerdo no se borra fácilmente, quizás no debería haber venido, porque África me revive muchas pesadillas, perdonad, intentaré que no vuelva a pasar
-          Dejémoslo, seguro que al final del viaje te alegras, por lo menos por la comida, que te veo degustar con ganas
-          Si está rica, aunque echo de menos mi yogur natural de postre, porque me ayuda a las digestiones, las tengo siempre pesadas
-          Por supuesto había un pero
-          Seguro que hay más cosas
-          Sí, el olor de la naturaleza
-          Eso no se consigue meter en un tarro de cristal
-          Los colores de la selva
-          Es verdad, aunque los pintes, el cerebro no lo capta igual
-          Hacer el amor a orillas del río
-          Pero si puedes ser visto
-          Para los indígenas no es pecado, lo ven como algo natural, no se escandalizan
-          Bueno eso me atrae menos, soy pudoroso
-          Como estés mucho tiempo en África, perderás el pudor
-          Tampoco me importa mucho
-          Bueno el pudor y más cosas
-          ¿Si?
-          También la fe en Dios
-          ¿Por qué?
-          Porque verás muchas desgracias a tu alrededor, entre ellas el hambre, verás a niños morir por desnutrición
-          ¡Qué horror!
-          Perderás la confianza en el ser humano, porque deja pasar esta serie de cosas, sin mostrar compasión por el necesitado
-          Ojos que no ven, corazón que no sufre
-          Ojos que no quieren ver, su bolsillo no se rompe
-          Quizás tengas razón
-          Te lo aseguro, ¡Buena suerte para mañana!
-          Como eres…
Cuando llegó Alika de la cena, me trajo un plato con un poco de todo, y mientras lo devoraba, me tocaba el pelo, asegurándose que estaba bien el corte. Lo terminé pronto, estaba hambrienta, luego me dijo que me lavara las manos, que debía ir acostumbrándome al aseo, porque íbamos a ver la luna esturión. Realmente solo podías disfrutar de ella una noche, aunque el ojo humano cree ver tres con luna llena. La cubierta del barco estaba a rebosar, casi todos sentados en las hamacas disfrutando del precioso paisaje, no conocía el romanticismo, pero cuando llegué a Bruselas y supe lo que era, me vino esa imagen: el color verde de la selva, el canto de los pájaros, el agua cristalina y el reflejo de la luna (pura poesía). Entonces vi algo que me rasgó el corazón: a lo lejos estaba el capitán con Patricia coqueteando, como hacían las parejas en mi tribu, con juegos de manos, caricias y algún arrumaco. Creían que nadie les veía, porque estaban como escondidos, pero una sabe mirar, si te crías en la selva, dominas todos los rincones, por si sale una fiera. Me puse triste, aún era joven y no controlaba las emociones. Alika se dio cuenta.
-          Mi hermano es mayor para ti, además es un rompecorazones, sabe que puede tener a cualquiera, y no se conforma con una
-          No sé qué me pasa
-          Es amor, suele causar ese efecto, pero se te pasará, cuando estés en casa tendrás más distracciones, que solo ver la belleza de un mulato
-          ¿Crees?
-          Por supuesto, lo de esa Señora es solo un tonteo
-          ¿Qué es eso?
-          Pues es lo que se suele hacer cuando dos personas se atraen, pero no significa que haya nada entre ellos, además lo podría asegurar, porque a mi hermano le gustan bastante más jóvenes, pero quizás le sigua el juego, es todo un don juan, y le encanta seducir, aunque luego se vaya a la cama solo, porque cuando hay ganas, siempre encuentra algún consuelo
-          He sentido dolor
-          Eso es el amor, ya te lo he dicho
-          ¿Y tú no te has enamorado?
-          Claro, pero está en tierra
-          ¿Por qué tan lejos?
-          En el mundo blanco es muy importante el dinero, necesitas cosas para vivir y solo las puedes obtener dando dinero, no es como en la selva que coges lo que necesitas.
-          ¿No?
-          No
-          ¿Y cómo viviré?
-          Te ayudarán, por lo menos al principio
-          ¿Entonces no estás con tu amor porque no tienes dinero?
-          No, es porque estamos ahorrando para poder comprarnos una casa, cuando la tengamos, viviremos juntos y ya buscaré otro trabajo
-          ¿Qué es ahorrar?
-          Es guardar dinero para poder comprar algo que no puedes inmediatamente o para prevenir imprevistos en el futuro
-          No sé si hice bien en venir
-          Por supuesto que sí, solo que todos los privilegios en el mundo blanco, necesitan de un sacrificio, por lo general, luego están las excepciones, porque siempre hay personas con más suerte que otras, pero hay que luchar como en todas partes, aunque sin armas, y siempre hay una gran recompensa. Es la suerte de nacer en el sitio adecuado, lo que te da más ventajas.
-          ¿Tendré suerte?
-          No cuentes con ella, por si acaso, si luego aparece, bienvenida sea
-          Sí
-          No te ilusiones antes de tiempo, que luego llegan las decepciones
-          Vale
-          El mundo blanco da muchas alegrías, pero no te regalan nada, el hombre es egoísta por naturaleza. Hay personas buenas, pero no es lo que una frecuenta.
-          A veces me arrepiento de haber venido
-          Cuando lleves unos años en Bruselas verás que no, que la vida que te espera puede ser maravillosa, si no te cruzas con personas perversas, por lo que tienes que tener cuidado con las junteras
-          De acuerdo, te haré caso
-          Mejor, soy casi negra, se lo que te puedes encontrar, si no andas con cautela
-          Gracias
-          Vayamos a dormir, que aquí refresca
 
 
 
 
 
TERCERA PARTE
PRIMERA EXCURSIÓN
-          He invitado al capitán, porque sigues sin querer ir, ¿no?
-          No voy, ya me expliqué
-          Así no tiramos el billete
-          ¿Te gusta?
-          No digas tonterías Carolina, aunque tengo la edad suficiente para que todo el mundo me parezca guapo
-          Es hora de que pases página y empieces a vivir otra vez
-          Me basta con vosotros y mi hijo
-          No es mucho más joven, quizás unos cinco años, y pasados los 40 todo se va igualando
-          Pero es muy guapo, y ya se sabe lo que pasa con los hombres guapos
-          Bueno prefiero un hombre que haya caído en las debilidades humanas, y se arrepienta, a aquellos que se presentan como perfectos en su comportamiento, seguro que solo habrá arrogancia en su corazón
-          ¿Temes que te rechace?
-          También tengo la edad suficiente para haber amado, haber rechazado y también haber sido rechazada, tuve una vida muy equilibrada, aunque otras personas solo se acuerden de lo que les conviene
-          Entonces, ¿por qué te has acordado de él?
-          Porque me agrada su compañía, y también le agrada a mi vista
-          Te gusta, no lo discutas
-          Por supuesto, pero no pasará nada
-          Como quieras
-          ¿Lleváis todo?
-          Sí
-          Voy algo asustada, a  veces un gesto puede ser mal interpretado
-          No lo harás
-          Como estás tan seguro
-          Porque te conozco y sé lo prudente que eres
-          Gracias
-          Además, por lo general, las personas solemos reaccionar bien ante situaciones delicadas
-          Eso de que el miedo te paraliza, no lo conoces
-          Bueno creo que el miedo te hace ser cauto
-          Ya sabes eso de por ahí no voy que está muy solitario
-          O mejor salgo mañana, que ya ha oscurecido
-          Sí esas cosas, tranquila que no va a pasar nada
-          ¿Les gustaremos?
-          No creo, pero están acostumbrados a las visitas
-          Ya es algo
-          Relájate, disfruta
-          Es verdad, si estoy así de nerviosa, no voy a poder ni hacer fotos
-          Más que hacer fotos, intenta empaparte de la experiencia
-          Tienes razón, muchas veces estamos tan centrados en buscar el marco adecuado, que no vemos lo que hay en el interior
-          Exacto
-          Ya vienen por nosotros, sigo estando nerviosa…
Hacía algo de fresco, y se pusieron manga larga. El cielo estaba encapotado, pero esperaban que no lloviera, para poder disfrutar del día, sin tener que usar el paraguas. Una bote les llevó hasta la orilla, eran más o menos 25 personas, supongo que a los de la tribu les daba miedo que fuesen más, temían mucho un posible genocidio, y aunque eran amables con el turismo, no se fiaban del todo (veían ese número como el máximo con el que podrían luchar). En la orilla estaban esperando unos cuantos  Jeep de los grandes, cabían más o menos diez personas en cada uno, con los que llegarían a la Tribu, aunque un corto camino lo harían andando. El capitán dijo al guía que descansara, que se ocuparía de la traducción y demás, esperaba que se acordaran de él, porque hacía tiempo que no los visitaba, pero no les temía, sabía que eran amables, mientras no sacaras un arma. Todos estaban muy excitados, algo intimidados por el follaje de la selva, pero con ganas de visitar el poblado. El jeep paró justo al lado de un acantilado, que rodearon hasta dar con una especie de camino con grandes árboles. Ahí empezaron a asustarse, pero la curiosidad era más grande que el miedo a lo salvaje. A la mitad del sendero, aparecieron dos hombrecitos de la tribu, tenían muy poca estatura, comentaron que era su principal característica, y eso tranquilizó a muchos. Irían con ellos hasta donde se encontraban las chozas, junto al comité de bienvenida. Les pagaban muy bien por hacer una especie de ceremonia y darles su té alucinógeno, que sería agua sucia. Advirtieron que debían decir a todo que sí, tanto a lo que ofrecieran, como si querían hacerles partícipes de sus bailes. Ahí la incertidumbre fue mayor que la curiosidad, pero estaban tan excitados, que no veían los peligros que la selva esconde. Hasta que el capitán enseñó un revolver, para tranquilizar al que no se fiara de lo salvaje, si la cosa se ponía fea, no dudaría en utilizarlo, para que estuvieran a salvo, además los coches no estaban tan lejos, y casi todos eran aún jóvenes para correr, si fuese necesario.  
En pocos minutos llegaron a la tribu. Había chozas muy bien construidas, con paja y madera, según decían las utilizaban solo para dormir, como cuando ibas de camping, porque era peligroso cocinar dentro, y solían repartir la comida entre todos, como cuando vas de barbacoa. Así que podíamos decir que vivían en unas continuas vacaciones, aunque algo más incómodas que las de los blancos, porque el alimento se lo tenían que buscar día a día, y no siempre había de todo. Una pesadilla para muchos, pero había que respetar, si querías que te respetasen, era una ley universal. Recibieron a los turistas con un baile muy complicado, pocas personas podían hacer esos saltos, quizás los gimnastas, nadie más en el mundo blanco. Iban casi desnudos, solo vestidos con unas faldas de tiras de paja, totalmente pintados, y collares de madera, la envidia de cualquier jovencita que le gustara la artesanía. Poco a poco llevaron a los invitados al centro del poblado, donde había un gran fuego, que a más de uno le asustó recordando las impertinencias de Rodolfo, pero no había que preocuparse, solo era parte del ritual de bienvenida, como símbolo de poder, no para usarlo. Se unieron al baile las mujeres, mientras otras llevaban una gran olla al fuego, donde echaron muchas plantas. Siempre cantando, el jefe apareció de la nada, se sabía que era él, porque tenía más altura y era el más fuerte, se supone que la inteligencia en ese mundo, algo primitivo, no era muy valorada, y donde no manda la inteligencia, ya sabemos que es lo que destaca. Su mujer también era la más guapa, se suponía, era una vida básica, solo se estima lo que se ve, sin más posibilidades para las personas pocos agraciadas, como supongo que en la prehistoria pasaba. Habían mantenido su cultura, pero también habían evolucionado, sin llegar a ser totalmente civilizados: tenían contacto con otras razas, cosas que otras tribus no admitían por temor a posibles contratiempos, no se fiaban, y la verdad creo que hacían bien, porque si el hombre blanco veía alguna riqueza en su poblado, no dudarían en aniquilarlos, con suerte comprarlos. Las mujeres se acercaron para admirar lo que llevaban puesto, ser presumida se adquiere en el nacimiento, vivas donde vivas. Luego los sentaron y el jefe empezó a hablar, mostrando el armamento, quizás los estaban advirtiendo, también mostró las cabezas de las piezas más grandes que habían cazado, estaba claro que querían impresionarlos, y lo consiguieron. Cuando terminó apareció el brujo, el sacerdote en el mundo cristiano, quien con mucho humo, casi ahoga al invitado bendiciéndolo, al cabo de unos minutos una mujer cogió unos preciosos cuencos de madera y empezó a servir la bebida. Nadie quería, pero el capitán los miró asustado, Patricia fue la primera en beber, para animar a los demás, que estaban paralizados. Demostró que le gustaba, aunque según dijo después estaba bastante amargo, más que un te sin azúcar, pero todos lo degustaron. Luego las mujeres empezaron a bailar, y cogieron unos collares de madera, aunque menos elaborados que los que llevaban ellos, supongo que miraban por lo suyo, como cualquier ser humano. Les pusieron uno a cada uno, a los hombres y a las mujeres, como recuerdo de que ahí habían estado. Uno de los invitados le dijo al capitán que estaba dispuesto a comprar uno de los machetes que tenían. El capitán negó con la cabeza, vaya que creyesen que querías atacarles, debía conformarse con el collar, para no acabar con la paz.. Se levantaron y enseñaron la choza del jefe, se suponía que era la mejor, como siempre pasa, y pudieron ver lo que utilizaban en su día a día, donde dormían y como llevaban una vida primitiva, pero felices, quizás porque era lo único que conocían. Después de eso, los acompañaron a la salida, fue una visita de una hora aproximadamente, más de eso no era cortesía, si no hay mucha confianza. Una vez que salieron del poblado, se relajaron y comentaron lo que les había impresionado, unos sorprendidos, pero otros aliviados, porque les daba mucha inseguridad estar cerca de personas armadas, que quizás los viesen como enemigos indefensos, pudiendo hacer con ellos lo que les diera la gana, si es que algo no les gustaba
-          ¿Cómo fue todo?
-          Nos encantó
-          Me alegro
-          Una buena experiencia
-          Pasó sin muchos acontecimientos, que es lo importante
-          Hoy hay pescado para cenar, y no me apetece mucho, creo que me voy a retirar
-          ¿Te encuentras mal Patricia?
-          Un poco mareada
-          ¿Tomasteis algo?
-          Una especie de té, pero a nadie le ha sentado mal, creo que es otra cosa, me tomaré la temperatura, porque anoche con lo de la luna creo que cogí frío
-          Te acompaño al camarote por si te mareas
-          ¿Te notas caliente?
-          No sé mira tú, tócame la frente
-          Parece que sí, cuando estés tumbada, buscaré un termómetro
-          Que mala pata
-          Sí que lo es
-          Las cosas suceden cuando uno menos se lo espera
-          Sí, por eso no hay que hacer muchos planes
-          Carpe Diem
-          Exacto
-          Espero recuperarme
-          Lo harás, te voy a mimar
-          Gracias
La velada fue agradable, aunque Patricia siempre daba alegría a todas las reuniones, y se la echó de menos. El capitán preguntó por ella, cuando se enteró, ofreció la visita del médico del barco. Todos estaban de acuerdo en que fuera a verla, pero a la mañana siguiente, hoy era mejor que descansara. Volvió a preguntar lo mismo, si tomó algo, pero como todos bebieron el mismo potingue, no supusieron que fuese de eso, y no era de esas mujeres alérgicas a casi todo. Josué comentó que muchas personas acaban mareadas en los barcos, que no soportan el vaivén que siempre hay por las corrientes o mareas, pero que de todas formas el médico diría de lo que se trataba, si no se le había pasado mañana por la mañana, en el desayuno hablaban. Y siguieron con una velada tranquila e incluso romántica, con música de Jazz mientras tomaban algún coctel, antes de salir a la cubierta para contemplar el cielo, pues habría la segunda luna, la más poderosa y bella para el ojo humano…
 
 
 
 
 
 
 
 
MOON
Antes de la cena, Albert fue a verme al camarote. No me gustó la visita, pero como estaba Alika, no me sentí intimidada, ya que me traducía.
-          ¿Cómo te va todo?
-          Bien, algo aburrida
-          Cambiará cuando llegues a Bruselas
-          Eso espero, por un lado estoy asustada y por el otro con muchas ganas
-          Es normal
-          Estas muy guapa vestida, mejor que desnuda
-          Gracias, a mí también me gusta, aunque me resulte algo incómodo
-          Pues espera a llevar sujetador
-          ¿Qué es eso?
-          Ya te lo mostrarán, todo a su tiempo
-          De acuerdo
-          Quería comentarte una cosa. Sé que Patricia te ha dicho que te vayas a su casa, hasta que encuentres a tus familiares, pero quería ofrecerte también la mía, aunque sea unos días. Soy antropólogo y querría investigar un poco con tus conocimientos
-          ¿Qué es eso?¿Es malo?
-          Es alguien más sabio que el brujo y que el jefe de tu tribu
-          Entonces de acuerdo( Alika cambió la cara)
-          Muchas gracias, quizás puedas ayudar más de lo que jamás pensantes
-          No creo
-          Ya veremos
Alika estaba enfadada, porque me comentó que también existían las esclavas sexuales, por lo que debía tener mucho cuidado con el hombre a quien ofrecía mi compañía. Aún no era una de ellos, por lo que me verían como alguien que debía ser sumisa, pese a que algunos odiasen reconocerlo. Me asusté más, quizás me había confundido, por lo menos en la tribu me sentía segura, no querida del todo, pero no tenía el temor que aquí tenía. Alika lo hacía por bien, para que no fuera ingenua con las personas que parecían sencillas. Decía que el mundo blanco también era una selva con fieras, hienas y víboras, solo que tenían mejores modales e iban bien vestidas. No sabía muy bien lo que quería decir, pero suponía que debía tener cuidado con todo el mundo que era muy agradable, no era muy normal ser bueno en esta vida con personas desconocidas, porque el día a día te embrutece, si es que salías a la calle a vivirla. La verdad es que me estaba sorprendiendo el mundo occidental, me parecía que estaba lleno de  apariencia, porque a pesar de la belleza en sus vestidos, joyas y modales, se escondía un mundo cruel, lleno de sentimientos más salvajes que los que conocí en la selva, incluso más peligrosos, porque en mi territorio sabías quien era el cazador y quien la presa, pero aquí no lo tenías claro, disimulaban todo con una buena sonrisa, con un comportamiento cortes, aunque al cruzar la calle te quieran rajar la camisa. No tenía dudas, había que estar más alerta con todo, tenía que casi adivinar qué era lo que realmente querían de mí, porque las palabras siempre eran bonitas, así que me sentía más insegura, que cuando una fiera aparecía en la selva, que ya añoraría de por vida, porque solo habían pasado unas pocos días en el mundo blanco, para saber que no habría otra salida, tendría que aprender a leer su mente, como muchas brujas sabían, para poder salvarme de una esclavitud, que a veces se tapaba con un sueldo y un horario, pero que no te daban calidad de vida, aunque en tu frente hubiera sudor, a veces es lo que les gusta a los dueños de almas casi perdidas.
La noche fue tranquila, aunque estaban un poco preocupados por Patricia, deseaban que solo fuese el traqueteo del barco.
-          ¿Habéis hablado con ella?
-          Albert va a ir ahora con el capitán, porque le resulta extraño que no haya venido a desayunar, tomará algo ligero e irán junto con el médico a verla
-          Estoy deseando que regresen, quizás no deberíamos ir a la reserva natural
-          Bueno a ver qué pasa, todavía queda unas horas hasta coger el coche
-          Al final Rodolfo tenía razón
-          Ni se te ocurra decírselo
-          ¿Por qué?
-          Porque no hay nada peor que darle la razón a quien siempre la tiene
-          No lo entiendo
-          Pues si siempre que hace un comentario, lleva la razón y se lo recordamos, se va a ver en un pedestal, del que no va a poder bajar en la vida.
-          Es verdad, ya tiene humos, si encima le adoramos la píldora, se va a poner inaguantable
-          Exacto
 
En solo unos quince minutos fueron los tres al camarote. No abrió, por lo que utilizaron la llave maestra. La imagen no era muy idílica, Patricia estaba casi desnuda sobre la cama y sudando, cuando hacía una temperatura agradable. El médico le tomó la tensión, el oxígeno, y siguió examinándola, antes pidió que salieran fuera, porque había que prevenir, por si era algo contagioso.
 
-          Bueno está bastante claro
-          ¿Qué tiene?
-          Paludismo
-          ¿Qué es?
-          Ha cogido la Malaria. ¿No os habéis vacunado?
-          Todos menos ella, porque dijo que lo había hecho hacía unos ocho años, y que aún le cubría el efecto, que son unos diez
-          Pues ha habido un error en el cálculo del periodo o que pensase que era esa la vacuna que se puso, y fue otra. Sea cual sea la equivocación, lo importante es que se encuentra bastante mal, no podrá ir a la excursión hoy, pero ha conseguido hablar, y me ha pedido que os diga que sigáis con el viaje como si no pasase nada, que ella lo haría, así que vayáis a las excursiones programadas sin remordimiento ninguno. Espera recuperarse pronto, aunque yo no lo creo, por suerte tengo la medicación adecuada para tratarla, pero será un proceso lento. Mi consejo es que sigan con el viaje, ella solo necesita descansar por el momento, si se pusiese mal, llamaría a un helicóptero, espero que no sea necesario.
-          Cree que fue en la tribu
-          Tuvo que ser antes, quizás en el mismo barco hace días, no aparecerían tan rápido los síntomas
-          No sé si es buena idea lo de la excursión, quizás necesite algo, y nos encontraríamos lejos
-          Estará bien atendida, ahora mismo le digo a la enfermera que se ponga en la puerta a leer, por si pasa algo
-          Lo hablaré con los demás compañeros, tomaremos la decisión adecuada en conjunto
-          Como vean, pero poco pueden hacer aquí
-          Sí pero es duro salir a divertirte, cuando tu buena amiga está enferma en la cama
-          Lo comprendo, pero su renuncia no le afectará en nada, y con una buena medicación mejorará poco a poco, se pondrá bien, no hay otra alternativa
-          Entonces creo que me quedaré yo, y le diré a los demás que vayan, es la mejor solución. No estaría sola, que es lo que me dolería, si me marcho.
-          Ustedes deciden
-          Gracias
-          Es mi trabajo, se pondrá bien
-          Eso espero, rezaré por ello
 
 
 
 
 
 
 
 
SEGUNDA EXCURISÓN
-          ¿No sé si hemos hecho bien en dejar solo a Albert con Patricia?
-          Está bien cuidada, además está mejorando desde el primer momento con la medicación
-          Vaya mala pata, con lo ilusionada que estaba con el viaje
-          Ya os dije que estas cosas podían pasar, hay más riesgos que en cualquier país de Europa
-          No empieces
-          No, perdón
-          Bueno haremos muchas fotos y se las enseñaremos, creo que le gustará.
-          Seguro que sí, intentaré hacer alguna que puede enmarcar
-          No te olvides hacerles una a Albert con ella
-          Bueno Patricia no es muy de fotos
-          Esa la querrá
-          Una cosa es hacer una foto para presumir, y otra buscar un bonito recuerdo
-          No sé por qué no están juntos
-          Porque cuando has querido mucho a una persona, te cuesta pasar página
-          Tienes razón
-          Imagínate perder a Edwin y al poco tiempo pensar que alguien puede sustituirlo
-          Imposible
-          Muchas veces los hombres piensan, “ya se buscará a otra o a otro”, pero lo dicen porque no han querido de verdad
-          Sí, las personas no tienen sustitución, cada una es un ser único
-          Exacto, con sus defectos y virtudes, pero nadie igual
-          Pero se quieren
-          Supongo que Patricia necesita su tiempo
-          Albert se lo dará, es inteligente
-          Que no espere mucho, porque las oportunidades se pierden
-          Ya sabes eso de lo del tren no pasa dos veces
-          Bueno si no es tu momento, hay que mantener la esperanza de que volverá a pasar, aunque no sea el mismo
Llegaron a la orilla donde había otros Jeeps, quizás porque era el coche oficial de África, pero esta vez estaban cubiertos por un cristal blindado, no por una lona, se suponía que para admirar el paisaje. En cada vehículo iba un guía, junto al conductor, quien les iba indicando todo lo que existía en esas llanuras, que estaban muy adornadas con árboles de caucho. Mencionó que al final de la travesía, pararían en un lugar donde podrían comprar algún suvenir, la mayoría de ese árbol. A todos les pareció genial, porque no tendrían nada de la mina, pero sí de la Reserva natural. El camino fue muy bonito, y vieron en su hábitat natural a todo tipo de animales: gorilas, búfalos, hipopótamos, leopardos e incluso cocodrilos. Rodolfo no disfrutó mucho, es lo que pasa con el miedo, te bloquea para poder admirar lo que te rodea, sea lo que sea, porque solo ves temor en cualquier movimiento, pero en el fondo estaba encantado, como todos los que fueron. Algún animal se enfadó, pero los gorilas se divirtieron, creo que estaban más acostumbrados, y cuando alguno se hacía el valiente, llamando para que se acercaran, Rodolfo les avisó con una frase: “si en el mundo civilizado no te puedes fiar del todo de un amigo, imagínate de una fiera salvaje”.  Le miraban y sonreían, porque ya lo estaban conociendo, y aunque era un poco cascarrabias, en el fondo tenía razón en sus argumentos, solo que hacía que no te relajases para poder disfrutar del maravilloso viaje. Cuando terminó todos estaban contentos, habían hecho muchas fotos de esa especie de safari, compraron muchos suvenires, por supuesto con forma de animales. Había monederos, estuches, figuras, por supuesto collares y pulseras, todo tipo de objetos hechos de forma artesanal con el caucho, que le daban un valor incalculable, para quien lo supiese apreciar, porque no todo es una joya para el que solo quiere diamantes. Volvieron al barco deseosos de ver a Patricia y a Albert para contarles lo sucedido, además le habían comprado un detalle, para que tuvieran un recuerdo del viaje.
-          ¿Cómo ha ido todo?
-          Una pena que no hayáis podido venir, pero hemos hecho fotos y luego os daremos un recuerdo del día
-          ¿El qué?
-          Bueno había una tienda de cosas artesanales de caucho, y te trajimos a ti una figura de un gorila, por tu profesión, y a Patricia un pequeño monedero con la cabeza de un gorila también, para que tengáis más cosas en común
-          Gracias, no sé si ella lo verá así, pero a mí me encanta. Estoy muy preocupado, le ha subido la fiebre.
-          ¿Y qué dice el doctor?
-          Que va a esperar a ver si le baja esta noche, y si no llamará a un helicóptero por la mañana, para que la trasladen a un hospital
-          Vaya por Dios
-          Si una mala pata, no sé cómo a ella se le pasó lo de la vacuna, es muy precavida
-          Yo tampoco
-          Seguro que hay truco
-          Rodolfooo
-          No me comprendéis, pero si le pasa algo, me daréis la razón. Es arriesgado venir a lugares donde no hay seguridad en casi nada
-          Ha sido un error de ella
-          Por supuesto, y la idea de venir también, pero era peligroso, incluso siendo precavido
-          Ahora lo que importa es que se ponga bien
-          Lo hará, es lo que tiene la medicina
-          Sí es mejor que cualquier hechizo
-          Yo, por si acaso, también llamaría a un brujo
-          Rodolfo
-          Sé lo que me digo
-          No creemos en la magia
-          Yo sí, si hay alguno cerca, que venga y le haga cualquier sortilegio de los suyos
-          La verdad que por intentarlo no perdemos nada
-          Por favor…
Se fueron a los camarotes algo preocupados, se les pasó la alegría porque querían a Patricia, y eso solo lo comprende quien conoce ese sentimiento, porque hay quien no los tiene, ni en lo más adentro de su cuerpo. Se vestirían de blanco, era el día de la Luna y había que ir de esa manera. A Rodolfo no le gustó, porque decía que en muchos sitios era el color del luto, pero que obedecería, porque no quería ser él quien contradijera, ni estropeara el son de la velada en cubierta. Harían fotos, y bueno ya saben, los recuerdos bonitos siempre es un tesoro cuando te queda poco en esta tierra. Advirtieron que debían tener cuidado cuando salieran a contemplar la última luna llena, porque se esperaba algo de lluvia y pasarían cerca de las Cataratas Yallala, que aunque eran hermosas también eran peligrosas, como todo lo que destaca de forma certera. Cerraron la puerta de los camarotes, menos Albert, quien fue a ver a Patricia, quizás porque quería decirle algo, que nunca se atrevió en el pasado
-          ¿Estás despierta?
-          No lo sé
-          ¿Puedes escucharme?
-          Si (habló con los ojos cerrados)
-          Me puedo tumbar a tu lado
-          No sé si debes
-          Quiero, y con eso es suficiente
-          ¿Cómo fue la excursión?
-          Hicieron fotos, ya las verás
-          Tampoco estoy segura de eso
-          Claro que sí, cuando lleguemos a Bruselas, ni te acordarás de esto
-          Ojalá, porque no puedo ni moverme, casi ni hablar
-          Todo se olvida, cuando recuperas la vida buena
-          Gracias
-          Aún nos quedan cosas por hacer juntos, quiero enseñarte España, estuve un tiempo allí estudiando a los íberos, y ahí mucho que ver, aunque no se la valore fuera de su territorio
-          Cría fama y échate a dormir
-          Si eso dicen, ¿querrás?
-          Por supuesto, no sé porque no pasamos más tiempo juntos, con lo bien que nos llevábamos
-          No me dejabas acercarme mucho, guardabas mucho las distancias. Si no corrí más, es porque pensé que necesitabas tiempo después de lo de tu marido, y ahora me arrepiento, porque quizás tenía que haberme lanzado, incluso cuando estabas casada, siempre me gustaste, bueno creo que te quiero, más que otra cosa.
-          Mi marido no lo hubiese permitido
-          Eso no se sabrá nunca, a veces no valoras lo suficiente lo que tienes, y dejas que pasen cosas
-          ¡Qué más da!
-          Sí que da, ahora no sé si habrá futuro, si podré hacerte el amor, si…
-          Por favor que estoy moribunda
-          No digas eso, que me muero yo también
-          No lo harás, la vida sigue para todos, pero gracias por este minuto de cariño, me anima mucho, e incluso quiero ponerme más guapa
-          Siempre lo estarás para mí
-          Bueno creo que no es el momento de que entremos en esos detalles, cuando ni huelo bien
-          A mí me huele a ti, con eso me basta
-          Gracias Albert( le cogió la mano y se la besó)
-          Esta noche es la fiesta de la Luna, crees que podrás salir a la cubierta para verla
-          No creo
-          Bueno haremos fotos otra vez, tampoco es tan importante
-          Quiero pedirte una cosa
-          Dime
-          Quiero que atiendas a Mati cuando lleguemos a Bruselas, hasta que conozca a su familia, que se quede Alika con ella, por el idioma, págale bien, seguro que necesita el dinero.
-          No tienes que preocuparte de eso ahora
-          Su madre ha muerto, está sola en la vida
-          Te lo prometo
-          No sé qué será de ella, porque doy por sentado que es Mati, pero lo mismo es otra persona, y la destrozan al no tener quien la defienda
-          No pasará eso, ya nos tiene a nosotros
-          Eso espero, no sé porque pero me siento responsable de ella, fui yo quien la convenció para que se montase en la barca
-          No debes preocuparte ahora de eso, tu salud es la prioridad principal, lo demás carece de importancia
-          ¿Sabes?
-          Dime
-          Creo que te quiero, que siempre te quise pero me dio miedo
-          Ya no importa, lo importante es que lo hemos descubierto, que no se han quedado sentimientos vagando por el universo, como una estrella sin rumbo en el firmamento
-          ¿Me pondré bien?
-          No te queda otra, me destrozarías la vida
-          ¿Qué tonto eres!
-          Debo irme
-          Te estaré esperando para que me des las buenas noches
-          Lo prometo, lo haré hasta que nos vayamos de este barco encantado
-          Gracias otra vez
 
Fue a su camarote a vestirse para la cena, antes se dio una buena ducha, y soltó alguna lágrima, porque aunque Patricia había podido hablar, la veía muy débil, demasiado para seguir en el barco, un barco que detestaba, porque pensó que sería el viaje de luna de miel que nunca tuvo con ella, y se había convertido en una pesadilla, una sin piedad, porque poco a poco se estaba apoderando de ella. Bajó a cenar con los ojos rojos, y todos se dieron cuenta, pero no preguntaron.
-          ¿Cómo has visto a Patricia?
-          Mal
-          ¿Crees que será su última noche en el barco?
-          Sí, me parece que después del desayuno llamarán al helicóptero. Vosotros podéis seguir con el viaje como si nada, yo me iré con ella, sea donde sea
-          ¿Quizás deberíamos ir todos?, Patricia no nos hubiera dejado solos
-          No estará sola, ella querría que disfrutaseis de lo que queda, que no es mucho
-          Es verdad, lo haremos por ella.
-          La próxima excursión es a un cementerio de elefantes
-          Es un poco tétrico después de todo
-          Los elefantes son animales gentiles
-          Creo que será lo único seguro que puedas ver en esta país
-          Por favor Rodolfo, hemos tenido mala suerte por una equivocación, pero el viaje es precioso, no lo puedes negar. Las imprudencias siempre se pagan caras
-          Es verdad, y sí, el viaje está muy bien, si no fuese por lo de Patricia, serían unas vacaciones inolvidables, algo diferente en la cómoda vida
-          Espero que cuando lleguemos a Bruselas lo podamos recordar así
-          Por supuesto: todo pasa, hasta lo malo
-          Quizás deberían haberse casado en el barco
-          Sí, creo que el capitán puede realizar la ceremonia y luego se arreglan los papeles en tierra, la verdad no lo sé con seguridad, pero sí que tendría validez, si se hacen las cosas bien
-          Creo que mejor que lo hagan en un crucero por las Islas Griegas o por el Mediterráneo
-          Bueno el año que viene se lo proponemos a Albert, y le damos una sorpresa a Patricia, si vemos que dirá que sí
-          Muy claro lo tenemos que ver, vaya que el sueño se convierta en pesadilla
-          No pasará eso, se quieren, lo sé, las mujeres siempre intuimos esas cosas
-          Ojalá todo se quede en un susto, y podamos celebrar la boda
-          Seguro que sí, la vida no es mala con los buenos, o eso dicen…
 
Terminaron con un postre de plátano con chocolate que enamoró a todos, y fueron a la cubierta, cuando escucharon la música. Era la última luna, y sería una fiesta especial, aunque nada que envidiar a la siguiente noche, donde se supone que habría un baile de máscaras, y donde Albert quería haber declarado su amor a Patricia. Albert fue al camarote de Patricia para darle las buenas noches como prometió, y se encontró con una imagen horrible. Estaba en el suelo, casi desnuda, llena de sudor y con un color amarillo que irradiaba miedo, en vez de frescura. Se acercó a ella, la cogió en brazos y la puso en la cama, creía que se había caído, pero no respondía, le dio golpes en las mejillas, pero no reaccionaba, entonces le tomó el pulso: no había, puso su mano debajo de la nariz para ver si respiraba, y efectivamente estaba muerta. No lo podía creer, ahora cuando iba  a tener la historia de amor que siempre soñó, se había terminado antes de empezar. Se culpabilizó, quizás debería haber hecho caso a Rodolfo, cuando avisaba de los peligros, pero la veía tan ilusionada, y bueno uno siempre quiere ver a su amada feliz, es lo sano de una relación. Llegó la enfermera, había ido por la cena, y al verla se cayó la bandeja. Tomó las constantes vitales, y cercioró lo que se esperaba: Patricia había muerto por una imprudencia o eso se pensaba. Albert se sentó en la cama, se puso las manos en la cara y gritó de desesperación, no sabía porque la vida le gastaba esa mala jugada, porque era tan cruel, cuando no habían hecho ninguna trastada. Así que dejó sola a la enfermera, y marchó a la cubierta para avisar a los restantes amigos. Ahí se acabaría el viaje para todos, porque habían perdido a una amiga, a la más apreciada.
Había empezado a llover, el barco se movía demasiado. A Albert le costó mucho subir los escalones, porque estaba algo mareado, cada uno significaba un esfuerzo inhumano, porque le daba miedo llegar a la cubierta, y repetir lo que le provocaba un enorme desconsuelo. Le dolía tanto el cuerpo, que le pesaban las piernas, todo el esqueleto. Abrió la puerta para salir al exterior, a la vez que el barco pasaba por las cataratas, que todos admiraban sin hacer caso a la presencia de Albert, quien llorando gritó: “Patricia ha muerto”. La música paró, la tormenta creció, una gran nube tapó la luna, y justo cuando se iba a acercar, porque necesitaba un abrazo, resbaló y cayó por la cubierta, golpeándose la cabeza. Surgió el caos en el barco, a la vez de que los movimientos crecían, todos chillaban, todos se ponían las manos en la cabeza. Patricia y Albert habían muerto el mismo día. El capitán paró el pequeño Titán, mientras todos miraban el agua, buscando el cuerpo, la luna volvió a brillar, mientras Albert flotaba cerca de la orilla. El silencio invadió la cubierta, los músicos se acercaron para asegurarse que era un cuerpo lo que flotaba, y todos sus amigos se sentaron en las hamacas, sin comprender lo que pasaba. Al cabo del tiempo se vio como el capitán junto a algunos marineros se acercaron a recoger el cadáver. Rodolfo, mirando a la Luna y suspirando, parecía que lo había adivinado, aunque le costaba creerlo. Llevaron a Albert al camarote de Patricia, los dos durmieron juntos esperando el cielo, mientras Carolina y Edwin lloraban sin parar, Rodolfo no paraba de mirar a la Luna, sonriendo, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, unas lágrimas que jamás salieron. Siempre creyó que sus intuiciones eran consecuencias de las malas experiencias en Sudamérica, pero sin darles un valor certero, solamente el temor a que pudieran repetirse los acontecimientos que de niño siempre vio, porque había mucha superstición, donde no existía el conocimiento. No quería pensar que las fases lunares avisaban a los demonios que todos llevamos dentro, en algunos duermen y en otros por cualquier señal abren los ojos del agujero negro, que habita en lo más profundo de nuestro cuerpo. Le dolía el alma tanto como a Albert, porque no hizo nada, cuando temía a la muerte, la sintió cerca, casi también dentro, pero otra vez no le quiso hacer caso a la intuición, esa que muchas personas tienen, pero daba miedo creerlo. Rodolfo se acercó a Carolina, la abrazó mientras Edwin miraba al cielo, donde solo habían dos estrellas adornando el firmamento, quiso enseñárselas, pero se convirtieron en fugaces, como la vida pasa, porque el tiempo es etéreo, y no eres consciente de lo que has vivido, hasta que te queda muy poco, hasta que no puedes disfrutar de lo que no tiene precio. Por eso los ricos también lloran, aunque sea cuando no pueden comprar más tiempo, porque el ser humano solo es igual en dos momentos: ante la ley y ante el cielo, podrá adornar su camino, pero también tendrá un final su sendero, así que más vale sembrar flores, que clavar espinas en quien te acompaña viviendo.
 
 
 
 
TERCERA EXCURSIÓN
 
-          Quizás no deberíamos ir a la excursión
-          Nosotros dos no vamos
-          No sé qué hacer, una parte de mi me dice que no, y otra cree que debo ir, que debo dejar algo en ese cementerio de Patricia y Albert, ya que las familias los enterraran en sitios diferentes
-          Me es imposible divertirme
-          No me lo tomo como diversión, si no como una ceremonia antes de dejar África, queda esta noche, la cena de las máscaras y al día siguiente nos dejan en el aeropuerto con los cuerpos, ya se avisó a la embajada
-          Que tragedia
-          Las desgracias pueden aparecer en cualquier momento
-          Los dos tenían tanta ilusión en el viaje, y los dos han muerto casi a la vez
-          El destino
-          La mala suerte diría yo
-          Como quieras llamarlo
-          ¿Qué vas a hacer?
-          El capitán nos ha pedido que hagamos el esfuerzo de continuar, el poco tiempo que queda, como si no hubiera pasado nada, para no asustar más a los viajeros, ya que sería una mala publicidad para el barco
-          ¡Qué más da eso!
-          Lo voy a intentar, sé lo que significa tener mala fama
-          La verdad que no me importa nada
-          Bueno haz lo que puedas, pero a los dos les gustaría verte bien, no lo olvides
-          Lo intentaré, ¿Qué vas a hacer al final?
-          Voy a coger un mechón de pelo de cada uno, y lo voy a tirar en el cementerio de elefantes, para que descansen de alguna forma juntos.
-          La verdad es que creo que les encantaría la idea, pero no tengo fuerzas para acompañarte Rodolfo
-          Ni os lo pido, además creo que os debéis quedar junto a ellos
-          También lo pienso. Queda poco, e intentaré hacer el favor al capitán de estar bien, incluso iré un poco a la fiesta de máscaras, a la última y a la que tenían más ganas de ir, pero solo un rato, lo suficiente para que me vean.
-          Iremos todos, bridaremos por nuestros amigos
-          Os dejo, en media hora sale la excursión y debo ir a cortarles el pelo. ¿Tienes alguna bolsa bonita donde guardarlos?
-          Creo que es mejor que los unas y lo eches sin nada, porque la bolsa puede que  la cojan y la tiren, mientras que un pelo se puede mezclar entre los restos, y pasarían desapercibidos
-          Tienes razón, te haré caso, voy a ello. En la cena os veo y os cuento
 
Rodolfo cogió otro Jeep para ir al cementerio. Iba triste, incluso algo tenso, supongo que no quería que se le cayeran los mechones de pelo que llevaba en la mano. Nada más llegar vio un stand de suvenires, esta vez de artículos de marfil, no sabía si comprar algo para los tres, ya decidirían cuando dejara caer el pelo y rezara un padre nuestro. Durante unos minutos estuvieron comentando costumbres de los elefantes, de los gentiles que llegaban a ser, incluso ayudando a otros animales y al ser humanos, como criaban a las crías las hembras, como iban al cementerio solos, cuando sabían que iban a fallecer, y muchos más secretos de ese animal que a Patricia le encantaba, porque los veía bondadosos, como casi todos los herbívoros, pero con un cerebro, que podía cautivar hasta al más escéptico, siempre que no se le provocara, como pasaba con cualquier ser vivo. Todo lo que comentó a Rodolfo le encantó, porque le parecía un discurso bonito ante la ceremonia que iba a hacer, pero realmente no creía al guía, porque Albert le explicó que los cementerios de los elefantes era una invención del ser humano, que los elefantes ancianos morían a orillas de los ríos, era donde iban cuando ya no podían hacer casi nada, por la facilidad de comida y agua, pero bueno, que malo tenía adornar la historia, para que el hombre creyera una bonita fantasía. Habían muchas leyendas, que importaba una más. Cuando todos se iban para el puesto de los artículos en venta,  Rodolfo dejó caer el pelo, mientras un rayo de sol alumbraba los esqueletos. Vio como el viento los movía, hasta caer al suelo, cerró los ojos y dijo una oración, porque así le enseñaron de pequeño. Miró donde había caído, aunque ya no veía ni un solo rastro de ellos, y entonces lo llamaron para que se uniera al grupo. Se marchó triste, con lágrimas en los ojos, porque había perdido a dos amigos, pero siguió adelante, porque la vida continuaba a pesar de lo sinsabores que te mostraba. Había muchos objetos de marfil, pero optó por tres llaveros, para Corolina eligió uno menos violento, pagó al tendero y fue entonces cuando vio un pequeño cuadro con una ceremonia con un brujo de una tribu africana. Se le abrieron los ojos, y creo que también la mente, porque su semblante triste pasó a ser arrogante y fuerte. No sé qué pensó, pero tenía prisas por llegar al barco, quería volver a estar con sus amigos, su cara expresaba miedo a la vez que odio, como si hubiera descubierto un secreto horrible, que quería compartir con Edwin y Carolina. Y en pocos minutos se montó en el Jeep, moviendo casi todo el cuerpo, impaciente por llegar al barco, donde todo había sucedido, y donde estaban sus amigos.
 
-          ¿Cómo fue la excursión?
-          Bien, me enteré de muchas cosas relacionadas con los elefantes, creo que a Albert le hubiese encantado
-          También a Patricia, era de sus animales preferidos
-          ¿Están solos?
-          No hay un miembro de la tripulación vigilando los cuerpos siempre
-          Mejor, os traje estos recuerdos
-          No sé si quiero más
-          Claro que sí, aunque nunca olvidaremos lo ocurrido, creo que debemos tener un recuerdo de donde hay algo de nuestros amigos
-          Es verdad, ¿a ver?
-          ¿os gusta?
-          Sí, bastante.
-          Os quería preguntar una cosa:¿sabéis quien crió a Mati?
-          Si el brujo de la tribu
-          No me digas más
-          ¿Por qué?
-          Bueno es pronto para decir nada, pero hablaré con el capitán, seguro que me creerá más que vosotros
-          Pero dinos algo
-          Prefiero hablar cuando tenga algo que demostrar, si no pareceré un chiflado
-          Como quieras, intenta disfrutar de la cena, luego nos tomaremos una copa en el baile por nuestros amigos. Mañana se acabó
-          ¿Esto qué es?
-          Las máscaras que hay que utilizar en el baile, nos han regalado una a cada uno
-          Lo hubiesen disfrutado
-          Lo hacían con todo
-          Creo que desde el cielo, de alguna manera lo harán
-          Eso espero
-          Hubiesen bailado el vals juntos
-          Se hubiesen amado
-          Lo estarán haciendo
-          ¿Crees?
-          Estoy segura de ello
-          Las mujeres siempre conseguimos al hombre que deseamos, la verdad en ese aspecto sois bastantes ingenuos, y si cree que ya es el final, pues no desaprovechará la oportunidad en el cielo
-          No será el final, será el principio de la eternidad
-          Ojalá sea cierto, ojalá se amen en el firmamento
-          Cada vez que vea la luna, me acordaré de ellos, pensaré que ese será su lugar en el cielo, porque fue quienes los alumbró, cuando se despidieron
-          Es una buena idea, haré lo mismo, será un recuerdo eterno…
 
Después de cenar, antes de dirigirse al baile, Rodolfo fue al camarote de Moon, quería hablar con ella, quería saber si se confundía, pero estaba seguro de que no, sabía que algo extraño había pasado en el barco desde que llegó, y creía saber porqué
-          Moon
-          Si, Alika ha ido por la cena, no te entiendo
-          ¿Eres tú?, ¿has utilizado la magia, verdad?
-          No sé qué quieres decir
-          Sé de vuestros trucos, cuando algo no os gusta demasiado(empezó a mirar por todos los lado del camarote: debajo de la cama, en el armario…, hasta que llegó Alika y lo echó)
-          Volveré con el capitán
Alika no entendía nada, le preguntó a Moon, y ella se echó a llorar, por lo que no dudó en ir a la fiesta a por el capitán, a por su hermano, para que pusiese orden, no iba a permitir otro escándalo
-          ¿Se ha sobrepasado contigo?
-          No
-          ¿Entonces qué ha pasado?
-          No lo sé, no lo he comprendido, pero me he agobiado, porque me hablaba muy fuerte
-          Bueno mi hermano aclarará la situación
 
Moon se quedó a solas en la habitación, dejó de llorar, y pasó a la acción. Mientras Rodolfo se fue al camarote, sin saber muy bien por qué no fue directamente a hablar con el capitán. Alika no encontraba a su hermano por ningún lado, y los minutos pasaban. Había dado comienzo el baile con un brindis muy sentimental, y todos los pasajeros hablaban y bailaban de forma extraña, no había felicidad, parecía algo siniestro con las máscaras junto a la oscuridad. Alika siguió buscando, hasta que lo encontró en la sala de máquinas, quería que terminase pronto la travesía por el Congo, y dijo que fueran más rápido, ya que el trayecto que quedaba carecía de peligro. Pasaron por el baile, antes de ir al camarote de Moon, por si veían a Rodolfo, pero Carolina y Edwin no sabían nada de él. Todos fueron preocupados al camarote por si le había pasado algo, era la tragedia que faltaba, antes de dejar el barco. Corrieron, el capitán abrió con la llave maestra, ya que no respondía, y vieron lo sucedido: Rodolfo aparecía colgado de una cuerda, casi exhausto. Rápidamente lo bajaron, estaba inconsciente, no sabían por qué había hecho eso, era un hombre lleno de vida. Intentaron reanimarlo, al cabo de unos minutos lo consiguieron, y chilló” Es Moon”. No comprendían qué quería decir: “Corred a su camarote, paradla”. Fueron aún más rápido, pensando que también le pasaba algo a Mati, quizás era el influjo de la Luna, pero cuando abrieron la puerta se la encontraron maquillada con lunares de sangre, cantando y bailando alrededor de una calavera de una rata, tres muñecos de paja, con tablas de madera clavadas y un hilo de diferente color rodeando el cuello de cada uno (azul, rojo y negro). Paró al verlos, se puso a llorar y el capitán deshizo el altar con una patada, que daba aún más miedo. ..
 
 
 
 
 
 
 
 
MOON
Llegué a Bruselas pronto. Alika se vino conmigo, hasta que consiguieran un intérprete. Estuve unos días en la casa de Patricia, bajo la custodia de su servicio, mientras una mujer de asuntos sociales venía días alternos, para ver cómo me iba. Todo para mí era nuevo, si había pasado años entre ellos, no lo recordaba. Me gustaban las comodidades que tenían y la higiene, pero echaba de menos mi cielo, ese que me acompañaba cada invierno, cuando las tormentas no estaban cerca, y quería dormir en el suelo. Lo que hacía más era mirarme al espejo, no me desagradaba mi cuerpo, me parecía bonito, supongo que la juventud te regala ese atuendo. Lo que nunca me quitaba era el medallón de Patricia, sin saber por qué: lo recordaba, recordaba como jugaba de niña con su flor, tenía la imagen de una mano pequeña acariciando el cuello esbelto, donde colgaba la Luna disfrazada con pétalos marchitos (era un único recuerdo y era bonito). Pasaba los días curioseando la casa, me dejaban, pero me advirtieron que cuando llegase el hijo de Patricia, casi no debía salir del cuarto, debía quedarme al lado de Alika, porque algo de rencor me tenían, aun sabiendo que no era culpa mía, si no del destino. Al cabo de los días me llevaron a la comisaría. Había un hombre corpulento, que me pidió educadamente que me sentara, tuve un sentimiento raro, quizás fuese miedo, vino una interprete y Alika se despidió, antes me dio un papel con su número de teléfono, para cuando pudiese llamar, me dijo en él tarde o temprano la localizaría, si realmente lo deseaba, si no quería dejar atrás la selva y todo lo que en ella habitaba. Le dije que eso nunca pasaría, contestó con una sonrisa mientras la puerta se cerraba. Me quedé a solas con el policía y la intérprete, las piernas me temblaban, me vino a la cabeza eso de los esclavos, y no tenía a nadie que me salvara. Me trajeron una infusión para que me tranquilizara, y me pidieron dulcemente que contara todo lo que había hecho en el barco. Relaté lo sucedido sin remordimientos, porque para mí era normal utilizar el vudú, si algo temías, como cuando rezas para que no te suceda nada malo. El vudú era una religión en África, surgió con la esperanza de inventar una manera con la que librarte de la esclavitud, quizás era más violenta que las demás religiones, pero ¿había algo más cruel en la vida: que privarte de la libertad?, y era eso lo que temía, temía en convertirme en la esclava de Patricia y en el objeto sexual de Albert. Me lo advirtió Alika, y ante el temor a lo desconocido, solo quise evitar sufrimientos, no sabía muy bien qué sucedería conmigo, y si te meten miedo, pues provocas de alguna forma daño (eso pasaba en África y cualquier lugar del mundo). El policía sonreía mientras le canté la canción del ritual, me sentí un poco ridícula, pero nunca había que avergonzarse de las raíces, aunque para otros fueran algo extraño. Quizás ya no quedaba nada de la Matilde que recordaban, porque las personas cambian, las circunstancias provocan muchas reacciones con las que no contabas, y bueno yo ahora era Moon, la maga para la raza blanca, pero realmente solo era una joven asustada, y algo arrepentida de haber dejado a quienes bien me trataban. Se pusieron en contacto con mi familia, mi padre aún vivía y vendría por mí, por lo visto mi madre murió en un accidente con la avioneta en la que huíamos,  nadie más se salvó. Llegó al cabo de la hora, cuando los análisis habían dado positivo, sin ninguna duda. Me agradó mucho verle, tenía un aspecto cercano, aunque aún no me daban ganas de abrazarle. Me contó muchas cosas, casi ninguna las entendía: ¿avioneta?, ¿qué era eso?, pero “tiempo al tiempo”, dijeron. Lo importante es que no me acusaron de nada, para los blancos el vudú era una tontería de gente poco evolucionada, así que podría rehacer mi vida como Mati, poco a poco, sin prisas pero sin pausa, olvidando lo malo, porque todo pasa y más si recibes amor, con eso cualquier alma recobra la pureza olvidada…
 
                                                                     
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Foto del autor Sandra María Pérez Blázquez
Textos Publicados: 60
Miembro desde: Nov 23, 2012
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Descripción

Pequeña novela sobre una travesía por el río Congo, con un toque de misterio...

Palabras Clave: Moon

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja

“La selva es un lugar
De misterio y magia
Es un lugar donde podemos
Todos aprender y crece” Georgia Benito


Un relato que juega con personajes que deciden primero con temor y luego con decisión realizar esa excursión por el rio Congo en un barco pequeño por el calado en ese río pero capaz de albergar 66 pasajeros. Las historias cruzadas de vida de sus integrantes, los amores ocultos, las sensaciones de nuevos descubrimientos de vida y naturaleza, las ceremonias de los aborígenes y la descripción de los hermosos paisajes y naturaleza selvática también se encuentran con la tragedia de muertes de dos de sus integrantes y el asombro de haber encontrado una niña llamada Moon perdida hacia 15 años en África y donde nunca pudieron dar con ella pero que sobrevivió con la ayuda de esos aborígenes que les enseñan sin palabras lo simple que es la vida cuando se trata solo de tomar de la naturaleza lo necesario y básico
Felicitaciones Sandra
Responder
November 24, 2023
 

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