La verdad, no halle otra cosa más en que manifestar mi ansiedad que escribiendo, y he aquí una demostración pura de pensamiento humano en situación de estrés, no entrare en detalles acerca de lo que me acontece o la razón por mi cuerpo, mente y organismo se encuentra anormalmente excitado, pero debo destacar el hecho de que con tan solo estas 50 palabras a lo mucho he logrado centrar mi atención en un fenómeno externo y lograr alcanzar algo de paz.
                Sigamos pues, con el relato escrito de lo que me acontece, seré bastante exquisito al detallar estos pensamientos ya que, al final, no pretendo que alguien lea esto, la verdad me estoy amparando en lo clandestino o mejor dicho, en el anonimato para como pasa con todas las escrituras que han sido creadas por el ser humano mis inquietudes pasen al lector por un breve momento de tiempo, siendo el lector a la vez testigo y monitor de mis propias emociones.
                Sobre la circunstancia en cuestión que ha motivado toda esta clase de “inspiración escritora” no es más que una común, lo mismo del día a día, cosa sin importancia que hacemos a diario, que para nosotros es el culmen de lo importante, solo para que sea olvidada en un mes y que nunca haya existido al año. Quizás en 30 años, si no he de fallecer, ni me acuerde de esto… y cuando ya pase lo inevitable, será un momento más que nunca paso, un momento más que solo estamos atestiguando usted y yo; usted debido a que por circunstancias del azar lee esto y yo por estar “viviéndolo”, aunque a estas alturas, incluso usted mismo pudiese pensar que toda esta novela es solo una invención de un individuo con ínfulas de escritor y al parecer demasiado tiempo libre.
                Debo admitir que me siento vivo, mi corazón late cientos de miles de veces al dia y solo por esta emoción lo siento cada vez que veo hacia el vacío, nada más importa mas que conocer el resultado, nada más importa que conocer que va a pasar, aunque después caiga muerto en el día a día; esta misma citación la presencie hace unos meses y hoy que me siento vivo la puedo recordar casi completamente, el latir de mi corazón, ese miedo que es mas bien placer, el escalofrío en mi espalada y ningún pensamiento balurdo estorbando en mi consciencia, sencillamente hoy estoy vivo y muy probablemente vuelva a morir pronto.
Solo han trascurrido 20 minutos, la verdad pareciera que llevo aquí solo 2 segundos, el tiempo pasas a velocidad de crucero cuando se es vivido, todo adquiere un matiz distinto, la misma pared de la sala se ve diferente, las grietas forman un patrón que nunca había visto pero siempre había estado ahí, como si estuviera viendo todo por primera vez, sin imaginar cosas en forma repetitiva, ahora mismo estoy aquí.
El momento de la cita se acerca, veo el reloj y mi esfínter vesical se contrae, como cuando vas a hablar en frente de muchas personas y luego no recuerdas absolutamente nada de como hablaste, es así, los instantes de consciencia plena se olvida fácilmente, casi que puedo generar escalofríos a voluntad, que va a pasar, que quiero que pase, que haré con el resultado, si no es el esperado, dios mío, hasta yo quisiera saberlo si fuera el lector.
En todo este tiempo que llevo haciendo te, este nunca se había enfriado tan rápido, no es infrecuente que me queme en el afán de probarlo antes de tiempo, sin embargo, hoy me he dispuesto a escribir, a plasmar mi pensamiento en palabra y mágicamente el se te encuentra en su punto, han pasado casi 30 minutos como si nada, ya va siendo hora de salir.