Sabes una cosa? Puede que sí, puede que ya te lo hayan contado, que hayas formado parte o simplemente que lo hayas visto en una de esas películas de Netflix. Tal vez estás acostumbrado a escuchar las míticas frases de “es ley de vida” o “es algo que sabías que iba a pasar”, pero te puedo asegurar que por mucho que pueda parecer que sí, nunca estamos preparados para algo así. 
 
De pequeño, no nos imaginamos lo que es, y en la mayoría de los casos no sentimos el dolor de las pérdidas. Sin embargo, llega un día en el que notamos que algo ha cambiado, que las lágrimas que caían por nuestros ojos al perder a nuestro pez favorito, se convierten en lloros desconsolados al despedirte de alguien cercano. 
 
Y sabes que? No sé si ya te habrá tocado experimentar esa sensación, pero los que la hemos vivido, podemos decir que sí, que duele, que duele mucho. Hay veces que con el transcurso de los días te vas preparando, pero en otras es difícil asimilar lo que está pasando. 
 
Es muy complicado el momento en el que tienes que despedirte y más si ha pedido esa persona marcharse. Sí, es duro, muy duro. Escuchar salir de la boca de tu ser querido que necesita marcharse, que no aguanta el dolor, son las palabras más duras que he escuchado nunca. 
 
Miro atrás y recuerdo ese momento como si fuese ayer, con la carne de gallina y agua en los ojos, pero la verdad es que han pasado justo tres años y todo ha cambiado. 
 
Solemos decir que no lo podemos superar o que no podemos vivir sin él, pero a medida que pasa el tiempo te das cuenta que la dura despedida sirve muchas veces como plus para superar el dolor y los complicados momentos del día a día.