Gatos.
 
Como en una galaxia de pelos salvajes
habitamos como duendes 
ecuménicos,
nosotros,
los siervos de la gleba
sobre este planeta.
 
Hace eones
cuando aún esto no era la Tierra,
hubo una gran guerra
de la que nadie habla
porque nadie ya la recuerda.
Salieron los muertos arrancando
horrorizados de sus tumbas.
 
Como condenados
recogemos a diario sus bostas
desperdigadas con desprecio.
Servimos sus banquetes de salmón en migas,
regados de la leche de las vacas más tiernas de palacio
a la hora del hambre más sagrada e infausta.
 
 
Vertemos su agua
de las montañas más pura y fresca
en palanganas plateadas 
sin derramar una insignificante gota.
 
 
Encendemos el fuego sacro dentro del tetraedro 
para que su Alteza deshumedezca sus huesos friolentos
en ausencia del rey Sol
y duerma su siesta
de héroe lunático o  de mártires irónicos
hasta que llegue día de cobrar revancha.
28.05.2021.